Elecciones Generales 2019

El pacto de Sánchez con Bildu en Navarra da a los proetarras más poder que nunca contra el Gobierno

Bildu saca partido a la abstención en Navarra y tendrá grupo propio en el Congreso. Ello supone indudables ventajas en la acción contra el futuro Ejecutivo

presupuestos Bildu
Pedro Sánchez y Arnaldo Otegi.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La abstención de Bildu en Navarra para hacer presidenta a la socialista María Chivite ha tenido un resultado desigual para los dos protagonistas del acuerdo (siempre negado por el PSOE): el PSN pierde un escaño y los proetarras, por primera vez, logran uno en unas generales. El valor de ese diputado es histórico: también por primera vez, la formación de Arnaldo Otegi estará representada en el Congreso con grupo propio.

La Constitución establece los requisitos para disponer de grupo autónomo en la Cámara: obtener al menos 15 diputados; sacar 5 escaños y el 15% del total de los votos en todas las provincias a las que se presenta o bien obtener también 5 diputados y el 5% del voto nacional. En el caso de Bildu, será la segunda opción la que le permita disponer de grupo ya que la formación suma más del 18% de los votos en las cuatro circunscripciones por las que concurría.

37.376 euros al mes

La circunstancia conllevará indudables ventajas para el partido, tanto a nivel económico como en influencia. Tendrán iniciativa para hacer propuestas, capacidad para interpelar directamente en las sesiones plenarias, acceso a las comisiones parlamentarias y, por supuesto, más recursos materiales.

El Reglamento del Parlamento establece que se «pondrá a disposición de los Grupos los locales y medios materiales suficientes y les asignará, con cargo a su presupuesto, una subvención fija idéntica para todos y otra variable en función del número de diputados de cada uno de ellos». En la pasada legislatura, la cuantía de esa subvención era de 29.026,04 euros mensuales (fija), a la que hay que sumar una variable de 1.670,17 euros al mes por cada diputado. En este caso, supondría 37.376 euros mensuales. Ello, sin contar con las subvenciones que el partido recibirá del Estado por los gastos electorales y que exige también tener grupo propio en el Congreso.

Total autonomía

¿Qué significará que Bildu tenga grupo propio? La formación de Otegi podrá presentar proposiciones de ley, proposiciones no de ley y enmiendas a los proyectos de ley del Gobierno. Tanto parciales como totales. Todo ello, sin tener que negociar con otros partidos, como ocurriría en el caso de que compartiese el Grupo Mixto. Con total autonomía. 

La visibilidad es otra de las indudables ventajas. Los diputados no tendrán que repartirse turnos de palabra en las sesiones de control y demás plenos, es decir, dispondrán de la totalidad del tiempo que corresponde a cada grupo parlamentario. Tendrán también acceso a las comisiones, los órganos en los que se debate la iniciativa legislativa del Gobierno, la Junta de Portavoces y la Diputación Permanente. Podrán interpelar directamente al presidente del Ejecutivo. Tendrán cupo propio para presentar preguntas en las sesiones. Y tendrán también el altavoz de las ruedas de prensa habituales en la Cámara, tras la reunión de los distintos órganos parlamentarios.

Pero hay más. Si se une a otro grupo, como por ejemplo ERC, podrían solicitar una convocatoria extraordinaria del Pleno o reuniones de la Junta de portavoces o la diputación permanente. O que se celebren reuniones en periodo no ordinario, o que se modifique un orden del día.

El acuerdo para la investidura de María Chivite -que necesitó de la abstención de 5 de los 7 diputados de Bildu- pasa también factura al PSN.

Los socialistas pierden la mitad de los escaños que tenían en la comunidad (se quedan con uno), se dejan más de 11.000 votos.

Por primera vez, las elecciones del 10-N cambian la pauta de las generales, cuando era tónica que los partidos nacionales saliesen beneficiados, en detrimento de los regionales.

La presidenta navarra ya admitió en la noche electoral que los resultados le habían dejado un «sabor agridulce» y atribuyó los datos al «comportamiento del voto útil» en el electorado nacionalista que, dijo, «aglutinó su voto para sacar el escaño de Bildu». La socialista apostó por un «Gobierno de progreso, para España y para Navarra».

La realidad es que, si los de Otegi ya controlaban toda la iniciativa del Ejecutivo navarro -su voto es esencial para sacar adelante la propuesta legislativa- también puede condicionar el futuro Gobierno socialista. El próximo debate será el de los Presupuestos regionales, donde tendrán la última palabra.

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