La verdadera historia detrás del mito del unicornio
Todos lo hemos visto en televisión, en dibujos animados y en la literatura. Pero, ¿qué hay de real en el mito del unicornio?
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El unicornio, esa criatura mítica con forma de caballo y un cuerno largo en espiral, ha fascinado la imaginación humana desde tiempos remotos. Durante la antigüedad y gran parte de la Edad Media, la gente estaba convencida de que se trataba de un animal real. La verdadera historia detrás del mito del unicornio tiene su origen en el año 400 a.C., cuando el historiador griego Ctesias registró por primera vez un animal similar al unicornio en sus escritos sobre la India.
¿Qué es un unicornio?
El unicornio es una criatura legendaria que se describe como un caballo con un único cuerno en la frente. Su origen se remonta a la Edad Media, donde se le atribuían propiedades mágicas y curativas. Se creía que su cuerno tenía poderes para purificar agua y curar enfermedades, por lo que era altamente valorado por alquimistas y curanderos.
A lo largo de los siglos, el unicornio ha sido representado en diferentes culturas de todo el mundo, desde la mitología griega hasta las historias de la India y China. En la mitología griega, era asociado con la diosa Artemisa, la diosa de la caza y la naturaleza. Se decía que solo los seres puros y virtuosos podían ver a un unicornio, lo que lo convertía en un símbolo de pureza y bondad.
Las primeras descripciones del unicornio
La primera descripción escrita de un unicornio fue hecha por Ctesias, un médico e historiador griego que escribió el primer libro dedicado a la India, basándose en la información que traían los viajeros de la Ruta de la Seda. En dicho libro, Ctesias describe a un animal similar a un unicornio que, se presume, sería una interpretación fantasiosa del rinoceronte indio.
Esta descripción influyó en otros autores, incluyendo a Aristóteles, quien pese a criticar la obra de Ctesias no pone en duda la existencia de esta criatura. De hecho, en “Historia de los animales”, Aristóteles hace alusión a un “asno indio” con un solo cuerno y una sola pezuña.
Más tarde, Julio César documentó, hacia el año 50 a.C., la existencia de un ciervo con un cuerno en el bosque hercínico de Alemania, mucho “más alto y recto”. El historiador romano Aeliano, también escribió en el siglo II d.C. sobre un animal similar a un unicornio con las mismas características de Ctesias, haciendo énfasis en que se encontraba en la India.
Las descripciones y relatos de estos personajes históricos, se consideraban legítimos en su época, por lo que ayudaron a divulgar y popularizar el mito del unicornio a lo largo de los siglos.
La falsa creencia de los cuernos de unicornio en la Edad Media
En la Europa Occidental de la Edad Media el mito del unicornio habría cobrado fuerza gracias a la aparición de los exóticos colmillos de narval. Estos fueron llevados a Europa desde Groenlandia a través de una red que pasaba por Escandinavia y se convirtieron en objetos muy codiciados. Se pagaba por ellos un alto precio, a pesar de que nadie sabía realmente que eran.
Erróneamente, las personas comenzaron a creer que estos cuernos eran pertenecientes a los monoceros, el nombre con el que los antiguos griegos llamaban a las criaturas con cuernos descritas en aquella época. Sin embargo, la versión en latín de la palabra monoceros, unicornis, terminó convirtiéndose en el término más popular.
En el siglo XII, la falsa creencia de que los colmillos de narval eran cuernos de unicornio se extendió hasta las iglesias cristiana, en donde se guardaban entre los tesoros o se usaban para hacer candelabros. De hecho, los unicornios comenzaron a adquirir una connotación religiosa, como símbolo de pureza y gracia.
Criaturas con poderes mágicos
La figura del unicornio comenzó a ser objeto de múltiples creencias, entre ellas, que poseía poderes mágicos. Se decía que el cuerno del unicornio podía hervir agua o que si usaba para remojar una bebida o se incorporaba a la comida era capaz de neutralizar el veneno que este pudiera contener. Los árabes, incluso, lo usaban como antídoto en el siglo XII. De ahí que estos cuernos resultasen tan atractivos entre los gobernantes y adinerados de Europa.
En «Los tapices del unicornio», una colección de siete tapices que se tejieron entre 1495 y 1505, y que actualmente se conservan en el museo The Cloisters del Met, es posible ver los poderes curativos del unicornio. En uno de ellos, el unicornio limpia el agua que beben los demás animales, se defiende de los cazadores con ferocidad y se muestra susceptible ante una joven doncella. Esto se debe a que, según la tradición, solo una joven virgen podía tentar a un unicornio.
A finales del medievo, la figura del unicornio fue utilizado como emblemas de varias princesas y mujeres de la nobleza. Un ejemplo de ello fue la medalla con el retrato de Cecilia Gonzaga, hija del primer marqués de Mantua, en Italia, que incluía un unicornio para hacer referencia a su castidad.
Conclusión
Aunque la ciencia ha demostrado que el unicornio no es más que una criatura de la fantasía, su influencia en la cultura popular sigue siendo evidente en la actualidad. Los unicornios han sido protagonistas de películas, libros y series de televisión, siendo representados como seres mágicos y encantadores que pueden cumplir deseos y conceder bendiciones.
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