Bonig: “Rita se merecía otra salida pero había un Gobierno y una estabilidad que había que preservar»
Isabel Bonig (Castellón, 1970) ejerce de valenciana las 24 horas al día. De hecho, prefiere que charlemos en una horchatería de la madrileña calle de Alcalá, Alboraya, “es de valencianos 100 por 100”. Apenas hace unas semanas que fue aclamada presidenta del Partido Popular valenciano con el 94%. No obstante, lleva al frente de los populares algún tiempo más. En julio de 2015, Alberto Fabra dimitía y Génova optó por colocar a Bonig como sustituta hasta la celebración del congreso regional. Una interinidad que, sin embargo, no le restó ni un ápice de contundencia para enfrentarse a la vieja guardia de su partido y exigir renovación. El tiempo le está dando la razón.
Pregunta.- Isabel Bonig tiene sed de ganar en Valencia…
Respuesta.- Tenemos ganas de ganar porque el proyecto es ilusionante y también porque somos nuevos. Yo estoy en política desde 2007, hace dos días. No llevo una carrera política de veinte años. Vengo de la mejor escuela que son los ayuntamientos, tanto en la parte profesional como de alcaldesa, y eso te hace tener un contacto directo con la gente que se agradece. Procuro no perderlo y mantenerlo mucho tiempo.
P.- ¿Por qué la llaman “la dama de hierro levantina”?
R.- Eso fue Javier Moliner y es porque soy una gran admiradora de la señora Thatcher, siempre lo he sido.
P.- Usted no se esconde ideológicamente. Ha dicho “soy liberal, católica, me gusta Margaret Thatcher” y, me imagino, que también le gustará Ronald Reagan…
R.- También. Hay que reconocer que hicieron un buen tándem, Reagan y Thatcher, junto con Juan Pablo II. Siempre me gustó el vuelco que Thatcher le dio al Reino Unido, con sus errores, pero fue una mujer luchadora por los derechos de la mujer. A veces la izquierda esconde esa parte, parece que solo la izquierda puede defender esos derechos. Fue una mujer adelantada a su tiempo, de hecho, hasta Theresa May no ha habido otra primera ministra. Recobró el orgullo de los británicos, le dio la vuelta al país, volvió a la generación de empleo y riqueza. Hizo muchas cosas, volvió a confiar en la gente, que es el mayor activo que tiene un político.
P.- ¿Cuándo cree Isabel Bonig que la situación del partido se empezó a deteriorar?, ¿en qué momento se empezó a formar el entramado de corrupción que afecta al PP valenciano?
R.- Es muy difícil establecerlo. Obviamente un partido que ha tenido tantísimo poder, estamos hablando de más de 20 años de mayorías absolutas y que ha estado en tantas instituciones, genera una avalancha de gente que llega al albur del poder. Entró de todo y quizás no se tuvieron los controles suficientes. Bueno, y que fue un ataque que puso a la Comunidad Valenciana en el foco, en el epicentro. Al final, si vemos, la corrupción ha existido en todas las regiones: tenemos el caso de Andalucía, de las Islas Baleares, de Cataluña, de Madrid. Nosotros hemos sido el epicentro de todo. Es verdad que, en la última etapa del presidente Camps, por sus propias circunstancias personales y judiciales, no hubo tanto marcaje. Pero, al final, hay muchísima gente que ha pasado por este proyecto y es verdad que unos cuantos lo han hecho mal, pero hay mucha gente que se ha dejado la piel y es honrada. Acabar con la corrupción es imposible, existe desde que el mundo es mundo, lo que tenemos que lograr es que cada vez sea más difícil corromperse. Los partidos tenemos que estar muy alertas y establecer los procedimientos internos para controlar, tomar medidas.
P.- ¿De qué es más partidaria Isabel Bonig cuando se produce una investigación: de retirar al cargo con la imputación o con la apertura del juicio oral?
