ECUADOR

Pedro Sánchez guarda silencio 24 horas después del asesinato de Fernando Villavicencio

La actitud de Sánchez contrasta, por ejemplo, cuando un hombre amenazó con una pistola a Cristina Fernández en Argentina pero no hubo víctimas

Así amenazó el prófugo ex presidente socialista de Ecuador, Rafael Correa, a Fernando Villavicencio

El candidato de Ecuador asesinado denunció a Montero por la entrega de 2,6 millones de Correa a Podemos

Pedro Sánchez Fernando Villavicencio
Pedro Sánchez, chocando la mano con el prófugo ex presidente de Ecuador, Rafael Correa

Los gestos en política importan y mucho, sobre todo en las relaciones entre países. Pero tras el asesinato del candidato presidencial de la derecha en Ecuador, Fernando Villavicencio, el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, ha preferido guardar silencio, no condenar el magnicidio ni solidarizarse con los familiares del político así como tampoco mandar un mensaje a la población ecuatoriana.

Todo lo contrario a lo que han hecho otros líderes internacionales. Por ejemplo, la administración Biden de EEUU a través de su secretario de Estado, Anthony Blinken, condenó el brutal atentado: «Condenamos enérgicamente el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio y ofrecemos nuestras condolencias a su familia y al pueblo de Ecuador. Estamos listos para ayudar a las autoridades locales a llevar ante la justicia a los perpetradores de este acto atroz». De hecho, el gobierno estadounidense mandará al FBI a Quito para ayudar a la policía del país con las investigaciones.

La Unión Europea (UE) condenó también este jueves «en los términos más enérgicos» el asesinato del candidato a la presidencia de Ecuador Fernando Villavicencio a la salida de un mitin electoral en Quito e instó a proteger al resto de aspirantes para «garantizar un proceso democrático libre».

El asesinato de Villavicencio «es también un atentado contra las instituciones y la democracia en Ecuador», según manifestó el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, en un comunicado en nombre de la UE.

En el caso del Ejecutivo español sólo hubo un comunicado frío y escueto por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores: «España lamenta y condena el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano, Fernando Villavicencio. Apoyamos el proceso electoral de Ecuador, su democracia y a las autoridades para que se investigue esta trágica muerte y se juzgue a los culpables», cuatro líneas que ha llamado la atención en el ámbito de la diplomacia.

Antecedentes

Toda esta frialdad por parte de Pedro Sánchez y el Gobierno contrasta con la actitud exhibida por el presidente en funciones en crisis anteriores pero que tuvieron un denominador común: los afectados pertenecían a la izquierda política.

Así ocurrió hace menos de un año cuando la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, fue amenazada con una pistola por un delincuente común, Sabag Montiel, sin vinculación alguna ni con partido político ni mayor aspiración que la de pasar a la posterioridad. Sin embargo, la reacción de la izquierda iberoamericana fue inmediata y contundente. Ahí Sánchez sí que sacó tiempo para mostrar su «rotunda condena a este intento de magnicidio y apoyo a la vicepresidenta Cristina Fernández y a todo el pueblo argentino». 

Significativo es que toda la solidaridad que encontró la vicepresidenta argentina cuando fue víctima de un atentado, no la haya proyectado ahora con Fernando Villavicencio, ni con sus familiares. La ausencia de reacción no sólo ha sido la nota dominante de Cristina Fernández o Pedro Sánchez, tampoco ningún dirigente de la izquierda iberoamericana ha condenado el magnicidio en Ecuador.

Ni Gustavo Petro en Colombia, ni Lula en Brasil, ni Nicolás Maduro. Todos ellos son, por supuesto, cercanos a su camarada socialista, Rafael Correa, ex presidente de Ecuador y contra quien se han dirigido todas las miradas por sus amenazas vertidas contra el político acribillado a tiros.

El propio Pedro Sánchez también ha mostrado una gran cercanía con el ex mandatario de Ecuador y ahora huido de la justicia en Bélgica acusado de corrupción como puede verse, sobre estas líneas, en la única imagen que se conserva de ambos y que data de 2015 durante una gira de Sánchez por los países de la región como secretario general del PSOE. Por su parte, Correa siempre que ha podido ha tenido palabras amables y de felicitación para el español a través de redes sociales.

Otro de los momentos donde Sánchez reaccionó ipso facto fue, por ejemplo, en las manifestaciones del pasado 8 de enero de seguidores del ex presidente brasileño, Jair Bolsonario, en los órganos democráticos de Brasilia. Sánchez volvió a echarse a los brazos de su colega Lula y jactarse de ser un gran demócrata, así como llamar a la normalidad democrática, circunstancia que lamentablemente ya no va a ser posible en Ecuador tras el crimen sobre uno de los contendientes.

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