Espionaje con Pegasus

El fracaso de la ‘operación Pegasus’ diseñada por López y Vallès desconcierta al Gobierno

Sánchez
Óscar López, jefe de gabinete de Sánchez, y Francesc Vallès, secretario de Estado de Comunicación
Joan Guirado

Desconcierto en el Gobierno por la dimensión que ha cogido la denuncia de espionaje a los teléfonos móviles de Pedro Sánchez y Margarita Robles. La operación, «sin medir las consecuencias», afirman en el complejo presidencial, la diseñaron el jefe de gabinete Óscar López y el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès, bajo la supervisión del secretario general de la Presidencia, Francisco Martín Aguirre. Algunos comparaban lo ocurrido en las últimas horas con «una de las de Ivan [Redondo] pero mal hecha».

El objetivo principal era «tapar las denuncias de ERC y venderse como víctimas». Pero «no tuvieron en cuenta el impacto político y económico que podía tener», afirman. Este lunes, festivo en Madrid, Óscar López llamaba personalmente a periodistas para advertirles que «esto es muy serio» para especular con la hipótesis de que podría haber sido Marruecos y vendía la opción de que hubiera sido una empresa con intereses sobre España. Luego les reprochaba el uso de esa información a través de la elaboración de noticias.

La operación Pegasus monclovita, de López y Vallès, arrancó a mediados de la semana pasada. Fue cuando ERC se hizo fuerte en su amenaza de no aprobar el decreto de medidas de la guerra y, por primera vez, el PSOE vio tambalear la estabilidad parlamentaria. Pese a que hace un año el Centro Criptológico Nacional ya advirtió de los ataques a los teléfonos móviles de los ministros con el software israelí, tal como ha desvelado este martes OKDIARIO, no se decidió comprobar los terminales de algunos de sus miembros hasta la denuncia de los separatistas. El jueves se encargó el análisis forense y ese mismo día Sánchez y Robles se quedaban sin móvil para ser analizados.

Vulnerabilidad

«España es el cuarto país más seguro del mundo y el segundo de la Unión Europea en materia de ciberseguridad» repitió hasta en tres ocasiones, este martes, la portavoz Isabel Rodríguez. A menos de dos meses de la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid, que reunirá a los principales líderes mundiales en la capital española, dar signos de vulnerabilidad en materia de seguridad no es la mejor carta de presentación. En el ala económica del Ejecutivo también reconocen que «ser el primer presidente en ejercicio que reconoce haber sido espiado» -el Elíseo nunca reconoció el espionaje a Macron- «no ayuda a dar confianza a las empresas».

Nervios en Palacio

Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno, no disimula los nervios que tener que dar la cara por esta cuestión le provoca. Se le notaban el lunes, al otorgar el turno de palabra al ministro Félix Bolaños, y se le seguían notando este martes en las respuestas a los periodistas tras el Consejo de Ministros. Pese a que llevaba multitud de réplicas escritas por sus asesores, hasta en dos ocasiones se quejó a los informadores de que únicamente preguntaban por eso. Rodríguez se abonó a la táctica defensiva del culpable, cargando contra el PP, cuando en realidad según ellos son víctimas.

A escaso un metro de ella, en línea recta, el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès, tomaba nota de absolutamente todo y asistía o desesperaba con la cabeza según qué pregunta se formulaba. Se escapó relativamente rápido del patio de butacas, tras despachar a los periodistas con un encriptado: «No tienes antivirus hasta que se descubre el virus». Con el pasillo de por medio, la mano derecha de Sánchez y Bolaños, Fran Martín Aguirre, observaba con detenimiento. No es habitual que se acerca a la sala del portavoz tras las reuniones ministeriales. Saben bien lo que se juegan.

La operación, al detalle

El Gobierno, según repiten una y otra vez sus altos cargos, conoció el espionaje con Pegasus a Sánchez y Robles este mismo domingo. El análisis de sus teléfonos, según ha podido saber este periódico, se encargó tras la denuncia de los líderes independentistas de que habrían sido espiados a través del sistema Pegasus. Esas mismas fuentes conocedoras de la crisis desatada en las últimas horas en Moncloa señalan que se habría producido entre el miércoles y el viernes. Desde hoy, y a lo largo de la semana, se analizarán los del resto de ministros y los presidentes autonómicos que lo deseen.

El fallo en la seguridad de las comunicaciones de dos de los miembros más importantes del Consejo de Ministros ha provocado un gran nerviosismo en el Palacio de La Moncloa. Este lunes, festivo en Madrid, la mayoría de los cargos del gabinete de la presidencia estaban en sus puestos trabajando casi al alba. Aunque tenían la convicción, hace tiempo, de que ese espionaje se estaba produciendo, faltaba la confirmación oficial que llegó, a petición del Gobierno, en el momento más idóneo políticamente. Aunque su comunicación a bombo y platillo sea considerada «un error de manual».

Liderados por Bolaños y en contacto con la Abogacía del Estado, unos pocos, preparaban el escrito de denuncia que a primera hora se presentó ante el juez de guardia de la Audiencia Nacional. Otros, con Isabel Rodríguez y Francesc Vallès a la cabeza, preparaban la comparecencia ante los medios convocada de urgencia y por sorpresa. Sólo unos minutos antes, Bolaños comunicaba lo que estaba a punto de anunciar, vía llamada telefónica, a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Ni un mensaje a la líder de Podemos, Ione Belarra.

Pedro Sánchez analizaba con su núcleo duro cada movimiento político y las derivadas que el caso Pegasus podían tener, tanto a nivel interno con Podemos, como con sus socios y la oposición y a nivel internacional.

El mismo martes por la mañana, empezó la presión a la directora del CNI, Paz Esteban López, para que presentase su dimisión. Paralelamente, su jefe de gabinete, Óscar López, desde un despacho cercano, llamaba a varios periodistas para vender su posición y reprochar algunos titulares. Todo el engranaje de la maquinaria del Estado funcionaba prácticamente a la perfección.

Sin análisis periódicos

Varios ministros consultados por OKDIARIO aseguran que no tenían que dejar sus teléfonos móviles para hacerles análisis periódicos. Este mismo lunes, en un programa de radio, lo decían públicamente también los dos ex vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias. La mayoría de los miembros del Gobierno usan un único teléfono personal que cuenta con un sistema de seguridad propio desarrollado en España por la empresa Indra denominado Comsec. Este sistema garantiza la seguridad de las comunicaciones entre ministros. También lo tiene instalado el Rey Felipe VI.

Paralelamente, al acceder cargo, se les hace entrega de otro terminal de alta seguridad libre de espías, que prepara el CNI y que gestiona la propia seguridad del Gobierno, y que es muy difícil de hackear. Pero este segundo teléfono, más allá del presidente y el jefe del Estado, se usa de forma muy puntual. La mayoría, para conversaciones de alta seguridad, utilizan los teléfonos fijos encriptados de sus despachos.

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