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El chófer confirmó a Villarejo que Bárcenas grabó sus conversaciones con Rajoy y Arenas para chantajearles

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El ex tesorero del PP Luis Bárcenas negó rotundamente, en su declaración del 21 de febrero de 2019 ante el juez, haber realizado nunca grabaciones para chantajear al ex presidente Mariano Rajoy: «Si yo tuviera esas grabaciones, habrían salido [publicadas]. Yo jamás he pisado una tienda del espía ni he grabado a nadie», afirmó.

Pero la información que el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, transmitía como topo al comisario José Villarejo era muy distinta. El sumario que instruye el magistrado Manuel García-Castellón incluye una de las grabaciones que Villarejo realizó mientras Ríos le contaba las intimidades de la familia Bárcenas, a cambio de una compensación económica de 2.000 euros al mes.

El chófer aseguró a Villarejo que Bárcenas había grabado al menos dos conversaciones comprometedoras, con las que pretendía presionar a la cúpula del PP para evitar su entrada en prisión. La primera de ellas, en el propio despacho de Mariano Rajoy en la planta séptima de la sede de la calle Génova. Y la segunda, durante una comida con el ex vicepresidente del PP Javier Arenas en un restaurante de Sevilla, durante la cual se comentaron numerosos detalles de la financiación irregular del partido.

Si esta última grabación salía a la luz, sentenció Sergio Ríos, «Arenas está muerto». Según su testimonio, ambas conversaciones estaban registradas (junto a otros documentos comprometedores) en un pendrive que Bárcenas había ocultado, y que el Ministerio de Interior intentaba encontrar en la Operación Kitchen para evitar que llegaran a manos del juez del caso Gürtel o a la opinión pública.

Tras ingresar en prisión, Luis Bárcenas se sentía traicionado por la dirección del PP, que le había convencido para que abandonar su escaño de senador, y por tanto su condición de aforado.

«La gran equivocación que dice la señora», relató el chófer Sergio Ríos, en alusión a la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, «que yo no sé si eso está grabado o no, es que Galeote y Trallero y Michavila le hicieron como un medio pacto, ‘no te preocupes porque te van a cumplir, joder que tú eres el corazón del partido’, para que dejara el escaño, y de eso se arrepiente un montón porque dice que ha estado un año en la cárcel…»

El chófer se refería al ex eurodiputado del PP Guillermo Galeote, al ex ministro de Justicia José María Michavila y al abogado Alfonso Trallero, que habían sido los encargados de convencer a Bárcenas para que abandonara su escaño en el Senado. De este modo perdió el blindaje que le ofrecía el aforamiento, que en último extremo podría haber impedido su entrada en prisión, tal como constató el abogado de Bárcenas, Javier Gómez de Liaño.

Así lo relató el chófer Sergio Ríos al comisario Villarejo: «Liaño le ha dicho: ‘ahí es donde la has cagado, porque esto en el Supremo se habría caído, aforado no ibas a entrar en la cárcel’». «¿Y esa conversación la tiene él grabada también?», se interesó Villarejo. «Sí, esa es la que tiene. Esa es la de… Arenas», le confirmó el chófer.

Sergio Ríos confirmó así que Luis Bárcenas habría grabado la conversación que mantuvo con el ex secretario general del PP Javier Arenas (al que se refieren con el apodo de Bocanegra), durante una comida celebrada en Sevilla. El chófer se mostró convencido de que «Arenas está muerto» si salen a la luz las confidencias que realizó en aquel almuerzo sobre la financiación de las campañas electorales del PP.

El chófer Sergio Ríos se refirió a dicho encuentro entre Bárcenas y Arenas con las siguientes palabras: «Cuando [Bárcenas] ya no se fía de él quedan en Sevilla y le empieza a tirar, ‘y éste, y éste ha hecho esto’, y dice, ‘jaja, claro que ha hecho esto, y éste esto y dice lo de la campaña, lo de los aviones, lo de los helicópteros, lo de tal, lo de cual… no sé qué, joder, pero es que ha ido contigo Cospedal…’ Y él soltando lindezas de todo el mundo menos de él».

«Y esa conversación probablemente le hará mucho daño, especialmente a Arenas», aventuró Villarejo. «Hombre, Arenas está muerto. Vamos, entiendo yo. Si tú, solamente con poner verde a tu jefe y soltar lindezas de todo el mundo menos de ti…», convino Sergio Ríos.

A continuación, el chófer confirmó que Luis Bárcenas también grabó al menos una conversación que mantuvo con el entonces presidente Mariano Rajoy en su despacho de la planta noble en la sede del PP de la calle Génova. Según su relato, Rajoy montó en cólera cuando el ex tesorero le advirtió que guardaba papeles comprometedores sobre la entonces secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal.

Según el relato de Sergio Ríos, durante aquel encuentro Bárcenas «se enfada y le amenaza y le dice, ‘oye, que yo tengo lo de Cospedal…’ y le dice el presidente, ‘¿cómo tienes tú eso guardado?’ y le dice él: ‘tengo eso y mucho más’». Luis Bárcenas había descubierto sus cartas y el Gobierno de Rajoy decidió poner en marcha la Operación Kitchen para intentar arrebatarle sus documentos comprometedores.

En la conversación incorporada al sumario de la Operación Kitchen, el comisario Villarejo instó al chófer a hallar el pendrive en el que el ex tesorero del PP ocultaba las citadas grabaciones: «Lo único es que ese tipo de conversaciones, macho, en ese pendrive, es algo que de alguna manera hay que darle al tarro para encontrarlo, macho. Hay que… claro, al ser un sitio tan pequeño lo puede tener cualquiera en cualquier sitio».

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