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Las muertes por altas temperaturas ya no importan a la izquierda: «Sánchez va a lo suyo y ya está»

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Las olas de calor y la emergencia climática, muchas veces de previsiones apocalípticas, parecen no importar tanto cuando se trata de convocar y justificar unas elecciones que se desarrollarán en todo el país en uno de los días tradicionalmente más calurosos del año, tal como prevé la Aemet que también será este domingo. Cabe preguntarse: ¿es todo lo que convoca la izquierda y Sánchez un engaño? Hemos salido a la calle a recoger la opinión de los ciudadanos.

«Es una patada hacia adelante, mira a lo suyo y ya está», dice un hombre. «Sánchez es el mejor, el mejor haciendo cosas malas», opina otro. «Éste va a lo suyo», afirma un vecino. La idea general es que el presidente mira más por el interés personal (algo que ya conocemos) que por las condiciones en las que se pueda votar, y cómo los trabajadores de las mesas encaren las largas horas en época de canícula. «Es un horror de los grandes», enfatiza una mujer a la que hemos preguntado.

Recordamos que, además, han desaparecido esas muertes de trabajadores por las condiciones laborales intolerables, expuestos al calor. Ésas que denunciaba la izquierda. Ahora, los trabajadores que el día de las elecciones se verán frente a las altas temperaturas no parecen un problema para la izquierda, porque es la fecha que Sánchez fijó su cita electoral.

Con las temperaturas al alza o en máximas, Sánchez parece obviar que en la mayoría de los colegios no están preparados con aire acondicionado y que los improvisados ventiladores apenas dan aire; y es una situación que la izquierda, tan comprometida otras veces, no quiere dar importancia.

Y aquí es cuando no acordamos del candidato de la izquierda radical Roberto Sotomayor (cero diputados) que exclamaba como aspirante a la alcaldía de Madrid: «En mi Ayuntamiento con olas de calor no se trabajará entre las 12 y las 6 de la tarde».

¿Y los los sindicatos? Los sindicatos no han dicho nada, ante trabajadores que estén al pie del cañón, en jornadas de 8 o 10 horas con altas temperaturas. Silencio absoluto, pero la calle sí comenta cosas. Tal vez, cuando Sánchez deje La Moncloa, pueda sentir de verdad el pálpito de la calle y lo que los ciudadanos piensan de él.

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