La locura de Calígula: Incesto, oro y asesinatos
Los historiadores romanos que se acercaron al reinado de Calígula en Roma poco más de un siglo después de sus atrocidades, coincidían en su reinado como uno de los más terroríficos que había vivido en Imperio en años. Suetonio y Dión Casio lo definieron como un «monstruo», alguien capaz de cualquier cosa para conseguir sus objetivos, incluido el asesinato, las violaciones y la depravación.
Perteneciente a la dinastía Julio-Claudia, Calígula accedió al trono de Roma con tan solo 25 años, después de suceder a su tío Tiberio. Lo cierto es que su poder al frente del gran Imperio de Roma duró muy poco, del 37 al 41 d.C, pero le dio tiempo a crear un reinado del terror del que muchos consideran el tiempo más oscuro de Roma.
A pesar de sus locuras, hay mucho de leyenda alrededor de la figura de Calígula, que fue definido por Séneca como un «loco». La hipótesis de la verdadera locura de Calígula era la única explicación que los historiadores encontraron en su forma de gobernar, en la que, por otro lado, y a pesar de sus atrocidades, todos coincidían en que tenía unas dotes intelectuales por encima de la media.
Una salud delicada
Los historiadores como Suetonio apuntan que el emperador sufrió varias dolencias durante su infancia. Entre ellas ataques epilépticos que después fueron desapareciendo en la edad adulta. A pesar de esto, comentan en sus escritos que era normal que sufriera desfallecimientos, que además lo llevaban a pasar muchas horas en vela durante la noche.
Con este insomnio que sufría, Calígula se paseaba por palacio acechando en cada esquina y planeando sus actos delictivos que llevó a cabo durante su mandato. Comentan que su estado de salud se agravó cuando entró en el cargo en el 37 d.C.. Una crisis nerviosa que ayudó para que sus locuras fueran peores en sus años de mandato. Para historiadores como Filón de Alejandría, Calígula pasó de un estado tranquilo y saludable, a codearse con todos los excesos existentes de la época, fruto de su llegada al poder.
No había reglas
Cuentan los escritos de Suetonio que Calígula abusó de los lujos durante su época de poder. Dilapidó la herencia de tres mil millones de sestercios de su tío en los cuatro años que estuvo al frente de Roma. Se hizo construir varias villas para su recreo, compraba compulsivamente caballos o realizaba banquetes donde el oro estaba presente en la mesa.
Además de esto, su vida sexual estuvo marcada por no tener ninguna regla. Se caso en cuatro años con cuatro mujeres, a las que repudiaba después de separarse, o incluso prohibía tener relaciones sexuales después de separarse de ellas como el caso de Lolia Paulina, con la que estuvo dos meses casado.
A otras como Livia Orestila la violó antes de casarse con ella, para después repudiarla uno días después. Además, se le conocieron numerosas amantes a las que no trataba del todo bien y con las que jugaba a menudo. Junto a esto, en las pocas reglas que tenía Calígula respecto a su vida, se le relacionó con su propia hermana, Julia Drusila, su preferida, en una relación incestuosa que muchos historiadores pasaron por alto, pero que no era un secreto en Roma. Además se le conocieron varias relaciones homosexuales comprobadas a lo largo de su vida.
Conspiraciones
Como era normal, la actitud de Calígula no llegaba a contentar a nadie, más cuando se paseaba con la coraza de Alejandro Magno creyendo que era un semidios. Se burlaba de los senadores y de sus asesores, y fue lo que le llevó a la tumba.
El 24 de enero del 41, Calígula fue apuñalado por unos conspiradores formados por senadores y pretorianos, liderados por Casio Querea, un prefecto cansado de que el emperador se burlase de él por ser afeminado y al que llamaba «el peor recaudador de impuestos de Roma».
Este asesinato trajo consigo una época oscura de Roma donde las conspiraciones fueron mayores, y la guardia del Emperador Calígula vengó su muerto dando fin a muchas vidas de senadores y conspiradores del emperador muerto.
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