Marlaska ha colocado en 5 años a cargos policiales afines en Europol y embajadas para cuando caiga Sánchez
El núcleo duro de Europol, con base en La Haya, está copado por los policías de la 13 promoción
Monumental pitada a Marlaska en la jura de los 2.300 nuevos policías: «¡Fuera, fuera!»
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha logrado consolidar una amplia red clientelar en el extranjero de policías afines al Gobierno socialista y al PSOE para seguir ostentando el control en embajadas y delegaciones internacionales cuando se produzca la caída de Pedro Sánchez. En el seno de la Dirección General de la Policía se les conoce como la «internacional socialista».
Desde que el sanchismo aterrizó en La Moncloa en 2018, la Dirección General de la Policía, a cargo de Francisco Pardo Piqueras con la anuencia del ex magistrado se ha convertido en una factoría de enchufes y nepotismo. El albaceteño Piqueras se ha comportado siempre como un fontanero socialista que ha escalado peldaños bajo la protección de José Bono en Castilla-La Mancha, en los ministerios de Defensa e Interior y en la empresa privada (Tecnove). Su actual cargo no se lo debe al ministro Grande-Marlaska, sino a los tentáculos de Bono con José Luis Rodríguez Zapatero y Sánchez.
La maquinaria proselitista de Interior ha logrado colocar en los destinos policiales de mayor relevancia del Estado español en embajadas, consulados, Europol (La Haya), Comisión y representantes permanentes en Bruselas, Interpol (Lyon) y Cepol (Budapest), entre otros. Así mismo, el núcleo duro de Marlaska, afín al PSOE, ocupa la cúpula del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) que tiene plenas competencias sobre su red clientelar internacional. El núcleo duro de Europol, con base en la capital holandesa, está copado por los policías de la 13 promoción y algún tentáculo de otras promociones cercanas.
Esa estructura les garantiza la selección y nombramiento de los mandos altos y medios de cara a un hipotético gobierno de Núñez Feijóo. En los gobiernos de Aznar y Rajoy, muchos de estos «meteoritos» o «cambia chaquetas», como se les conoce en el argot policial, lograron permanecer en sus puestos.
OKDIARIO, después de una pormenorizada investigación en fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, de la Policía, de la Guardia Civil y de funcionarios de la Unión Europea, ha elaborado la lista de más de una veintena de altos cargos del CNP -con carnet socialista o simpatizantes- que han logrado colocarse en ese edén policial.
Para acceder a una embajada los aspirantes necesitan el nivel de comisario principal para consejero y de inspector jefe para agregado. Los agentes de seguridad pertenecen a la escala básica. Otro destino apetecible es la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (Fiiapp), cuya gestión depende de España y se dedica a organizar seminarios y cursos, como la DGO que imparte cursos de cooperación en el exterior. Por su parte, Copolad se encarga de los asuntos en materia de drogas.
El salario como premio
El premio que reciben los agraciados no se limita exclusivamente a una promoción profesional en el colectivo de la Policía, sino que también conlleva unos emolumentos salariales que, en algunos casos, la nómina mensual supera en cuatro o cinco veces los ingresos de un inspector jefe. Además, en muchos de los casos, una parte importante de la nómina está exenta de la declaración de IRPF en España.
El nivel salarial de los cargos en organismos europeos (Europol e Interpol) y embajadas suscita una gran cantidad de peticiones de los profesionales de la Policía, pero la mayoría de las veces los puestos claves están adjudicados al clan de Grande-Marlaska. El nepotismo de Interior genera situaciones endogámicas como la del matrimonio formado por los comisarios principales Francisco Gil, consejero en la Embajada de París, y Antonia Mena, Coreper (correpresentante permanente) en Bruselas que suman una nómina mensual de unos 30.000 euros.
El control del reparto de prebendas y destinos internacionales depende de un matriarcado de la plena confianza de Grande-Marlaska que copa la cúpula policial. Se trata del triunvirato formado por las comisarias: Almudena Tudanca, subdirectora general de Cooperación Internacional (DGRIE), desde 2021; Alicia Malo, jefa de la División de Cooperación Internacional (2020) y Yolanda Rodríguez, secretaria general de la División de Cooperación Internacional (2021).
