Celia Mayer se niega a dimitir por los títeres proetarras y se carga al director del Carnaval
La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, ha decidido aferrarse al cargo y ha destituido a Ramón Ferrer Prada como director de programación de las fiestas de Carnaval, para evitar asumir su propia responsabilidad en la función de títeres en la que se hizo apología del terrorismo.
Ferrer Prada es miembro de Ahora Madrid (la candidatura de la alcaldesa Manuela Carmena) por el barrio de Tetuán.
Preguntada sobre si va a dimitir, tal como exige el PP, Mayer se ha defendido asegurando que ya ha tomado decisiones «de manera contundente y rápida»: la paralización inmediata de la obra, la presentación de una demanda en el juzgado «por incumplimiento de contrato» contra los dos actores detenidos y el cese del director de programación del Carnaval, Ramón Ferrer Prada.
Pero lo cierto es que no fue el Ayuntamiento, sino la Policía, quien puso fin a la representación teatral, cuando varios padres que asistían al espectáculo junto a sus hijos denunciaron lo que estaba ocurriendo: los muñecos de guiñol habían comenzado apuñalando a una monja y luego ahorcaron a un juez y apalearon a un policía.
Finalmente, uno de los personajes exhibió una pancarta con el lema «Gora Alka ETA». Fue entonces cuando la Policía detuvo a los dos actores de la compañía, que hoy declaran ante la Audiencia Nacional como autores de un delito de enaltecimiento del terrorismo.
La concejal de cultura, Celia Mayer, se ha excusado diciendo que el Ayuntamiento desconocía el contenido de la función que contrató con dinero público. Y ha asegurado que el gobierno municipal está «absolutamente indignado» con lo ocurrido en la representación infantil de Tetuán, que mostró «contenidos de carácter inapropiado para el público infantil», sin especificar cuáles son dichos contenidos.
La edil y la consejera delegada de la empresa municipal Madrid Destino acudieron el mismo viernes por la tarde a los juzgados de Plaza de Castilla para interponer una denuncia contra los dos miembros de la compañía de títeres, porque el contrato firmado «era para público infantil y se produjeron contenidos inapropiados para este tipo de obra».
La concejal Celia Mayer ha minimizado la polémica atribuyéndola a que «hay un clima político de bastante crispación» y ha añadido que, en este caso, «se ha cometido un error en la programación que ha ofendido a gente y nosotros hemos tomado las decisiones políticas que teníamos que tomar».
Tal como acredita el documento que reproducimos, su departamento había anunciado como un «espectáculo infantil», dentro de su programa de fiestas de Carnaval la función de títeres que acabó con los dos actores detenidos por apología del terrorismo.
Hace apenas cuatro días, Mayer también atribuyó a un «error» que el Ayuntamiento retirara una placa situada en el Cementerio parroquial de Carabanchel en memoria de ocho jóvenes seminaristas carmelitas, que fueron fusilados por el bando republicano durante la Guerra Civil.
La Concejalía de Cultura que dirige Celia Mayer había retirado esta placa dentro de su programa de aplicación de la Ley de Memoria Histórica para eliminar «monumentos franquistas».