Sánchez garantizará a Iglesias esta semana “agotar la legislatura de la mano de Podemos”

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Carlos Cuesta

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se vuelven a ver esta semana. Tras un primer encuentro el pasado martes enfocado al deshielo entre PSOE y Podemos, esta semana presidente y vicepresidente del Gobierno se reunirán y Sánchez llevará un mensaje de tranquilidad al líder del partido morado: que “el objetivo es agotar la legislatura de la mano de Podemos”.

Iglesias escuchará las garantías ofrecidas por el presidente y lo hará mientras él no deja de aprovechar motivos para desestabilizar España y, como consecuencia, al propio Gobierno. Pero, pese a ello, Sánchez le dejará claro que los vientos que apuntan a un posible adelanto electoral no entran, por ahora, en la agenda oficial de Moncloa.

La tensión ha entrado en el Gobierno. Y ha impactado en dos partidos, PSOE y Podemos, condenados a entenderse, a desentenderse, a aliarse y a enfrentarse. Pero Sánchez, pese al respaldo de los morados a los violentos, sus ataques a la Corona, pese a su apoyo a los okupas, pese a los desafíos a la disciplina de déficit de la UE, pese a la imputación de Podemos, pese a todo ello, no quiere romper con el partido de Pablo Iglesias. O, al menos, Sánchez no quiere que los electores de izquierdas le culpen a él de una futura e hipotética ruptura del pacto de gobernabilidad.

El resultado de esta situación se verá plasmado en la conversación de esta semana entre Sánchez e Iglesias. Porque Pedro Sánchez intentará tranquilizar a Iglesias garantizándole que su objetivo es “agotar la legislatura de la mano de Podemos”. Que, aunque han sonado rumores sobre adelantos electorales aprovechando una posible imputación del propio Pablo Iglesias por el ‘caso Dina’, esa no es la estrategia oficial de Moncloa.

Ataques a la Corona

El mensaje, sin embargo, será lanzado mientras Podemos ya ha encontrado un nuevo hito con el que incrementar tensión: la segunda regularización fiscal de D. Juan Carlos. Algo que promete convertirse en una nueva batalla en el seno del Gobierno. Porque tras la nueva regularización fiscal de 4,4 millones de euros de Don Juan Carlos, y tras ver que Pedro Sánchez limita su crítica al Rey emérito a hablar de conducta “incívica” e “irregularidad”, Podemos quiere ir más allá. De hecho, mucho más allá: las presiones internas en el seno del Gobierno han vuelto a surgir porque el partido de Pablo Iglesias quiere que la regularización no mate la vía penal y que la Fiscalía investigue el caso como delito fiscal.

El Rey Juan Carlos ha realizado una segunda regularización fiscal por rentas no declaradas durante varios ejercicios que suman más de ocho millones de euros de pagos en especie. Por todo ello, Don Juan Carlos ha pagado más de cuatro millones a la Agencia Tributaria. El Rey emérito ya presentó una declaración ante Hacienda para regularizar su situación fiscal el pasado mes de diciembre, cuatro meses después de su salida de España, en relación al uso de tarjetas bancarias por parte de Juan Carlos I y sus familiares con fondos opacos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, que está siendo investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo. Y Podemos considera que vuelve a tener armamento para exigir el fin de la Monarquía. Y ello se convierte en un nuevo motivo de tensión en el seno del Gobierno.

Último encuentro

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se vieron el pasado martes, tal y como adelantó OKDIARIO. Los dos líderes tuvieron un encuentro en plena jornada de actos en recuerdo del 23-F y lo aprovecharon: el objetivo del encuentro fue destensar las relaciones entre ambas formaciones y discutir la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que se negociaba entre el PSOE y el PP.

Y ese encuentro se convirtió en la antesala de esta segunda cita para profundizar en el entendimiento entre las dos formaciones de cara a garantizar la continuidad del Gobierno socialcomunista.

El primer encuentro, de hecho, ha confirmado una línea ya imperante en el PSOE. Y es que el propio Pedro Sánchez ha pedido a sus cargos que relajen las críticas a la formación de Pablo Iglesias. El mensaje, de hecho, se ha convertido en una orden a los suyos de «aguantar y resistir». Un mensaje que Pedro Sánchez ha trasladado a los dirigentes, barones y cuadros del PSOE para tragarse los desplantes, deslealtades y ataques que reciben casi a diario de parte de sus socios de Podemos. El presidente asume que los morados no van a cambiar su forma de actuar y anima a los suyos a «convivir con su confrontación». Así lo trasladó el pasado lunes a la Ejecutiva Federal de los socialistas.

La estrategia del jefe del Ejecutivo es clara: por ahora silenciar las críticas y dejar que sean los morados los que queden en evidencia y se desgasten ante el electorado de izquierdas, que no ve con buenos ojos que se bombardee la gobernabilidad lograda. Y, sobre todo, que ese ejemplo de relajación sirva para terminar de convencer a Podemos de que el camino debe ser la prolongación del Gobierno y no su puesta en peligro.

Sánchez no va a mover otra ficha. Pese a las exigencias dentro de sus filas de acelerar la salida de Podemos del Ejecutivo, sobre todo después del cuestionamiento de la democracia española por parte de Pablo Iglesias o Pablo Echenique, el líder socialista aguantará. Paralelamente quiere que los suyos dediquen su tiempo a proclamar las bondades del Gobierno y vendan la acción gubernamental.

En Ferraz y en Moncloa son conscientes de que los morados son los que más se desgastan formando parte del Gabinete ministerial. Aunque algunas de sus salidas de tono pueden afectar también a los socialistas, la incidencia sobre los hombres de Sánchez, aseguran, es mínima. Sin embargo la defensa de unas posturas radicales, antimonárquicas y hasta violentas en la calle, y el tener que asumir un doble discurso dentro del Gobierno, apuntan, «aleja a Podemos cada vez más del puritanismo que defienden». Y de su electorado.

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