Un concejal comunista de Carmena: «Mandaría a Abascal a un campo de trabajo»
Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía en el mandato de Manuela Carmena, ha asegurado que mandaría a un «campo de trabajo» a Santiago Abascal. El hoy responsable económico de Izquierda Unida ha participado este fin de semana en una charla telemática organizada por el Partido Comunista de España en Málaga. En dicho foro, le preguntan sobre a qué persona mandaría a un gulag. En este punto, admite que le gustaría enviar al presidente de Vox a un campo de trabajos forzados.
«Ahora tengo personas claramente atravesadas en el momento político actual. A personas como Santiago Abascal no les mandaría a un gulag, pero sí a trabajar, que no lo ha hecho en su puta (sic.) vida. Le mandaría a trabajar haciendo las cosas por las cuales desprecia a las personas que desempeñan precisamente esos trabajos», señala el entrevistado.
«Sería un campo de trabajo en el que le pagaríamos un salario justo. Eso que jamás haría con el resto de las personas», afirma en voz alta Carlos Sánchez Mato visiblemente enfadado.
La práctica de meter a la población en campos de trabajo son muy habituales en regímenes totalitarios. En la Alemania nazi a muchas de estas instalaciones se entraba tras cruzar un cartel con el lema «El trabajo os hace libres», una cínica bienvenida a los »trabajadores’ que después serían exterminados. Los campos de trabajo también están o estuvieron extendidas en Corea del Norte, Cuba o China, países donde se extendió el comunismo.
Previamente a su deseo con Abascal, el cerebro económico de Izquierda Unida recuerda que es católico de base. Por ese supuesto espíritu religioso, Sánchez Mato apunta que, aunque sí a enviaría a gente a campos de trabajo, «no enviaría a nadie a un gulag. Me puede el buenísimo cristiano. Considero que todo el mundo tiene capacidad de reinsertarse y de ser convencido».
Origen de los campos
Los gulags, en sus siglas en ruso «Campos y Colonias de Trabajo Correccional», estuvieron en funcionamiento entre 1930 y 1960 en la Unión Soviética. Estas instalaciones de trabajos forzados fueron creados por la NKVD (departamento de interior de la Unión Soviética) y estaban dirigidos por la KGB.
Durante la dictadura de Stalin se explotaron en su interior a casi veinte millones de persona. En estos campos, no sólo se obligaba a los presos a trabajar de manera forzada, sino que se les interrogaba y torturaba a manos de la policía soviética, y supusieron la muerte de millones de personas.
Entre los años 1932 y 1937 hubo más de mil zonas de trabajos forzados bajo el control de la KGB. Estos campos de trabajo suponían una mano de obra gratuita para las intenciones industrializadoras de Stalin. Entre las personas que el dictador apresó y forzó se encontraban también mujeres y niños que sufrieron las consecuencias de este terrorífico lugar. Según explican distintos historiadores las motivaciones de Stalin para enviar a alguien a los campos de trabajo forzados eran, en muchas ocasiones, simples sospechas de traición.
En el año 1933, el dictador fundó el centro más grande con estas prácticas para poder explotar los depósitos de oro, plata, petróleo y uranio en Siberia. Según datos históricos, solo allí murieron más de dos millones de personas. La brutalidad era tal que, los policías encargados de su gestión, comprobaban que una persona se encontraba realmente muerta con un martillazo en la frente.
Ajuste de cuentas
Por otra parte, a lo largo de las dos horas de charla, Carlos Sánchez Mato también aprovecha para ajustar cuentas con otras caras conocidas de la política. De su antigua jefa, la ex alcaldesa Manuela Carmena, dice que es «una persona muy de derechas en lo económico y con mucha cercanía en lo social».
De Íñigo Errejón señala que «es una cabeza muy bien amueblada políticamente pero lo considero un aliado». «Ojalá haya aprendido, en este caso creo que quien debe aprender es él porque todo el que rompe la unidad es el responsable de estropear el juguete», comenta.
Sobre el presidente del Gobierno Pedro Sánchez apunta que «no sé si le tendría en mi equipo». «Depende. Es un superviviente como él mismo dice. Por ello lo mismo te canta la internacional que se da un abrazo con los fondos de inversión en Nueva York. Le tengo más miedo que a un nublado, pero está claro que es el secretario general del PSOE pero por sobre todo por las bases de ese partido creo que siempre hay que buscar una nueva oportunidad. Pero cada uno en su casa», afirma ante Eva García Sempere, exdiputada nacional y responsable de Medio Ambiente de IU.
En este mismo sentido, sobre la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, el ex edil declara abiertamente que «es una señora de derechas». «Tiene unas posiciones económicas rotundamente contrarias a las que defendemos en IU y es muy difícil hacerlas compatibles a largo plazo pero ahora toca remar en el mismo barco. Lealtad por nuestra parte pero sabiendo que los problemas no se solucionan con más mercado privado», zanja.