¡Es el mercado, amigo!

José Elías de todos los charcos

José Elías,
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El ínclito José Elías ha vuelto a liarla esta semana en OHLA. Ya era raro, conociendo su trayectoria, que rescatara una empresa para reflotarla y mantenerse a largo plazo. Pero no es el único desastre de las inversiones del coleccionista de Ferraris y avalista de Joan Laporta: las pérdidas se le disparan en EzentisAtrys Health. No hay charco en el que no se meta.

Empecemos por OHLA. Como es sabido, los hermanos mexicanos Amodio, principales accionistas de la constructora que fundó Juan Miguel Villar Mir, llevaron a la compañía al borde de la quiebra y buscaron inversores para una ampliación de capital de 150 millones que la salvara. De hecho, montaron una especie de subasta y el que pujó más alto fue Elías, deseoso de meterse en un nuevo charco por si tenía pocos.

Como de costumbre, nadie le tomó en serio al principio, pero logró sumar a su proyecto a algunos nombres ilustres, como José Eulalio Poza, fundador de MásMóvil, y, sobre todo, Josep Maria Echarri, del Grupo Inveready. Eso convenció a los bancos acreedores y a los bonistas para refinanciar la deuda de la compañía y salvarla del concurso en diciembre.

OHLA, Elías

La inversión del 10% que declara supuso unos 30 millones. Como es lógico, Elías quería mandar y por eso logró cuatro puestos en el consejo, incluida una vicepresidencia para él mismo. Además, logró que los Amodio dejaran las labores ejecutivas (los dos hermanos, Luis y Julio, las tenían como presidente y vicepresidente, algo nunca visto), pero nombraron un consejero delegado con todo el poder de su confianza: el también mexicano Tomás Ruiz.

Estalla el polvorín

Una situación claramente inestable que tenía que estallar en cuanto vinieran mal dadas. Donde no hay harina todo es mohína. No ha tardado ni tres meses en ocurrir. La empresa se ha fundido ya la mayor parte de los 150 millones porque, mientras los Amodio negociaban con unos y con otros, la empresa estuvo más de seis meses parada, sin ingresos pero pagando los gastos. Y ahora, encima, tiene que pagar 40 millones a Kuwait por un laudo conocido esta semana.

Esta situación crítica obligaba a captar más recursos a la empresa. La primera idea fue emitir un bono convertible, pero los dos bandos chocaron por el precio del mismo. Los Amodio lo bloquearon y la única solución era una ampliación de capital a la que, obviamente, Elías no tenía intención de acudir. Ya fue muy apalancado (endeudado) a la de diciembre, como informó OKDIARIO. Además, si al final la empresa va a concurso, se jugaba acabar en el banquillo por las denuncias de los accionistas minoritarios (alguna asociación ya ha hablado en ese sentido).

ohla, Amodio
Los hermanos Luis y Julio Amodio.

Encima, la guerra ha derivado en un cruce de acusaciones entre ambos bandos. La que afecta a Elías es que su socio Antonio Almansa ha operado con información privilegiada vendiendo acciones antes de que se hiciera público lo de Kuwait. Algo que parece tener base porque la CNMV lo está investigando según gente bien informada del mundillo financiero. Contra los Amodio, los de Elías hablan de que han usado los recursos (exiguos) de la empresa para gastos personales bastante suntuarios.

En todo caso, esto le ha dado la excusa al empresario catalán para saltar del barco. Y presumiblemente intentará vender su posición ahora que todavía tiene ganancias, si es que no lo había hecho ya antes de montar el pollo (nadie le va a negar que es muy listo). De hecho, llegó a duplicar su inversión: entró a 0,25 euros por acción y ésta había llegado antes del lío a 0,53. Si no vende, salir del consejo sería como apuntarse una pérdida (write-off).

Pérdidas y lío por el cáncer

Pero como decíamos al principio, no es el único desastre en las inversiones de Elías, que, si pone un circo, le crecen los enanos. Otro charco: Atrys Health. Esta es una empresa que se dedica a las subcontratas médicas que el citado Echarri de Inveready tenía en situación muy delicada, por lo que planteó en 2021 una OPA sobre otra compañía de Elías, Aspy, con un canje de acciones para salvarla.

Para ello, le puso un precio de entrada desorbitado de 9 euros por acción y Elías se hizo con casi el 25% del capital. «Cogió a Elías de tonto útil», según fuentes que estuvieron en aquella operación. Hoy cotiza a 3 euros, es decir, Elías ha perdido el 66% de su inversión, que se estima en más de 130 millones.

Atrys Health
El doctor Facundo Nahuel Diaz Veloso, médico radiólogo de Atrys.

Y ahí no acaba la historia: Atrys se ha visto envuelta en una polémica por presionar a los médicos para que no prescriban los tratamientos contra el cáncer más caros; esta empresa gestiona la oncología de algunas aseguradoras para reducir sus costes. Catastrófico.

Ezentis, el remate

Un charco más: Ezentis (la antigua Radiotrónica, otro de los chicharros con más historia turbulenta en Bolsa, parecida a la de Zeltia). Esta empresa de infraestructuras, donde Elías tiene el 28,5%, vive de un contrato a largo plazo con Telefónica, y las actividades que ha intentado nuestro protagonista para diversificar han salido todas mal. De hecho, ya tuvo que refinanciar su deuda en 2023, con una quita del 80%, échale coraje al toro, incluso por parte del ICO.

Ezentis
Imagen de Ezentis.

Como no le funciona nada, Elías ha anunciado recientemente el despido de 1.000 empleados del grupo. Además, ha planteado una huida hacia delante con una ampliación del 50% del capital nada menos, y la emisión de 200 millones de deuda. O pone más dinero él -que probablemente también perderá- o tendrá que asumir una fuerte dilución con el quebranto correspondiente. Seamos serios: no va a haber ninguna ampliación. La duda es si con el citado ajuste Ezentis puede salvarse o no.

En definitiva, Elías va de desastre en desastre. Pero algunos medios siguen diciendo que es milmillonario y le califican de «gurú». Veremos en qué queda su fortuna cuando tenga que apuntarse todas estas pérdidas, que en 2022 ya eran de 530 millones si sumamos la inversión en Audax. Y eso, si no acaba en el banquillo.

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