Cazan a Francesc, el catalán que pide la eutanasia, de fiesta en una discoteca
Estas imágenes del solicitante, que alega "sufrimiento crónico", fueron tomadas el año pasado en Tarragona
Desde su entorno afirman que hace "vida normal" y reclaman para él "tratamiento de salud mental, no la muerte"


Francesc Augé, de 55 años, solicitante de eutanasia en Cataluña, alega sufrir secuelas de dos infartos y cuatro ictus en los últimos años que le han dejado un 75% de discapacidad. Camina con muleta, tiene dificultades para hablar y padece lo que él describe como un «sufrimiento crónico imposibilitante», en gran parte psicológico. Sin embargo, ello no le impidió bailar y moverse sobre la pista de una discoteca de Tarragona el año pasado, según imágenes exclusivas a las que ha tenido acceso OKDIARIO. El debate está servido.
Su solicitud de eutanasia, que llegó a ser validada el pasado julio por la Comisión de Garantía y Evaluación de Cataluña conforme a la ley impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez, estaba prevista ejecutarse a mediados de septiembre de 2024, pocos meses después de estas imágenes en la discoteca. Pero un recurso de su padre, de 94 años, con el que convive, ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ha paralizado el proceso.
«La gente se piensa que si no se ve el dolor, no existe, y para mí existe», asegura Francesc Augé. Un dolor que, a tenor de las imágenes que publica este jueves OKDIARIO, no parece especialmente evidente. Desde su entorno, según las fuentes consultadas, aseguran que Francesc «hace vida normal», como conducir, ayudar a su padre y a su tía, llevarles al médico, beber alcohol e incluso salir de fiesta con amigos.
Es por ello, por lo que los más allegados reclaman para él un «tratamiento de salud mental, no la muerte». «Ahora que tanto se habla de la salud mental y tanto preocupa este tema a los políticos, ¿por qué no aplican a Francesc un tratamiento psiquiátrico para reconducir la situación?», se preguntan. «Todavía le hace mucha falta a su padre, de 94 años», remarcan los que le quieren.
Además de las imágenes de la discoteca, OKDIARIO también publica otra secuencia donde se le ve caminar sin la habitual muleta. Este momento se produjo hace tan sólo unos días, según ha podido saber este periódico. Con todo, el hombre -nacido en Vallirana (Barcelona)- dice haber sufrido tres ictus y dos infartos en 2020, 2021, 2022 (y un cuarto ictus en 2024, después de dejar la medicación), lo que le ha causado importantes secuelas que afectan a su movilidad y habla, sostiene. En la valoración médica, Francesc señaló a los médicos que «no se gusta» y que «a raíz de su discapacidad no le encuentra sentido a la vida».
La semana pasada se conoció que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha acordado llevar a juicio la eutanasia de Francesc Augé después de que su padre lograra paralizarla vía recurso. El alto tribunal determinó que los progenitores están legitimados a intentar frenar la muerte asistida de un hijo más allá de la relación afectiva.
Así, el TSJC estimó los recursos presentados por la Fiscalía y por el padre del hombre contra la decisión de la juez de Barcelona Montserrat Raga de avalar su eutanasia y acordó que su petición de «muerte digna» se dirima en un juicio en el juzgado contencioso-administrativo número 5 de Barcelona.
El «bienestar» de Francesc Augé
La decisión del alto tribunal catalán, que se puede recurrir ante el Supremo, no afecta al fondo del asunto, que se dirimirá en el juicio, pero sienta un precedente a la hora de determinar si los padres están legitimados a oponerse a un proceso de eutanasia autorizado por la Comisión de Garantías de la Generalitat.
En este sentido, el TSJC concluye en su resolución que el «interés legítimo» de un padre en la vida de su hijo no se puede medir por «el número de horas que pasan juntos», por la «mera existencia o no de convivencia» o por la «percepción subjetiva de uno de ellos -en particular del hijo-, de que su relación es más o menos buena».
«Incluso en situaciones de desencuentro o conflictos familiares prolongados, podría permanecer la esencia de la preocupación paternofilial» que justificaría su legitimación para lograr que «su hijo se encuentre en las mejores condiciones posibles» y que su «bienestar esté garantizado», apunta la sala.
Por este motivo, el TSJC considera que la resolución de la jueza que avaló la eutanasia y descartó que el padre pudiera intervenir en el proceso fue «prematura», según informó Efe.