Turquía aumenta su presencia en el complejo escenario libio con el envío de nuevos mercenarios
Turquía ha continuado en las últimas semanas con su estrategia de aumentar su influencia en el país norteafricano, devastado por la guerra que comenzó en 2014, apoyando al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), liderado por Fayez Sarraj; al mismo tiempo que la comunidad internacional pide a las partes beligerantes que reanuden el diálogo y pongan fin a la escalada de violencia.
Ankara ha anunciado este martes su decisión de detener “por un tiempo” la búsqueda de gas y petróleo frente a la isla griega de Meis, dando un respiro así a las tensas relaciones entre esta nación y la Unión Europea. Sin embargo, al mismo tiempo, ha intensificado su presencia en Libia con el envío de nuevos mercenarios y no solo de procedencia siria, como ha denunciado en las últimas semanas un informe emitido por el Pentágono o el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) ha confirmado estas teorías y ha asegurado este martes por la noche que el país liderado por Recep Tayyip Erdogan había comenzado a enviar mercenarios procedentes de varias nacionalidades no sirias, según ha informado Al Arabiya, quien además ha indicado que un equipo de inteligencia procedente de Turquía ha aterrizado en la madrugada de este miércoles en base aérea de Al-Watiya. Esta delegación visitó durante varias horas esta base y después volvió al país del Bósforo, de acuerdo con el periódico mencionado anteriormente.
Por su parte, el presidente de Túnez, Kaïes Said ha recibido este martes al ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí para analizar diversos asuntos como la situación en Libia. Said reiteró el interés de su país de intentar “acercar los puntos de vista” de las partes implicadas en el conflicto, reiterando la continua disposición de la nación que preside para contribuir a “encontrar un acuerdo político” y poner fin a esta crisis “que ha afectado de manera muy negativa a los países vecinos, en concreto a Túnez”. Durante esta reunión, los dos líderes llegaron a la conclusión de que la solución a la cuestión libia solo puede ser “pacífica y sin ninguna interferencia extranjera”, ha informado el periódico Al Marsad.
En esta espiral de inestabilidad e incertidumbre, Turquía ha desafiado a la Unión Europea en las últimas semanas con la violación del embargo de armas decretado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el marco de la guerra civil de Libia; así como por el intercambio de amenazas constante por el control de las aguas del Mediterráneo oriental. Alemania planea enviar una fragata la próxima semana al Mediterráneo para participar en la misión naval Irini, creada por la UE para monitorear el embargo de armas impuesto por la ONU contra Libia. Más de 250 soldados alemanes podrían ir al bordo de la fragata Hamburgo que llegaría, de acuerdo con varios medios alemanes, a la zona de operaciones a mediados del mes de agosto. Esta misión tiene la autoridad para realizar inspecciones en alta mar, frente a las costas de Libia, de buques sobre los que existan motivos para creer que transportan armas o material conexo a Libia o desde su territorio.
Uno de los principales objetivos de esta iniciativa europea es acabar con el flujo de armas hacia Libia, un país devastado por la guerra que enfrenta al mariscal de campo Jalifa Haftar, líder del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), con Fayez Sarraj, primer ministro del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA). Ankara ha jugado un papel decisivo en el conflicto que asola a este país, a raíz del acuerdo firmado el pasado mes de noviembre con el GNA. En el marco de este acuerdo de seguridad y cooperación económica, el país presidido por Erdogan ha intensificado su presencia en Libia, con el envío de cientos de mercenarios y decenas de cargamentos de material militar.