Ayuntamiento de Barcelona

La feminista Colau reserva en su policía menos plazas para mujeres de las que exige la Ley

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, junto miembros de la Guardia Urbana.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, junto miembros de la Guardia Urbana.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no cumple con la ley de la Generalitat  que establece que los ayuntamientos deben reservar al menos un 25% de las plazas de promoción interna de sus policías para mujeres.

Colau ha sido una de las mayores defensoras de feminizar los cuerpos policiales y extender su ideología feminista sobre cada uno de los asuntos de su Gobierno. Sin embargo, y a pesar de que así lo establece la ley, ha establecido unos porcentajes muy inferiores a los exigidos en las oposiciones a las plazas de subinspector, sargento y cabo de la Guardia Urbana, la policía municipal de la Ciudad Condal.

El 29 de abril de 2020, la Generalitat de Cataluña modificó la normativa de medidas fiscales, financieras, administrativas y del sector público para exigir que las mujeres tuviesen reservadas un mínimo de un 25% y un máximo de un 40% de las plazas. Establece, además, que esta obligación únicamente puede modificarse si el ayuntamiento fijase en sus planes de igualdad unos porcentajes diferentes.

En este sentido el consistorio barcelonés no establece ningún tipo de requerimientos de este tipo y deja un vacío que pasa a regularse a través de la ley aprobada por la Generalitat catalana. Además, los porcentajes de sus promociones internas son mucho menores del 25% mínimo establecido: el 22% de las plazas para la convocatoria de cabos están destinadas a las agentes femeninos, uel 10% para sargentos y únicamente el 4% para subinspectoras.

Por lo tanto, el cuerpo municipal continuará con una gran mayoría de hombres ya que, en la actualidad, cuentan no cuentan con ninguna mujer inspectora, sólo 6 sargentos femeninos y 24 mujeres frente a 207 hombres cabos.

Problemas jurídicos

Esta situación puede acarrear, según el sindicato CSIF, un grave problema en la celebración de oposiciones.

La administración sitúa en un «grave riego» esta oposición de promoción interna puesto que «cualquier concursante, antes, durante o con posterioridad al proceso, puede recurrir y anular toda una promoción”.

Por ello, aseguran, que todos aquellos que decidan presentarse lo hacen en un marco poco estable al poder verse anulados los resultados si alguno de los candidatos decide denunciar el proceso.

El sindicato asegura que advirtieron a la administración que si querían bajar los porcentajes, tendrían que convocar la Mesa del Plan de Igualdad y, bajo acuerdo, establecer los porcentajes que la Ley les permite, que han de constar en el Plan de Igualdad.

Sin embargo el consistorio no celebró dicha reunión y la normativa continúa sin establecer unos porcentajes propios que puedan rebatir a los de la Generalitat. En este sentido, opinan no estar a favor ni en contra de la reserva de plazas para mujeres pero piden que se solucione este problema para poder contar con unas oposiciones garantistas.

Feminizar oposiciones

Esta decisión choca de frente con la obsesión de Colau de feminizar los cuerpos policiales. El pasado año modificó las exigencias de los Bomberos de Barcelona para facilitar el acceso a mujeres por encima de los hombres.

Colau abrió ochenta nuevas plazas de bombero con varias variaciones en sus requisitos. La convocatoria incorporó por primera vez la ‘perspectiva de género’ y eliminó requisitos de acceso que discriminaban, según el Consistorio, a las mujeres. Entre las principales novedades destacaba que la altura ya no fuese un factor eliminatorio, así como la modificación de los baremos de calificación de las pruebas físicas.

De esta manera fulminó la exigencia de una altura mínima y máxima en los requisitos de acceso. Esta requerimiento, que se incluye en las bases de las oposiciones de manera general en casi todos los cuerpos de seguridad a nivel estatal, se eliminó definitivamente de los requisitos. Además, se cambió la escala de las pruebas físicas y se eliminaron las pruebas de fuerza de más intensidad, en las que podían verse perjudicadas las mujeres.

El cambio en las pruebas que tenían que ver con la resistencia y la fuerza fue criticado dentro del cuerpo. Fuentes internas argumentaban que «si un hombre tiene que hacer el mismo trabajo que una mujer» en su desarrollo como bombero era importante que las cualidades físicas sean parecidas, sobre todo, para evitar «problemas de seguridad». Aseguraban así que no se trata de una «discriminación, sino de algo lógico».

Sin embargo, éstas no fueron las medidas más polémicas. Con la nueva normativa, en el caso de que un hombre y una mujer empaten en puntuación en la última posición, la plaza se adjudicará a la mujer.

Por lo tanto, si dos aspirantes califican de la misma manera, será la mujer la que tenga la oportunidad de convertirse en bombero y el hombre quedará eliminado.

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