LEY DE MEMORIA HISTÓRICA

Albares se lanza a por las águilas de la fachada de Exteriores: quiere eliminarlas por franquistas

José Manuel Albares
Fachada del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Carlos Cuesta

El nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se ha sumado en cuerpo y alma al impulso de la Ley de Memoria Histórica que relanza, por enésima vez, Pedro Sánchez. Y lo ha hecho con tanta euforia que ha considerado todas las águilas franquistas. Así, el recién estrenado ministro ha consultado ya las vías para retirar las figuras de estos animales -sin escudo franquista- que adornan la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de la madrileña plaza del Marqués de Salamanca.

El Consejo de Ministros aprueba la nueva Ley de Memoria Democrática, con el propósito de sustituir la antigua Ley de Memoria Histórica aprobada por el ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. Y algunos ministros se han lanzado a por todo lo que consideran que huele a franquista. En el caso de Albares, las águilas con un promontorio bajo la garra y mirando al cielo que adornan la fachada de su Ministerio.

Se trata de los adornos arquitectónicos del edificio de Exteriores en la Plaza del Marqués de Salamanca. Un par de águilas que jalonan la entrada a la sede ministerial. Dos animales que han perturbado al ministro y sobre los que Albares ya ha realizado las consultas sobre las posibles implicaciones legales -a efectos de fachada protegida- para proceder a su retirada.

La Memoria Democrática vuelve a ser, de este modo, el caballo de batalla del Gobierno. Lo fue ya de la ex vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y vuelve al protagonismo sin ella en el poder.

La nueva Ley de Memoria Democrática pretende ampliar, y mucho, la antigua ley, ya polémica, de Rodríguez Zapatero. La norma se aprueba tras el rechazo de diferentes resoluciones judiciales. En septiembre de 2020, hace 10 meses, el Consejo de Ministros dio su visto bueno, en primera lectura, al anteproyecto de la ley, sometido a dictámenes no vinculantes del Consejo Fiscal y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y ahora pretende continuar con la imposición de una determinada visión de la historia.

Escudos franquistas

Pero Albares no ha querido esperar. El nuevo ministro acaba de llegar al Departamento de Asuntos Exteriores con ganas. Lo ha hecho en pleno ataque a la población cubana, con la crisis con Marruecos abierta en canal y con un viaje de Pedro Sánchez a Estados Unidos en el que el presidente no va a tener ninguna visita oficial relevante. Pero esas ganas han hecho que sus primeros actos se hayan centrado, por ejemplo, en tapar los escudos franquistas de las torres del Palacio de Santa Cruz. Se trata de un inmueble construido en el siglo XVII y que es sede, desde 1938, del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Los escudos, por su parte, corresponden a la reforma y creación de nuevas dependencias que se inauguraron durante la dictadura franquista en 1950.

El Palacio de Santa Cruz seguía manteniendo escudos franquistas en sus torres posteriores. El inmueble fue mandado construir por Felipe IV en 1629. Pero la disposición actual es obra de la última reforma, la realizada por los arquitectos Pedro y José María Muguruza, que sumaron al viejo edificio un solar contiguo. Con todo ello, fue el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, quien inauguró las nuevas dependencias en 1950. De esa época son los escudos franquistas.

Su ubicación se encuentra en la concurrida Plaza de la Provincia, número 1. Y desde las estrechas calles que lo rodean resulta complicado fijarse en los escudos franquistas. Y el nuevo ministro Albares sí se ha fijado en ellos. Desde el primer día. Y la orden inmediata ha sido taparlos para proceder a su retirada.

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