OKDIARIO CON EL PRESIDENTE DE 'LIBERTAD SIN IRA'

El infierno de Diego en la Complutense: cuatro años soportando amenazas de muerte y «goras» a ETA

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  • Fernán González e Irene Tabera

Diego Yáñez (2001, Barquisimeto, Venezuela) lleva cuatro años estudiando en el campus de Somosaguas sin comulgar con las ideas de extrema izquierda que proclaman de muchos sus profesores. Preside la asociación de estudiantes Libertad Sin Ira, una de las pocas que plantan cara a los radicales violentos que impiden que políticos socialdemócratas, liberales o conservadores impartan charlas en la facultad.

Relata en un paseo por la Facultad de Políticas con OKDIARIO todas las zancadillas que ha recibido por parte de otros alumnos, de docentes o del personal de la Universidad Complutense. Ha sufrido amenazas de muerte a través de sus redes sociales, ha tenido que leer pintadas insultantes o a favor del terrorismo.

«El acoso y la persecución es constante. Nos llaman nazis, golpistas… nos dicen que estamos en sus listas», indica este joven, que además nació en Venezuela y denuncia que España va camino de convertirse en un régimen chavista. La semana pasada tuvo que afanarse para defender la entrada de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la entrega de la condecoración de alumna ilustre.

«No podemos expresar nuestras ideas en una Facultad de Políticas. Nos vemos obligados a escribir lo que el profesor quiere escuchar. Eso es muy grave. Imponen una sola idea, no hay debate, no quieren debatir. Juan Carlos Monedero me dio clase, dijo que yo arruinaba sus clases y que no volviera», relata.

«Vivimos amenazas de muertes, están normalizadas. Ahora hemos decidido denunciarlas en la Guardia Civil. Tenemos, como podéis ver, todo el pasillo vandalizado con pintadas de «Gora ETA» o «ETA hizo poco», es escandaloso», indica Yáñez, mientras se acerca otro estudiante que interrumpe la entrevista: «Diego, sabes que para que graben medios de comunicación aquí hay que pedir permiso». «¿Qué eres la Policía?», indica con pesar y opta por seguir hablando a las cámaras de OKDIARIO. «La Universidad tiene un presupuesto de 12.000 euros al año para limpiar pintadas, pero la decana no hace nada. Nos dicen que esto le da a la facultad un carácter bohemio, pero nos preocupa mucho que cuando nos vayan a contratar la empresa diga que nuestros títulos valen menos y contraten a otro candidato», denuncia.

Bandera

«Nos tienen monitoreados, no les conviene que se muestre la realidad de la universidad. Se promueve el voto de Podemos abiertamente. El primer día del curso pusimos una mesa informativa de Libertad Sin Ira con una bandera de España y nos la quemaron y escribieron «Gora ETA» en ella. «Cincuenta encapuchados nos esperaron a la salida diciendo que nos iban a pegar», afea. «No quieren darnos, como al resto de asociaciones, un local para actividades porque antes a una asociación de derechas se lo quemaron».

Preguntado sobre si sienten miedo, Yáñez indica que, por una parte, sí, sobre todo, en algunos de los cien miembros de su entidad, pero otra parte les da motivación. No quieren consentir que la universidad española se convierta en «un apartheid».

«Aquí, la cultura del terrorismo y la violencia política se promueve como en ningún otro lado. Nuestros profesores son los artífices de los gobiernos de izquierdas de Latinoamérica. Monedero falta muchas veces a clase por irse a Venezuela a impulsar gobiernos corruptos», apostilla. Sobre que Pablo Iglesias ha vuelto a dar clase no se muestra sorprendido: «He leído en OKDIARIO que ha suspendido dos veces en otras plazas de profesor, pero aquí tiene muchos amigos. Aquí nació Podemos. No me extrañaría que haya manipulado los papeles».

Para completar la descripción de su centro educativo, agrega: «Hay salas en la universidad donde fuman porros y hay colchones donde tienen relaciones. Sería algo impensable en otras universidades. Nuestras matrículas pagan huertos urbanos abandonados. Usan el mobiliario de la universidad para barricadas», enumera este joven estudiante de políticas que promete seguir sin resignarse.

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