Las tres comisarias principales han sido promocionadas en la Policía desde la llegada de Marlaska al Ministerio del Interior. La primera saltó desde la jefatura de la Unidad Nacional de Europol a asesora del ministro en 2020, y de ahí a la DGRIE, sustituyendo en el cargo a su amiga Antonia Mena López, en la actualidad en Bruselas; la segunda fue designada secretaria general de la División de Cooperación Internacional (DCI) en 2018 y la tercera, jefa del área de Coordinación Internacional (ACI) también en 2018. Tudanca y Rodríguez pertenecen a la misma promoción y este año han sido ascendidas a comisarias principales, el máximo rango en la escala profesional del Cuerpo Nacional de Policía.
Interpol
La comisaria principal Alicia Malo fue en noviembre de 2021, así mismo, elegida vocal por Europa del Comité Ejecutivo de Interpol con una duración de tres años. El cargo le obliga a reunirse con sus colegas tres veces al año en Lyon. En la asamblea de Interpol en Turquía, donde fue seleccionada, estaba arropada por su protector, el director de la Policía Pardo Piqueras, y la jefa de la OCN Madrid Interpol, la comisaria María Carmen Muñoz González.
Entre los logros de Almudena Tudanca -su padre fue uno de los hombres de confianza de Alfredo Pérez Rubalcaba cuando ocupaba la cartera de Interior- está la expulsión de las embajadas de La Haya a Fuentes Gago; de México, a Bonifacio Díez Sevilla y de Mauritania, a Jesús Vicente Galán, tras la llegada de Marlaska a Interior. Sus salidas nunca fueron justificadas. Todo lo contrario: los policías recibieron un trato reprobable, en las antípodas de como resolvía otros casos similares que afectaban a otros agentes afines al PSOE.
‘Meteoritos’ de Marlaska
Así mismo, ninguneó al comisario principal Enrique Barón tras no ser elegido entre los candidatos para los puestos de consejeros de Interior en las embajadas de Bogotá, La Habana, México DF y Moscú. El ex jefe de la Comisaría General de Información recurrió a lo contencioso-administrativo y ganó, pero nunca se ejecutó la sentencia. El comportamiento de Tudanca tampoco se asemejaba al empleado contra Fuentes Gago cuando lo removieron de la Embajada en La Haya por una supuesta intervención en el caso Kitchen, que nunca se había producido. El policía no recurrió la orden, pero sus compañeros Bonifacio Díez y Jesús Galán, que sí lo hicieron, obtuvieron el apoyo de los tribunales tres años después. Entonces, la sentencia de poco sirvió, ya habían dejado la Policía.
A su compañera, Yolanda Rodríguez, que fue oficial de enlace en Bruselas en 2005 con Rodríguez Zapatero de presidente, le amplió el contrato un año por coincidir con la Presidencia europea de España. Después regresó a la Secretaría de Estado en 2010.
Por su parte, Alicia Malo, después de ser promocionada como jefa de Área de Coordinación de la División de Coordinación Internacional (2016) por el ex DAO Eugenio Pino durante el gobierno de Mariano Rajoy, fue premiada por Pardo Piqueras como jefa de la misma División, llevándose consigo a Yolanda Rodríguez. Así mismo, no sólo impidió el cese del comisario Alfredo Miravete tras ser denunciado por acoso por un comandante de la Guardia Civil, destinado en Europol en La Haya, sino que lo promocionó a un ascenso como comisario principal.
El caso de la comisaria es uno más de los meteoritos de Marlaska, como definen en el argot policial a los profesionales que flotan y cambian de chaqueta en los cambios de gobiernos de diferente signo. Hay varios casos notorios.
Desde que Grande-Marlaska está al frente del Ministerio del Interior los nombramientos en las delegaciones extranjeras pasan antes por su mesa. Desde su llegada en junio de 2018, OKDIARIO ha contabilizado una veintena de nombramientos de acólitos policiales en embajadas -entre ellas las más importantes- e instituciones europeas. Entre los elegidos se podrían destacar quienes ocupan en la actualidad los destinos de Washington, Buenos Aires, México, París, Roma, Quito, La Haya y Moscú, entre otros, y en organismos internacionales como Cepol, Europol e Interpol.