LA 'INTERNACIONAL SOCIALISTA' POLICIAL DE MARLASKA

El mando policial de Sánchez para su semestre europeo fue denunciado por acoso

Sánchez mando policial
Pedro Sánchez.
Manuel Cerdán

El asesor policial durante el semestre europeo del presidente Pedro Sánchez fue denunciado en 2022 por acoso laboral por un comandante de la Guardia Civil cuando ambos estaban destinados en la Oficina de Enlace de EUROPOL en La Haya. A pesar de que el Ministerio del Interior intentó soslayar y archivar la causa, las diligencias siguen abiertas en los tribunales españoles.

El denunciado es un policía de plena confianza del ministro del Fernando Grande-Marlaska, el comisario principal Alfredo García Miravete, que ostentaba el cargo de jefe de la Oficina de Enlace de Europol de la capital holandesa cuando se produjeron los hechos en 2021. García Miravete, que ha pasado por todos los destinos internacionales de la Policía, siempre promocionado por la jefa de la División de Coordinación Internacional de la Policía, Alicia Malo, tras su ascenso a comisario principal, fue destinado como jefe a la Brigada de la Dirección Adjunta Operativa (DAO), una especie de cargo comodín de la Dirección General. De ahí pegó el salto como directivo a un nuevo cargo en el extranjero: directivo de la Policía Nacional en la Comisión de Gestión de la Presidencia Europea Española.

Gran escándalo

La denuncia por acoso procedía del comandante de la Guardia Civil, Diego Valadés, un reputado jefe de la Guardia Civil con amplia experiencia en misiones europeas. La demanda sigue su curso en el Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, a pesar de varios intentos por archivarla o retrasar su tramitación. El incidente entre altos mandos del Ministerio del Interior en La Haya provocó un gran escándalo en los círculos diplomáticos y policiales de la Unión Europea.

El motivo de la denuncia fue el comportamiento de quien entonces era el jefe de la delegación española, García Miravete: comunicó al comandante que pensaba cesarlo en su destino cuando cumpliera sus 4 años de servicio en esa Oficina de Enlace de EUROPOL. Valadés le contestó que no tenía potestad para tomar tal decisión. Efectivamente, el comisario del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) no era competente para adoptar tal determinación, sino que dependía exclusivamente de los superiores del comandante en la dirección de la Guardia Civil.

En la División de Cooperación Internacional-EUROPOL, al margen de que los jefes de la Oficina de Enlace y de la Unidad Nacional sean policías y de que ambas delegaciones estén integradas en el CNP, todos los guardias civiles allí destinados dependen orgánicamente de la institución armada.

La reacción de García-Miravete, que en todo momento se sentía apoyado por sus protectores de Madrid, principalmente de la jefa de la División de Coordinación Internacional, Alicia Malo, fue la de adoptar todo tipo de trabas profesionales contra el comandante tales como la retirada de las guardias -una tarea inherente a su cargo-, modificación del reparto de trabajo para rebajar sus competencias e, incluso, la de impedirle el acceso a las instalaciones de EUROPOL. El fin último era que Valadés se viera forzado a presentar su dimisión. Sin embargo, los superiores del comandante lo ratificaron en su puesto alegando que el nombramiento y su cese dependía de la Dirección General de la Guardia Civil.

Archivo de la causa

Tras la denuncia del guardia Valadés, el magistrado De la Mata, destinado también en La Haya en Eurojust, informó a la justicia española de que había tenido una conversación telefónica con un fiscal holandés y que no procedía a la demanda porque, según él, las legislaciones españolas y holandesas no coincidían. Esto provocó el archivo en primera instancia de la causa.

Ante esto, el denunciante interpuso un recurso, el cual fue aceptado, ya que De la Mata debía de haber fundamentado en derecho su resolución, toda vez que su resolución se basaba una gestión personal de carácter amistoso. Además, en las delegaciones de La Haya todo el mundo conocía la amistad que unía a De la Mata y García Miravete. Ambos habían sido vistos en varias ocasiones comiendo juntos, incluso, cuando se debatía el asunto del acoso. El comisario, que desde 2005, había disfrutado de manera intermitente de diversos destinos en Europa, se paseaba por las delegaciones españolas como un padrino de la Policía.

Nepotismo

A pesar de la decisión del magistrado de La Haya y otras demoras judiciales la causa ha permanecido activa hasta la actualidad. La pregunta que se hacen ahora algunos policías y agentes de la Guardia Civil es: ¿por qué Miravete arremetió hostilmente contra un compañero de su Oficina al margen de que perteneciera a otro Cuerpo de la Seguridad del Estado? Sobre todo, porque Valadés era un comandante con una dilatada experiencia en Europa, no sólo en la Oficina de Enlace.

La actitud de García Miravete contra Valadés surgió a raíz de que el comandante, gracias a sus contactos y gestiones, consiguiera que la entonces directora general de la Guardia Civil, María Gámez, fuera invitada, en calidad de representante de delegación española a la Convención Europea de Jefes de Policías (EPCC), un importante encuentro anual en el que, hasta ese momento, sólo había asistido el director de la Policía como único observador de España. La invitación a la Guardia Civil llegó después de varios errores de la Policía, principalmente del propio Alfredo García Miravete, según fuentes diplomáticas de Bruselas.

El proceso por acoso contra el comisario de Grande-Marlaska ha provocado un grave conflicto entre las dos direcciones generales más importantes del Ministerio del Interior -Policía y Guardia Civil- ya que el jefe de la institución armada cuenta con el pleno apoyo de sus superiores.

Un ascenso vertiginoso

El currículum laboral de García Miravete siempre ha estado unido directamente a Bruselas y La Haya. Llegó a EUROPOL en 2005 cuando no era nadie en la Policía promocionado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, tras pasar por la Brigada de Investigación del Banco de España (BIBE). La primera arbitrariedad de Interior fue que, tras ejercer como Oficial de Enlace, volvió a Madrid solamente para ascender a inspector jefe a fin de regresar a La Haya como jefe de la Oficina de Enlace (2007).

En La Haya conoció al comisario pro-PSOE, Mariano Simancas, y esa relación lo catapultó dentro de la Policía: en 2007 ascendió a inspector jefe -algo que no había sucedido nunca con tan sólo dos años de diferencia- para después tomar posesión de la Jefatura de la Oficina de Enlace. Más tarde, en 2009, fue promocionado a jefe de la Unidad de Crimen Organizado en Europol, un cargo que no dependía de España pero que el Ministerio del Interior del presidente Rodríguez Zapatero se esforzó para que lo consiguiera. Más tarde, ocupó el cargo de subdirector de Eurojust (2013-2018) también en La Haya.

Después de varias puertas giratorias y otro ascenso en el CNP, regresó a EUROPOL como jefe de la Oficina de Enlace por segunda vez y tras la recalificación del puesto para que pudiese ser ocupado por un comisario, algo que no había sucedido nunca. Pero con Grande-Marlaska y sus protegidos todo era posible. En su nuevo destino permaneció hasta cumplir los 4 años del contrato.

En ese tiempo ascendió al último escalafón policial, al de comisario principal, y lo destinaron a un puesto comodín: jefe de la Brigada de la Dirección Adjunta Operativa (DAO), de donde fue trasladado como directivo de la Policía Nacional en la Comisión de Gestión de la Presidencia Europea Española, cargo que depende de la División de Cooperación Internacional. Una vez más, las comisarias principales Alicia Malo y Yolanda Rodríguez lo había arropado entre sus faldas.

Lo último en Investigación

Últimas noticias