Israel ha respondido a los ataques de Hamás con una operación por tierra, mar y aire en el que, por el momento, y según fuentes de las Fuerzas de Defensa de Israel han matado a 400 terroristas. Además, las FDI han atacado posiciones de Hamás en la Franja de Gaza y de Hezbolá en Líbano.
Ni los siempre eficaces servicios secretos israelíes habían previsto un ataque como el que ha llevado a cabo Hamás contra Israel la pasada madrugada. Más de 2.500 cohetes lanzados contra la población civil, incursiones de terroristas en suelo israelí provocando matanzas y secuestros. Los ataques de Hamás contra Israel de esta pasada madrugada han dejado imágenes y vídeos realmente crudos.
Las autoridades israelíes han hecho oficial un primer balance de 40 personas asesinadas y decenas de ciudadanos y militares secuestrados. Advierte también de que esas cifras pueden ir en aumento en las próximas horas cuando las Fuerzas de Defensa de Israel empiecen a hacer balance sobre el terreno.
Lo cierto es que, como ha señalado el primer ministro Netanyahu, Israel se encuentra en «guerra» tras los ataques perpetrados por Hamás que han dejado imágenes durísimas para la sociedad civil israelí.
Los terroristas financiados por Irán lanzaron desde la Franja de Gaza sendas oleadas de misiles contra suelo israelí, provocando decenas de muertos –hay fuentes que afirman que se pasaría del centenar–.
Circulan vídeos en los que se ve la extrema dureza con la que se ha empleado Hamás contra la población civil de Israel: coches ametrallados en medio de la carretera, intensas columnas de humo de los cohetes que han caído sobre zonas residenciales.
En guerra 30 años después
Israel está desde este sábado en estado de guerra, tras uno de los desafíos militares más contundentes en la historia reciente del conflicto con los palestinos. El ataque orquestado desde la Franja de Gaza por Hamás llega menos de un mes después de que se cumpliese el trigésimo aniversario de los Acuerdos de Oslo, teórico marco para la paz.
Dichos acuerdos se firmaron el 13 de septiembre de 1993 en una cumbre en la que participaron el primer ministro de Israel, Isaac Rabin, el presidente palestino, Yasir Arafat, y el presidente estadounidense, Bill Clinton, siendo firmados por parte palestina por el actual mandatario de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, negociador durante los contactos.
Los documentos contenían importantes compromisos, incluido el reconocimiento de Israel por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el reconocimiento de esta última por parte israelí, como representante de los palestinos, así como la creación de la Autoridad Palestina para asumir responsabilidades de gobierno en Cisjordania y la Franja de Gaza.