Juan Bravo: la economía que cambió Andalucía
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En estos días, cuando los distintos partidos se disputan la cancha nacional, donde los goles cuentan hasta en fuera de juego, Juan Bravo, mallorquín de nacimiento y Ceutí y andaluz de corazón, se convierte en el guardameta de Feijóo, recordando sus buenos tiempos en los campos de fútbol sala donde obtuvo el título de profesional del balompié, y erigido ahora en uno de los principales baluartes de Feijóo para que el próximo 23 de Julio en Sevilla el PP haga historia, y derrote al partido socialista en la ciudad que a lo largo de los años ha sido bastión del PSOE, «su casa», como la llaman en Ferraz.
Bravo que, probablemente, sustituirá a la andaluza Montero en la ardua labor de la Hacienda pública, abría campaña en la capital andaluza, al más puro estilo del positivista Víctor Küppers, de quien el candidato es fiel seguidor, sentenciando que «vamos a intentar que sea la primera vez que el PP gane en las elecciones generales en Sevilla. El objetivo tiene que ser volver a unir a los españoles y para ello es necesaria la movilización voto a voto, por eso es muy importante la tarea de cada uno de los ciudadanos».
También dijo Küppers que «no es lo que te ocurre, es lo que haces con lo que te ocurre» y es precisamente lo que Juan Bravo ha hecho con su destino lo que lo ha convertido en el que, algunos denominan, el «gurú» de la economía de Feijóo, la cabeza numérica pensante, el político detrás de un calculadora cerebral, el infranqueable guardameta, en suma, de un equipo preparado para recuperar España y su economía. La casualidad y apuesta personal de Juanma Moreno lo puso en el camino y su trabajo, esfuerzo y dedicación extenuante le han dado los logros obtenidos y los que quedan por venir, su máxima en estos momentos : que el PP gane por primera vez en Sevilla al partido socialista en unos comicios generales.
El que fuera Consejero de Hacienda en la Junta de Andalucía durante la anterior legislatura, caminaba siempre rápido, pensativo y apresurado los pasillos del Parlamento, portando consigo una mochila negra y una tablet de mano. Hizo historia coronando 3 presupuestos consecutivos en una región en la que, precisamente, a niveles económicos, la sabiduría y el bien hacer habían estado brillando por su ausencia durante décadas. No dudó en aquellos tiempos en quitarse la chaqueta, remangarse la camisa blanca hasta el codo y plantarse a las 23h, después de una intensa jornada de trabajo, delante de una pizarra en blanco para conseguir acercar a los andaluces el complicado y farragoso entramado presupuestario y el universo de los impuestos a través de las redes sociales. En un manejo del lenguaje económico que podría resultar abrumador pero que Bravo consigue hacer llevadero y comprensible para el ciudadano de a pie.
Juan Bravo Baena, vicesecretario de Economía del PP, hizo el gesto más sencillo del día a día de cualquier hogar, apagó la luz de los edificios oficiales cuando se cerraban, para recortar un gasto superfluo que suponía un indecente pozo sin fondo del dinero de todos los andaluces. Salía el último de su oficina sevillana, mochila en ristre, cuaderno de apuntes cargado de peticiones. Muchos de los que tuvieron el honor de reunirse con él, empresarios, entidades, administraciones… destacaban su cercanía, su pasión por cada tema que se le planteaba y su infinito interés por la escucha activa y la entrega a la ciudadanía.
En Jaén, sus amigos lo conocen como «Juanele» y bromean con la posibilidad de que su compañero de fútbol sala termine portando la cartera de alguno de los ministerios del Gobierno de España, asegurando que nadie estaría más a la altura de las necesidades de los españoles que él. Diestro para las amistades, para los cambios de estampitas con sus hijos en la plaza del Cabildo de Sevilla los domingos y para coger el esférico de la desfachatez sanchista y sacarlo de la portería de un Partido Popular ansioso de cambio.
Licenciado en Derecho, es funcionario de la Agencia Tributaria, donde realizó tres oposiciones diferentes, Agente de la Hacienda Pública, Cuerpo Técnico de Hacienda y Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado. Ha sido delegado del Ministerio de Hacienda en Ceuta y profesor honorario de Derecho Financiero en la Universidad de Córdoba, diputado en 2015 y reeditado en 2016 por Ceuta en el Congreso, con el 53 por ciento de los votos de los ceutíes, en 2019 abandonó su escaño en la ciudad autónoma a la que guarda un especial cariño y que hace brillar sus ojos con nostalgia cuando la nombra, para convertirse en el consejero de Hacienda y Financiación Europea de la Junta de Andalucía.
A su máxima de «reducir gastos improductivos», se suma su pasión inconformista, como diría Steve Jobs, al que admira por axiomas como este «el mundo necesita gente inconformista para avanzar, personas que aspiren a reinventarse». Así es Juan Bravo, en constante mejora, en continuo avance, cercano a la filosofía de empresarios como Ford o Zuckerberg en una mezcla entre leyes, economía y el fútbol sala, que aúnan los valores del trabajo en equipo, la soledad y responsabilidad de la portería, con la sabiduría del secreto del éxito que reside, según el propio Ford en «la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista», algo para lo que el candidato por Sevilla del partido popular al Congreso se ha convertido en un experto, oyendo a los demás, sumando opiniones.
Dicen que detrás de un gran hombre, suele haber una gran mujer. En Andalucía, cuando alguien tiene mucha paciencia se dice que tiene «el cielo ganado» y a estas alturas, la compañera incansable de Bravo, su mujer y madre de sus tres hijos, debe tener el pase VIP. Siempre a su lado, acompañándolo en cada una de las subidas de escalón que ha ido realizando a lo largo de su imparable carrera política. Han demostrado que forman un equipo envidiable, necesario para tomar decisiones y colmado de lealtad a ellos y a los españoles a los que Juan quiere servir en los próximos años. Lealtad que Bravo ha mostrado también hacia su número uno, Feijóo, al que pretende acompañar hasta las escaleras principales de Moncloa.
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