Defensa exige un acuerdo de seguridad a Rolls-Royce por el Brexit para la venta de turbinas militares
El Gobierno no desea que una empresa que va a quedar fuera de la Unión Europea fabrique motores para los aviones militares de las Fuerzas Aéreas y de la OTAN. Por este motivo, el Ministerio de Defensa ultima un acuerdo de seguridad antes de dar luz verde a la compra de la fábrica de turbinas española ITP por parte de la británica Rolls-Royce. Una operación posterior al Brexit y que se mantiene bloqueada por cuestiones estratégicas.
La compañía vasca Industria de Turbo Propulsores (ITP) produce y desarrolla este componente básico en los motores de aviación y con los que la multinacional británica quiere volver a pujar fuerte en la industria aeronáutica militar.
Rolls-Royce adquirió hace año y medio el 53 % de la compañía española con sede en Bilbao por 720 millones de euros tras vender su parte otra empresa con sede en el País vasco, el grupo Sener. Una compraventa que llevó a cabo unos días después del Brexit, y que debía estar cerrada a primeros de un 2017 que va camino de terminar sin que Defensa dé el ‘plácet’ para que se haga efectiva.
Fuentes conocedoras de la operación aseguran que «el proceso está avanzado y que la autorización de Defensa tras casi año y medio de espera sólo depende de un acuerdo de seguridad con los ingleses». Las mismas fuentes prefieren hablar de «retraso» y «no de bloqueo», que achacan a cuestiones administrativas.
Rolls ha planteado una estrategia para volver al mercado del motor de aviación, del que salió en 2011 y en su hoja de ruta pasa el hacerse con una Industria de Turbo Propulsores(ITP), una compañía con un papel destacado en España y en Europa: por un lado, en nuestro país tiene en exclusiva un contrato de mantenimiento de los motores de las flotas aéreas y navales de de los Ejércitos del Aire, de Tierra y de la Armada. Un contrato de 51 millones y que expira este año. Y además, otro para dar el mismo servicio a las aeronaves de la Guardia Civil por 9 millones desde 2015.
Pero además, la empresa con sede en Zamudio fabrica piezas del avión europeo de combate, el Eurofighter, y también del motor del Airbus A-400, el avión de transporte militar que Airbus ensambla en Sevilla; y, además, tiene la exclusiva del mantenimiento de todos los motores de las unidades que componen la Fuerza Aérea española. Factores que Defensa ha tenido muy en cuenta para mantener la compraventa por parte de una empresa con presencia internacional y segunda mayor proveedora de motores de aviación civil del mundo que, merced a la salida de Gran Bretaña de la UE, no quedaría el mercado mundial en ‘stand by’.
Rolls debe dar garantías de seguridad
Confiar en que una empresa de tecnología española que supervisa aviones de nuestros tres ejércitos pase al control de una multinacional de un país que deja la UE y que fabrica motores militares para otros países fuera de la Unión es algo que Defensa ha sopesado, y para lo que ha alcanzado una solución: un acuerdo por el que Rolls-Royce conceda garantías de seguridad en la adquisición de las turbinas españolas.
La compañía británica evita pronunciarse sobre qué tipo de influencia ha tenido el Brexit (y el resto de clientes que pueda tener en fuerzas aéreas fuera de la Alianza Atlántica) en la paralización de ese visto bueno de las autoridades españolas todos estos meses: «No vamos a comentar sobre el posible motivo», ha señalado a OKDIARIO el Director de Comunicación de Rolls-Royce para Europa, Frank Martin Hein.
Con todo, la multinacional espera una pronta resolución: «Preferimos no hablar de plazos pero somos optimistas y estamos confiados en que la operación tenga luz verde del Gobierno español muy pronto. ITP es una empresa muy importante para nuestro desarrollo y el de la industria aerospacial europea».
Un final que se ha demorado en exceso, y que aunque desde Rolls se opta por la prudencia «llegará a su debido tiempo», vaticina Hein, podría llegar a partir del 23 de noviembre cuando responsables del Ministerio de Defensa y de la Secretaría de Estado de Comercio se reúnan en junta para dar vía libre a la inversión extraordinaria. Una decisión que tendrá que rubricar el Consejo de Ministros.
La incorporación de la empresa española de piezas de motor no sólo amplía sus capacidades de fabricación y de servicios, sino que agrega a Rolls-Royce valor al sector de Defensa, especialmente en los programas TP400 y EJ200.