Concentración bancaria

Sabadell explora su fusión con Kutxabank para luego unirse a BBVA y crear el primer megabanco español

El PNV será el máximo accionista de la entidad resultante si la operación sale adelante

Torres (BBVA) y Oliu (Sabadell) inician las conversaciones para fusionar los dos bancos

Kutxabank

Giro espectacular en el proyecto de fusión de BBVA y Banco Sabadell, cuyos contactos iniciales adelantó OKDIARIO. El banco catalán está explorando unirse inicialmente a Kutxabank para posteriormente incorporar a BBVA en una fusión a tres, según varias fuentes conocedoras de la operación. De salir adelante, crearía el banco más grande en España y tendría a las antiguas cajas de ahorros vascas, controladas por el PNV, como principal accionista.

Las negociaciones entre las tres entidades se llevan con la mayor discreción dada la complejidad que supone poner de acuerdo a tantas partes implicadas y conjugar la pata financiera con la innegable vertiente política de la operación. Si finalmente fructifica, la nueva entidad tendría un tamaño total de 1,052 billones de euros, de los que 668.000 millones estarían en España. Eso la convertiría en la primera entidad en nuestro país, por delante de la integración de CaixaBank y Bankia.

Oficialmente, BBVA no hace comentarios a esta noticia. Kutxabank admite que, tras el verano, habló con Sabadell como habla con otras entidades, pero no fue más allá. Y se remite a unas declaraciones de su presidente, Gregorio Villalabeitia, en las que afirma que «no tenemos prisa ni necesidad de fusionarnos, pero podemos estudiar operaciones si el precio es bueno y generan rentabilidad». Desde Sabadell aseguran que el hecho de que «haya habido en el pasado algún contacto informal no quiere decir que se haya hablado de ninguna operación corporativa. Y, por supuesto, jamás se ha planteado una operación como la que comentan».

Desde el punto de vista financiero, es conocida la intención del Gobierno y del BCE de crear dos (y si es posible, tres) grandes entidades que aglutinen el grueso del sistema financiero español para hacer frente a la falta de rentabilidad actual y a la morosidad derivada del covid. Uno de ellos será Caixa-Bankia y otro pretende que se forje en torno a BBVA-Sabadell, para lo que está presionando a ambas entidades. Por otro lado, Kutxabank quiere tener un papel activo en el proceso de concentración y el PNV quiere incrementar su poder financiero en España a través de las operaciones corporativas del banco de las antiguas cajas vascas.

La lógica financiera de la operación

La operación BBVA-Sabadell tiene grandes obstáculos. Por un lado, BBVA (que tiene sus propios problemas, aunque recientemente ha mejorado sus previsiones en México) teme un fuerte incremento de la morosidad derivada de la exposición a las pymes y al turismo del banco catalán. Y tampoco sabe cómo resolver el problema que Sabadell tiene en Reino Unido con su filial TSB.

Ahora bien, BBVA tampoco quiere quedarse fuera del juego de fusiones por temor a no poder elegir en el futuro e incluso a un posible intento del Santander de hacerse con él: algo que gustaría en Boadilla pero que tendría enormes dificultades… que se allanarían si Carlos Torres fuera imputado por el caso Villarejo. Por eso, su consejero delegado ha reconocido que cualquier adquisición en España tiene que tener suficiente tamaño. Además, si entra Kutxabank en la operación, el riesgo derivado de los posibles activos tóxicos del Sabadell se diluye. Y también la posible necesidad de ampliar capital para absorber al banco catalán, algo muy difícil y dilutivo para sus accionistas con las cotizaciones en mínimos.

Por otro lado, Kutxabank tampoco quiere perderse el movimiento de concentración. Ha estado estudiando la posibilidad de Liberbank, pero esta entidad es demasiado pequeña y tiene prácticamente cerrada su fusión con Unicaja. En cambio, con la operación con BBVA y Sabadell pasaría a integrarse en el líder del mercado, donde además tendría un peso específico en los órganos de gobierno y una importante capacidad de decisión.

Por último, Sabadell tiene asumido que no va a poder continuar en solitario mucho más tiempo y pretende negociar la mejor operación posible para sus accionistas, que sufren grandes pérdidas en bolsa. De ahí que haya contratado a Goldman Sachs para estudiar sus opciones. Ha escapado de la órbita de CaixaBank, que era su gran temor, gracias a la fusión de esta con Bankia. Y ahora confía en conservar mayores parcelas de poder en una operación a tres que en una ‘absorción’ por BBVA.

El PNV, gran ganador desde la perspectiva política

En cuanto a la vertiente política, el gran impulsor de esta operación es el PNV, que mataría varios pájaros de un tiro. Las antiguas cajas que controla (que poseen el 100% de Kutxabank) serían el primer accionista del megabanco, lo que multiplicaría el poder económico de los nacionalistas. Además, la sede de la entidad fusionada estaría en Bilbao, lo que multiplicaría su importancia como plaza financiera (también pretende situar allí alguna división, como la tecnológica). En clave interna, afianzaría su control de Kutxabank ante la amenaza de que Bildu le coma terreno electoral en el País Vasco en el futuro.

El PNV ya intentó asaltar el BBVA (que sigue considerando «su» banco pese a que las familias de Neguri apenas tienen relevancia en el accionariado) con un proyecto de fusión con Bankia que quedó descartado cuando CaixaBank ofreció al Gobierno de Pedro Sánchez comprar la entidad nacionalizada. La fusión a tres sería el plan B, que cuenta con las bendiciones del Ejecutivo porque se supone que alejaría veleidades independentistas e imbricaría mucho más al PNV en la economía española. Además, fuentes cercanas a la formación nacionalistas aseguran que piensa con visión de largo plazo y que, en un futuro, intentaría aumentar su peso en el accionariado a través de empresas y empresarios afines.

Otra clave que no se puede ignorar es la espada de Damocles de la posible imputación a Carlos Torres, presidente de BBVA, por las escuchas encargadas por el banco al ex comisario Villarejo. Esta amenaza es un arma política muy relevante para presionar a Torres para que acepte la operación aunque no le satisfaga por completo.

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