El Mediterráneo se cocina en Alicante: así se vive su año como Capital Gastronómica

Un reconocimiento que pone de manifiesto la identidad mediterránea de la ciudad a través de la excelencia de sus arroces, sus productos marineros y la creatividad de una cocina que une raíces y vanguardia.

El Mediterráneo se cocina en Alicante: así se vive su año como Capital Gastronómica
Alicante

En Alicante, el Mediterráneo no sólo se contempla: se prueba, se huele, se comparte. La luz del mar ilumina las terrazas, el bullicio del Mercado Central da ritmo a la mañana y los arroces se convierten en conversación obligada a la hora de la comida. No es casualidad que la ciudad haya sido nombrada Capital Española de la Gastronomía 2025. Un título que premia la excelencia de su cocina, pero también su manera única de entender la vida: alrededor de una mesa.

Alicante ha conquistado este reconocimiento con la fuerza de su producto, la riqueza de su tradición y la creatividad de sus cocineros. Pero, sobre todo, con una hospitalidad que invita a disfrutar sin prisa, como si cada plato fuese también un fragmento de identidad mediterránea.

El corazón en un arroz

Si hay un emblema que resume la esencia alicantina, ese es el arroz. Desde el clásico arroz a banda, cocinado con el sabor del mar, hasta el arroz con costra o el caldero marinero, la ciudad presume de más de 300 recetas diferentes. Cada una habla de su territorio: del pescado recién llegado a la lonja, de la huerta fértil que abastece a sus mercados, de las manos que han convertido este cereal en arte.

Arroz

Comer un arroz en Alicante es algo más que alimentarse. Es participar en un ritual que une tradición y modernidad, que se adapta al gusto del visitante y que sigue sorprendiendo a quienes lo prueban por primera vez. 

Una ciudad que se vive en las calles

El título de Capital Gastronómica encuentra en Alicante un escenario ideal porque la ciudad ya vive su cocina en el día a día. Sus calles están pensadas para comer al aire libre, para tapear sin mapa y para detenerse en cualquier terraza donde siempre hay hueco para compartir. 

El Mercado Central, con sus pescados brillantes recién llegados del puerto, sus frutas naturales y sus embutidos tradicionales, es el mejor resumen de lo que significa comer aquí: frescura, cercanía y autenticidad. Pasear entre sus puestos es una experiencia sensorial que conecta al visitante con la raíz de la gastronomía. 

Y cuando llegan las hogueras de San Juan, la fiesta transforma la ciudad en un hervidero de aromas y sabores, convirtiendo la gastronomía en parte de la celebración. Compartir platos, brindar con amigos y descubrir que en Alicante, la cocina es también patrimonio cultural. 

hogueras san juan

Creatividad y talento que miran al futuro

Aunque la tradición marca el pulso, Alicante también mira al futuro. La ciudad y su provincia son hogar de algunos de los chefs más reconocidos del país. María José San Román (Monastrell, una estrella Michelin) o Kiko Moya (L’Escaleta, dos estrellas Michelin), entre otros, demuestran que la cocina alicantina es capaz de reinventarse y sorprender sin perder sus raíces.

Estos cocineros experimentan con técnicas innovadoras, reinterpretan recetas tradicionales y elevan los productos locales a la alta cocina. Gracias a ellos, Alicante no sólo es destino turístico, sino también un referente internacional en gastronomía de autor. 

2025, el año para saborear Alicante

Durante todo el año, la capitalidad gastronómica llenará la ciudad de actividades: degustaciones, showcookings, rutas por restaurantes, talleres y eventos que pondrán en valor tanto a los pequeños productores como a los grandes chefs. 

Será un calendario vivo diseñado para que, tanto vecinos como visitantes, puedan descubrir la riqueza de la cocina alicantina en todas sus formas. 

Una invitación a la mesa mediterránea

Con este reconocimiento, Alicante reafirma su lugar como una de las grandes capitales gastronómicas de España y del Mediterráneo. La ciudad convierte su cocina en un puente entre tradición y vanguardia.

En Alicante, cada plato es memoria y modernidad; cada mercado, un viaje sensorial; cada fiesta, un homenaje al encuentro. Y 2025 será el año en el que todo ese universo se sirva en una sola mesa, abierta al mundo.

Alicante no se recorre, se saborea. 

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