Este impresionante restaurante de Madrid lleva 200 años abierto, y no ha cambiado ni el nombre
En Madrid, pocos lugares pueden presumir de mantener su esencia intacta durante más de dos siglos. Sin embargo, existe un restaurante que, desde su apertura en el siglo XVIII, se ha consolidado como un referente de la cocina castellana, ofreciendo una experiencia única en un entorno que conserva su encanto original. En este artículo te contamos cuál es este establecimiento que no puedes dejar de visitar.
El restaurante de Madrid que lleva más de 200 años abierto
En el distrito de Fuencarral-El Pardo, en la Calle de Nuestra Señora de Valverde, 119, se encuentra Casa Pedro, un restaurante con más de dos siglos de historia.
Sus raíces se remontan a 1702, cuando Pedro Guiñales fundó una casa de comidas llamada Casa de la Pascuala, en honor a su esposa. Lo que comenzó como una pequeña fonda para viajeros del camino de Francia se convirtió, con el tiempo, en un referente de la cocina castellana.
Desde sus inicios, Casa Pedro ofrecía asados y un lugar de descanso para los viajeros. Aunque su existencia oficial está documentada desde 1825, registros del siglo XVIII ya mencionaban su actividad, destacándolo como uno de los mesones históricos de Fuencarral.
A pesar de los cambios que ha experimentado Madrid en los últimos dos siglos, este restaurante ha sabido preservar su esencia, con su horno de leña como el pilar de su cocina, donde aún se preparan especialidades como el cordero asado, deleitando a generaciones de comensales.
En los años 90, Pedro Guiñales, miembro de la quinta generación de la familia, asumió la gestión del restaurante. Con una visión enfocada en resaltar el valor del vino autóctono, restauró la antigua bodega del establecimiento, situada en cuevas históricas que en su día abastecieron al Palacio del Pardo.
El restaurante también ha sido un punto de encuentro para figuras ilustres, desde reyes como Alfonso XIII y Juan Carlos I hasta artistas y políticos. Su ambiente, que combina tradición e historia, transporta a los comensales a épocas pasadas, ofreciendo no sólo una comida, sino una experiencia gastronómica única que ha perdurado a lo largo de más de dos siglos.
Con horarios de 1:00 p.m. a 5:00 p.m. y de 8:30 p.m. a 11:30 p.m., el restaurante recibe tanto a locales como a turistas que buscan disfrutar de una experiencia auténtica.
Las especialidades que hacen único a este restaurante madrileño
La oferta gastronómica de Casa Pedro es un homenaje a la cocina castellana, con platos que destacan por su autenticidad y calidad. Entre las especialidades de la casa se encuentran las carnes cocinadas en horno de leña, como el emblemático cochinillo asado, cuya piel crujiente y carne tierna son un sello inconfundible.
Los guisos tradicionales también ocupan un lugar especial en el menú, con propuestas como el rabo de toro o las natillas caseras, que evocan los sabores de antaño. Además, se pueden encontrar opciones como chipirones a la andaluza y jarrete de cordero al romero, perfectos para quienes buscan una buena experiencia culinaria.
En el apartado de postres, la milhojas de nata y fresa destacan por su frescura y autenticidad. Cada plato refleja el compromiso con la calidad y la tradición, haciendo que cada visita sea memorable.
Opiniones que destacan la excelencia de este restaurante con más de 200 años
Quienes visitan Casa Pedro no sólo destacan la calidad de su cocina, sino también la experiencia integral que ofrece. Como suele decirse, la opinión de los clientes es el mejor reflejo de la realidad, y en este caso, las valoraciones hablan por sí solas: «Es un lugar con historia, donde se come de maravilla. Los callos y el cordero asado son simplemente espectaculares».
Otro visitante lo describe como un viaje al pasado: «Entrar aquí es como retroceder en el tiempo. La decoración, la música de fondo y hasta los platos tienen un aire de nostalgia que encanta».
La atención personalizada también es uno de los aspectos más valorados, destacando el trato cálido del personal y del propio dueño: «Nos atendieron como si fuéramos parte de la familia. El dueño incluso nos recomendó vinos para maridar con los asados, un detalle que marcó la diferencia».