Un reto colosal: el envejecimiento de la población

Envejecimiento
(Foto: iStock)

Si algo lleva la contraria hoy al pensamiento mayoritario de políticos y economistas es la Historia de la Humanidad, sobre todo la del último siglo. En el mundo actual, la guerra abierta entre el dinamismo del libre mercado en contraposición a la terrible expansión del intervencionismo gubernamental, se encuentra en un punto clave, y muy probablemente implicará un choque frontal o revolucionario en algún momento de las próximas décadas. O prevalece la libertad o la coacción, el libre mercado o la planificación gubernamental, la moral y la ética individual y familiar o la inmoralidad o/y amoralidad estatista.

En pocas cuestiones se ve tan claramente (y de forma preocupante) las consecuencias de esta guerra como en los efectos del envejecimiento de la población a largo plazo,

Por una parte, jamás en la Historia conocida, el mundo ha estado tan poblado y se ha reducido tanto la miseria material de cientos de millones de personas, refutando absolutamente este hecho las teorías malthusianas que preconizaban el final del mundo y el colapso económico fruto del crecimiento de la población mundial. Jamás entendieron los seguidores de Malthus, ni los marxistas tampoco, que el ser humano tiene una innata capacidad creativa, imagen y semejanza del Creador, que nos hace muy diferentes de las vacas o de las ratas.

A pesar de ello, el materialismo ateo y el relativismo keynesiano, propagaron sus mentiras y consiguieron adeptos en la mayoría de gobernantes de naciones importantes a partir de la década de los 60. Luego, a través de tantos organismos internacionales (ONU, OMS, Parlamento Europeo, etc.) han dedicado ingentes recursos de los tan sufridos contribuyentes a hacer propaganda a favor del control de la población mundial, han llevado a cabo programas transfronterizos para ello y han promulgado leyes para “concienciar” (más bien engañar) a la sociedad.

A través de esta gigantesca máquina de propaganda que son el estado y los organismos supranacionales, primero justificaron y luego legislaron sobre cuestiones moralmente malas o perversas, como si de cosas buenas se tratase. Tanto el aborto, como el divorcio (hasta hicieron leyes en algunos países, caso de España, de divorcio exprés en lugar de ayudar a las familias… o dejarlas en paz y no sangrarlas a impuestos) son frutos de esta deconstrucción de los planteamientos humanistas de siglos anteriores. A través de la politización de la esfera absolutamente privada de la persona, siguen intentando construir una sociedad estática donde se mantenga la cuota de poder, su poder, prácticamente inalterada.

Soy consciente de que estos temas son delicados de tratar, sobre todo económicamente, pero en mi opinión, no se pueden separar las cuestiones morales de las económicas, so pena de atentar directamente contra la naturaleza del ser humano, y en consecuencia socavar el progreso material e inmaterial que se ha conseguido durante siglos. Siempre que se ha privado al hombre de trascendencia, o se ha vaciado de verdadero contenido filosófico y antropológico la formación humana desde la niñez, se han creado grandes males políticos, sociales y económicos: véanse los casos del nacionalismo, el socialismo o el comunismo.

Por otra parte, las actuales políticas que pretenden imponer la ideología de género, justificando moralmente lo que a todas luces es un atentado contra la naturaleza ser humano (especialmente los más indefensos) y la principal riqueza de la sociedad: la familia, van en la dirección opuesta a la verdad, al bien, a la justicia y, por supuesto, al progreso económico y social.

¿Cómo piensan los ingenieros sociales que tenemos en la más alta política nacional e internacional solucionar el problema creciente del envejecimiento de la población que han creado en las últimas décadas sus políticas contra la natalidad?. ¿Cómo evitar el impacto que va a tener en el estado del bienestar (pensiones y atención sanitaria) en algunos países?… comienzo a oír argumentos favorables a la eutanasia.

Según ellos, una forma “caritativa” de mandar al otro barrio a personas que supondrán carga inasumible para las finanzas públicas y la sostenibilidad del statu quo actual. Esta solución es sencillamente aberrante, pero es que el problema será de tal magnitud, que en la estrecha mente de ingenieros sociales sin pizca de ética y de políticos sin escrúpulos, el fin justificará los medios… y el fin, cómo no, es seguir manteniendo el estado del bienestar mientras se pueda con cargo al sufrido contribuyente… mientras este no se convierta en una carga que amenace la sostenibilidad del bienestar de aquellos que forman parte de la estructura patricia del estado.

¿Qué hará el gobierno chino para contrarrestar décadas de planificación de la natalidad con la brutal aplicación de medidas coercitivas, esterilizaciones forzosas, cárcel, orfanatos para niñas abandonadas, etc.,  que impusieron a su población mediante el “máximo de un hijo por familia”?

¿Y cómo se enfrentará al envejecimiento de la población nuestra querida Europa (hay más niños en Malasia que en toda Europa)? ¿solo con inmigración? ¿y de qué tipo (porqué el Brexit)?

En contra de lo que pueda parecer, y que por desgracia es la opinión falaz más extendida entre economistas, una pirámide demográfica invertida o un envejecimiento brutal de la población, con la consiguiente reducción de la población en edad de trabajar, es inflacionista a largo plazo.

Además, empobrece a la mayoría de la sociedad porque la estructura productiva de la economía se estrecha, como bien explica la Teoría del ciclo austriaca tras las expansiones crediticias. A la inversa, casos como el de China (antes de su política del hijo único), India o Nigeria, demuestran que pirámides de población más “sanas” favorecen el comercio, la competencia y lógicamente generan progreso y riqueza al alargarse la estructura productiva de la sociedad (la oferta).

No quiero decir que estos países sean paradigmas del paraíso en la Tierra, ni mucho menos atan los perros con longanizas, pero si han puesto de manifiesto lo que afirmo. No obstante, los retos demográficos especialmente para China, son de una magnitud colosal, porque ha disfrutado de lo positivo de su demografía hasta esta década… mientras que para las siguientes décadas, me temo que será mucho más doloroso con motivo del intervencionismo planificador del Partido Comunista chino.

No hay que olvidar tampoco que hay tendencias a largo plazo que son claramente deflacionistas contrarrestarán este factor inflacionista demográfico, pero no en todos los sectores por igual. Hasta la fecha, como se ve en la siguiente tabla, aquellos sectores más vinculados a las edades más avanzadas son los que menos se benefician de la deflación de precios que han protagonizado los avances tecnológicos, técnicos y comerciales de las últimas décadas… no olvidemos que todos somos consumidores, pero mucho más importante, que somos personas, que tenemos alma y que el tiempo pasa…

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