Prisiones

Prisiones advierte a Marlaska sobre los drones en cárceles: «Ahora meten droga, luego serán armas»

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El dron incautado en la prisión de Algeciras.
Pelayo Barro

El 2023 ha sido un año para olvidar en las prisiones españolas. Sobre todo, para sus funcionarios, que han afrontado un año récord en agresiones por parte de internos. Casi dos agresiones al día se han registrado, según los datos oficiales del Ministerio del Interior que están en manos de las asociaciones profesionales. Pero también preocupa el futuro que viene: el uso de drones es cada vez más habitual para introducir droga y otros productos en los recintos de las cárceles. Los funcionarios advierten a Interior de que, de momento, se han introducido sustancias prohibidas, pero pronto pueden empezar a entrar armas de fuego. Y no hay inhibidores de método alguno para evitarlo.

Un nuevo modus operandi se está instalando en las cárceles españolas, especialmente en aquellas donde hay una gran cantidad de presos por delitos de narcotráfico: el uso de drones para introducir teléfonos móviles y drogas, los dos bienes más preciados en el mercado interno de una prisión.

El último incidente registrado tuvo lugar en la cárcel de Algeciras: un dron fue avistado sobrevolando la prisión, para después perder el control y caer en una terraza de un vecino. Éste llamó a la Policía y los vecinos, al personarse en su domicilio, comprobaron que el aparato portaba hachís, cocaína y dos teléfonos móviles.

La situación se ha convertido en un quebradero de cabeza para los funcionarios de toda España. Recuerdan que en estos momentos no hay inhibidores capaces de frenar a estos aparatos -los que tienen son de hace 15 años- y las mafias lo saben. Temen, por ello, que en el futuro se agrave más la situación: «Si hoy meten droga, luego serán pistolas o armas blancas», explican fuentes de prisiones. Con el consiguiente riesgo para la integridad de los funcionarios y de otros reclusos.

Según advierten los funcionarios, Instituciones Penitenciarias les ha trasladado que van a renovar los inhibidores de frecuencia obsoletos para que puedan hacer frente a esta y otras amenazas, aunque el concurso se encuentra aún en fase de presentación de ofertas y, de momento, ninguna se adecúa a lo que requiere Interior. Les toca esperar.

Drogas y móviles

La legislación penitenciaria no permite que los presos tengan objetos que menoscaben la seguridad de una cárcel o que supongan peligro tanto para la vida como la integridad física de trabajadores o internos. Entre los objetos y sustancias prohibidas están, naturalmente el alcohol, las drogas y los teléfonos móviles, ya que todas las comunicaciones deben ser autorizadas y supervisadas por la dirección de la prisión.

En todas las prisiones españolas se introducen sustancias y objetos prohibidos a pesar de los controles. El método más común se produce al introducir el preso algo en su cuerpo, durante las comunicaciones íntimas con familiares o parejas convivientes y en los paquetes que los familiares envían al recluso.

Un estudio del sindicato de funcionarios Acaip reveló que «los objetos prohibidos incautados en su mayoría eran drogas tóxicas y sustancias psicotrópicas como hachís, cocaína, heroína y pastillas, así como telefonía móvil; productos que en el interior de la cárcel generan deudas, agresiones, amenazas, coacciones, extorsiones e incluso se utilizan para seguir cometiendo nuevas actividades delictivas desde el interior de la cárcel».

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