Las dos caras de Sánchez en Oriente Medio: enfadado con Netanyahu, feliz con el islamista palestino Abbas

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Rafael Gallego

Si la cara es el espejo del alma, la expresión facial de Pedro Sánchez en su visita a Israel ilustra a la perfección, más que ningún discurso, la posición del presidente español ante la guerra de Israel contra el terrorismo de Hamás. Cariacontecido con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; feliz y sonriente, e incluso de la mano con el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.

Pedro Sánchez ha tardado más de un mes y medio en visitar Israel tras los ataques perpetrados por los terroristas de Hamás el pasado 7 de octubre contra Israel, un ataque que se saldó con centenares de muertos y más de 250 ciudadanos secuestrados. Ha sido el último líder occidental en trasladarse hasta Tel Aviv para mostrar su apoyo al país atacado, y eso que España ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea. Pero Sánchez no encontró el momento de reunirse con Netanyahu como sí han hecho el socialdemócrata alemán Olaf Scholz, el británico Rishi Sunak, el estadounidense Joe Biden, la italiana Giorgia Meloni o el francés Emmanuel Macron.

De hecho, no viajó a Tel Aviv ni siquiera aprovechando su paso por la fracasada cumbre de El Cairo donde, por contra, sí encontró un hueco en la agenda para verse en persona con el líder de la Autoridad palestina. Su buena sintonía con Abbas ha vuelto a quedar patente este jueves con su visita a la capital de Cisjordania, Ramala, donde ambos han mantenido un encuentro en la Mukata, la sede de la Presidencia de la Autoridad Palestina. Ambos han posado cómodos y sonrientes ante las cámaras.

Sánchez «duda» de Israel

El contraste en la expresión de Sánchez frente a la incomodidad que exuda su cara en el posado con Netanyahu es notorio. Sánchez ha sido el dirigente internacional que más crítico se ha mostrado con el israelí en su encuentro en Tel Aviv. Si bien Sánchez sí que reconoce «el derecho de Israel a defenderse», en su discurso ha incidido en que la nación hebrea «debe respetar el derecho internacional y el derecho humanitario», urgiéndole a «detener la catástrofe humanitaria en Gaza» y trasladándole la urgencia para «firmar un acuerdo político», amén de incidir en la posición española sobre el conflicto entre Israel y Palestina, la «solución de los dos Estados». Sánchez ha subrayado que existe una «duda legítima» sobre el cumplimiento de Israel del derecho internacional.

Nada que ver con las buenas palabras y total sintonía en su encuentro con el palestino Abbas, a quien ha reiterado el «compromiso de España» con la solución de los dos Estados. Una total sintonía que ilustra a la perfección la imagen de ambos posando sonrientes y de la mano, en un encuentro en el que también estuvo presente el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo. Abbas no ha condenado de forma clara el ataque de Hamás. Es más, tras una reunión con Maduro llegó a distribuir un comunicado en el que decía que la matanza de civiles no representaba a los palestinos… Para desdecirse después.

Mahmud Abbas es el líder de la Autoridad Nacional Palestina, cargo que ocupa como líder de la organización político-militar Al Fatah. Esta entidad tiene su sede en Cisjordania, territorio separado de la franja de Gaza, donde la organización terrorista Hamás se hizo de facto con el poder hace tiempo, mientras que la ascendencia de la estructura de Abbas se encuentra cada vez más maltrecha, entre numerosas acusaciones de corrupción: un caldo de cultivo idóneo para que, principalmente entre la población gazatí, haya calado el mensaje yihadista radical de Hamás.

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