Economía

Las pymes no reducirán plantilla tras el fin de la prohibición: contratarán más empleados para verano

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El próximo 28 de febrero se levanta la prohibición para reducir plantillas aludiendo a los efectos de la crisis del Covid-19. A día de hoy, este tipo de despido se considera improcedente, pero, desde el 1 de marzo, se aplicará la nueva reforma laboral y los profesionales podrán despedir sin arriesgarse a ser sancionados. Sin embargo, las pymes y autónomos con trabajadores a su cargo no prevén reducir sus plantillas, si no que vaticinan un aumento de la contratación para recuperar su actividad por completo de cara a la campaña de verano.

Con la finalización de las medidas extraordinarias de prestación por cese de actividad y los ERTE, se levanta también la prohibición para los autónomos de despedir a sus empleados alegando como causa la crisis sanitaria. Esta medida extraordinaria para la protección del empleo se implementó en marzo de 2020 y consistía en los dueños de negocios no podían alegar la fuerza mayor y las causas económicas, técnicas, organizativas y de producción vinculadas al coronavirus para despedir a sus empleados.

«En estos momentos la la maquinaria económica está funcionando sin ningún tipo de problema. Se han levantado las restricciones prácticamente y se han reducido los contagios. No creo que haya empresas ni autónomos que en una situación normal de normalidad, como ésta, decidan prescindir de sus trabajadores. Sería un auténtico despropósito» afirma Eduardo Abad, presidente de UPTA.

Una recuperación paulatina que las pymes y autónomos esperan que culmine en verano. Un periodo en el que se vaticina que la demanda -sobre todo en los sectores más dañados por el Covid- se recupere casi por completo, estimulando la contratación de más personal por parte de muchas pymes y autónomos. «Dentro de dos meses se puede decir que se inicia la temporada de primavera-verano cuando se prevé que haya contrataciones. En estos momentos, si se miran los precios de los hoteles y los comercios y se comparan con los del año pasado, se ve un encarecimiento por el aumento de la demanda, que es un factor determinante» apostilla Abad.

Estas buenas perspectivas se ven ensombrecidas por un factor importante: el alza en los costes fijos. La subida del IPC refleja un alza del 23% en los precios de los productos de la cesta de la compra desde 2018, en gran parte derivada de la subida de la factura de la luz, que se ha multiplicado por cuatro para muchas de estas empresas. A la subida de la electricidad, que se ha disparado un 72% o de los combustibles -que suben un 45,5%-  hay que añadir el alza de las materias primas. El SMI también va a suponer un alza en los costes fijos de estas empresas durante los próximos meses, pasando a pagar 1.607,09 euros al mes por cada trabajador que cobre el salario mínimo, frente a los 1.550,8 euros que desembolsan en la actualidad.

«Otra cosa distinta es que tenemos los combustibles con un precio desorbitado, la electricidad con un precio desorbitado, el gas con un precio desorbitado. Y eso redunda, no en la propia marcha de las empresas, sino en que las familias tienen que destinar más dinero para poder comprar y por ende compran menos» señala el presidente de UPTA. Una espiral alcista en los precios que reducen los márgenes de las pymes y autónomos, que sin embargo, miran con optimismo al verano para alcanzar la tan ansiada recuperación total de su actividad sin dejarse a ningún trabajador por el camino.

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