Infanticidio en Godella

La asesina confesa de Godella obtuvo la máxima nota en el examen para ser empleada municipal

A María Gombau, la valenciana que presuntamente asesinó a sus hijos de 3 y 5 años y ocultó los cadáveres, se la describe como una mujer dominada por un trastorno mental grave con brotes de esquizofrenia.

La asesina confesa de Godella obtuvo la máxima nota en el examen para ser empleada municipal
María Gombau, la asesina confesa de sus dos hijos en Godella.
Pelayo Barro

María Gombau, la mujer que ha confesado el asesinato de sus propios hijos en Godella (Valencia), obtuvo la máxima nota posible en el examen teórico que realizó en las instalaciones de la Universidad de Valencia para acceder a la bolsa de empleo del Ayuntamiento de Rocafort, localidad vecina de Godella y de la que era oriunda. Gombau acudió regularmente a las clases preparatorias de la prueba y, quienes coincidieron con ella, no recuerdan que diera señales de tener esquizofrenia. “Parecía totalmente normal” aseguran fuentes municipales a OKDIARIO.

¿Qué se le pasó a una madre por la cabeza para matar a sus propios hijos, de cinco y tres años, y ocultar sus cuerpos en una fosa? Esa es la pregunta que ahora deberá tratar de responder el equipo de psiquiatras que está analizando a la valenciana María Gombau en la cárcel de Picassent.

Técnicos del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil estudian en estos momentos un palo hallado en un pozo de la finca y que, sospechan, pudo ser el arma homicida. Mientras, los investigadores tratan de determinar si fue un brote psicótico el que provocó que la madre asesinara a golpes a los pequeños Amiel e Ixchel. En su interrogatorio, Gombau confesó que el crimen había sido un encargo “de Dios”. Un día antes de matarlos ya había intentado ahogarlos.

Según ha admitido la familia, María Gombau, de 27 años, sufría desde hace años un TMG (Trastorno Mental Grave) con brotes esporádicos de esquizofrenia. Tenía prescrita medicación, pero el consumo habitual de estupefacientes –principalmente cannabis- agravaba su estado.

Firme activista del movimiento 15M y con ideas políticas de izquierda radical, su entorno la describe como una mujer obsesionada con la lucha anticapitalista, el feminismo y la corrupción política. Se declaraba antisistema y vivía con su marido y sus dos hijos en una casa ocupada.

El tribunal de empleo le puso un 10

Sin embargo, según ha podido saber OKDIARIO de fuentes municipales del Ayuntamiento de Rocafort, su estado de salud mental no le impidió acceder a la bolsa de empleo local y conseguir un trabajo público de varios meses como “peón de limpieza viaria”. No solo eso, la asesina confesa de Godella obtuvo la máxima nota posible en el examen escrito, que realizó en verano de 2017. El tribunal de selección le otorgó un 10 sobre 10.

Calificación de María Gombau, la mujer que ha confesado el asesinato de sus propios hijos en Godella (Valencia), en el examen para acceder a la bolsa de empleo del Ayuntamiento de Rocafort.

El temario de la prueba incluía cuestiones sobre la normativa reguladora del régimen local, así como de diversas materias relacionadas con la prevención de riesgos laborales. El test se componía de 12 preguntas. Se presentaron 176 personas. La sala de examen fue un aula de la Universidad de Valencia.

De todos ellos, solo 95 asistieron regularmente a las clases de preparación del examen, que fueron impartidas a los aspirantes en las semanas previas a la prueba por técnicos municipales del Ayuntamiento de Rocafort. María, confirman las fuentes consultadas, estaba entre los asistentes.

En este tipo de pruebas no se establece la realización de ningún test de aptitudes psicológicas, por lo que el servicio municipal de empleo de Rocafort no pudo conocer su estado de salud de cara a su contratación.

Una “persona normal”

Durante su contacto con las personas con las que compartió jornadas de formación, nadie sospechó ningún tipo problema psiquiátrico ni vio comportamiento extraño alguno. Se comportó como una “persona normal”.

Tampoco recuerdan que en ese tiempo mostrara síntomas de consumo de estupefacientes, pese a que por entonces ya vivía en una casa ocupada junto a su marido y había despertado la preocupación de su entorno familiar.

Su madre, abuela de Amiel e Ixchel, había denunciado la situación en varias ocasiones a los servicios sociales de la localidad. La última, apenas 24 horas antes de la tragedia. Incluso habría iniciado los trámites para solicitar la custodia de los dos menores. Sin embargo, los servicios municipales no llegaron a tiempo.

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