El Gobierno pide comer menos carne pero encarga hasta «piernas y paletillas» a la cafetería de Moncloa
El Ejecutivo de Pedro Sánchez que pide comer menos carne ha encargado a la nueva adjudicataria de la cafetería del Palacio de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno, que dispense una gran variedad de productos cárnicos, donde no faltan hasta «piernas y paletillas».
Así aparece el pliego del contrato denominado «Servicios de restauración, de limpieza de los espacios destinados a dicha finalidad y de máquinas de venta automática en el Complejo de La Moncloa». En concreto, este expediente ha recaído sobre la empresa Serunion por un importe de 1.732.143,68 euros (impuestos incluidos).
Hasta la fecha, el Gobierno ha mantenido cerrada esta cafetería, optando por la sucesión de contratos temporales para el suministro de un catering a las dependencias de la Moncloa. El último se firmó el pasado septiembre por 132.908 euros para un plazo de ejecución inicial de tres meses. A finales de 2019 el Gobierno decidió revocar el contrato con la empresa que gestionaba la cafetería del Complejo, Dulcinea Nutrición, por sus deudas con la Seguridad Social.
Ahora, en el pliego de la adjudicación a Serunion figura un amplio listado de carnes que la empresa deberá ofrecer a los clientes. Por ejemplo, piezas de vacuno de categoría extra o 1ªA; chuletas de cerdo también de categoría extra o 1ªA; piernas o paletillas (incluido cordero lechal); así como pollo en numerosas modalidades, muslos de pavo o «conejos», entre otros productos.
Mientras el Gobierno de PSOE-Podemos hace tales encargos, su plan ‘España 2050’, el documento con las líneas maestras de la política de Pedro Sánchez para las próximas décadas, aboga con claridad por reducir el consumo de carne, aludiendo a que la actual situación es insostenible para la conservación del planeta.
En el citado informe, presentado a bombo y platillo por el propio jefe del Ejecutivo el pasado mayo, se critican los hábitos de consumo de los españoles: «Numerosos estudios señalan que el consumo de carne de la población española es entre dos y cinco veces superior al recomendable», recoge el documento.
El dossier también cuestiona «el abandono progresivo de la dieta mediterránea y el incremento del consumo de productos de origen animal, responsables del 80% de las emisiones asociadas a nuestra alimentación», subrayando que «el consumo de alimentos es hoy la principal fuente de los impactos ambientales que generan los habitantes de la Unión Europea».
La polémica de Garzón
El pasado diciembre, días después de que el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, convocara elecciones autonómicas para este domingo, el ministro de Consumo, el comunista Alberto Garzón, levantó una gran polvareda al afirmar en un periódico británico que España exporta carne de «mala calidad». Fue la manera que tuvo Garzón de apostar por una «ganadería extensiva y ecológica» frente a «macrogranjas», una categoría que no existe como tal en la regulación española.
En el pliego de la cafetería de Moncloa figura que como condición especial de ejecución del contrato basta con que el 10% de los productos estén clasificados como «agricultura o ganadería ecológica», «proximidad » y «comercio justo».