R.- Nosotros tenemos, en nuestros estatutos, la apertura de juicio oral, salvo en los casos muy flagrantes. En la Comunidad Valenciana incorporamos la línea de que dejasen sus cargos los imputados por corrupción. Aquí se está mezclando muchas veces la corrupción con la gestión administrativa. No podemos criminalizar la gestión administrativa porque lograremos tener las administraciones paralizadas y gente que no quiere venir a la política. Hay personas que podrían venir una temporada y hacer de la política, no su profesión, sino un compromiso. Sin embargo, esto se ha judicializado tanto que la gente piensa “no vaya a ser que yo encima comprometa mi patrimonio, mi honor y mi prestigio”. Y es que la gestión supone tomar decisiones. Y, desde luego, los partidos políticos tienen que entonar el mea culpa. Hemos tenido casos flagrantes que, por estética, se tienen que tomar medidas, aunque eso no suponga prejuzgar la culpabilidad de una persona.
P.- Usted tiene fama de ser muy contundente con la corrupción y, de hecho, se ha enfrentado a una parte de su partido, la vieja guardia, no muy partidarios de la regeneración. ¿Quiénes han sido más duros, los suyos o la oposición?
R.- Ha sido duro todo, la oposición también es dura en la Comunidad Valenciana. Yo veo ahora ciertos circos que se montan en el congreso de los Diputados y digo: “Bienvenidos”. Nosotros hemos padecido todo el circo que montan en las Cortes. Pero, por nuestro lado, ha sido complicado porque las transiciones no suelen ser fáciles. A mí alguien me dijo una vez que era importante el momento de entrar en política pero más importante es saber salir.
P.- ¿Y usted ha pensado alguna vez, con todos los líos internos, «me voy y, si no se renuevan, que no se renueven»?
R.- He de reconocer que ha habido momentos muy duros, de muchísima soledad y muy difíciles a la hora de tomar medidas porque conoces a la gente. Al final, tienes que pensar en el proyecto común, en muchísima gente que se estaba dejando la piel y que no merecía toda esta situación. Es verdad que se han cometido muchas injusticias, hay gente que ha sido acusada injustamente y luego ha sido absuelta. A esa gente hay que reconocerle. Pero es verdad que nosotros teníamos una historia, una trayectoria que nos obligaba, por fuerza, a ser más contundentes. Y ahí están los resultados de las últimas elecciones.
P.- Esa desconexión con usted de la vieja guardia llegó con el caso de Rita Barberá, ¿usted se arrepiente de algo?
R.- No, era un momento muy difícil, con unas elecciones generales a la vuelta, con una presión mediática importante, con una presión judicial también importante y una presión política; ahí estaba Ciudadanos, del que íbamos a depender. Había un Gobierno y una estabilidad que había que preservar por el bien de España. No se trató de juzgar su inocencia o su culpabilidad porque una figura como Rita no se merecía su última etapa. Rita merecía otro tratamiento y otra salida de la política. Pero, bueno, las cosas han cambiado y no todo el mundo supo entender que ahora la exigencia es mayor. Y me puede pasar a mí mañana.
P.- ¿Usted tuvo ocasión de poder explicárselo?
R.- Nosotros le explicamos nuestra posición a ella, pero, bueno, sí que es verdad que luego la situación se fue deteriorando. Es difícil, humanamente entiendes que alguien, que se siente inocente y ha sido tan importante, no quiera dar ese paso atrás. Lo cierto es que la sociedad había cambiado, la percepción social había cambiado, y el buen político tiene que reconocer que su momento ha acabado y que tiene que dar un paso atrás.
P.- Decía Rita que, sin victoria en Valencia ciudad, no hay victoria en la Comunidad Valenciana, ¿tiene ya pensado un candidato?
R.- El área metropolitana de Valencia es importantísimo y ahí nos jugamos mucho. Tenemos perfiles, varios, que lo podrían hacer. ¿Sabe una cosa? Yo pienso que, en el PP, de tanto gestionar, perdimos el alma y nos alejamos de la conexión con la gente. Ahora tenemos la posibilidad de crear un nuevo proyecto, sobre la base de todo lo bueno que se ha hecho en el pasado y cambiar todo lo malo. Es apasionante. Cuando te das una vuelta por la ciudad, descubres a un montón de gente que se quiere sumar y a esa gente hay que darle una oportunidad. Yo estoy aquí porque alguien me dio una oportunidad y tengo que ser consciente que llegará un momento en que me tendré que ir. Estábamos muy acomodados después de veinte años y ahora vas encontrando gente que, se sorprendería usted, la cantidad de gente buena que hay para el Ayuntamiento de Valencia.
P.- ¿Mujeres?
R.- Bueno, mujeres y hombres. Yo no soy de cuotas.