Francisco Uría (KPMG): «La tecnología transforma radicalmente el modo en que se prestan servicios legales»

Hablamos con Francisco Uría, socio Principal de KPMG Abogados y Socio responsable del Sector Financiero de KPMG en EMA. El directivo se muestra optimista con las generaciones cada vez más preparadas para hacer frente a los cambios del sector jurídico. Además, nos habla sobre la economía española, la evolución del Legal Tech y los retos del sector financiero.

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Francisco Uría, socio responsable del Sector Financiero de KPMG en EMA (Foto: KPMG)

Pregunta. La tecnología marca los tiempos y el mundo avanza a pasos agigantados. El mercado jurídico no pasa de puntillas. En este sentido, ¿cuáles son los principales cambios que está sufriendo el mercado jurídico?

Respuesta. El mercado jurídico se enfrenta a retos que no son muy distintos de los que afrontan otros sectores económicos como son los relacionados con la búsqueda de una mayor eficiencia, la disrupción tecnológica y la necesidad de fomentar la innovación y captar y mantener el talento. Lo que está singularizando al mercado de servicios legales es la creciente competencia de sus propios clientes (las asesorías jurídicas internas) que cada vez tienen mayores capacidades.

P. En un mundo cada vez más globalizado, el derecho internacional tiene un gran protagonismo. ¿Por qué razón es tan importante que los jóvenes abogados estén familiarizados con las técnicas de aplicación del derecho en el ámbito internacional?

R. Nos encontramos en un mundo cada vez más globalizado e interconectado en el que se ofrecen productos y servicios más allá de las fronteras. Por ello, los profesionales que asesoran a las empresas tienen que tener la capacidad de desenvolverse en entornos cada vez más internacionalizados, lo que por otra parte es normal en una firma que está presente en más de 150 países.

P. ¿Qué evolución prevé para el LegalTech en los próximos años?

La tecnología, y no sólo lo que conocemos como el sector Legal Tech, está transformando de forma radical el modo en que se prestan servicios legales. Esto obligará a los despachos a completar su propia transformación tecnológica lo que puede implicar que, cuando exista una oportunidad de mejora, puedan alcanzarse alianzas o acuerdas con el mundo Legal Tech para acelerar esa transformación. En todo caso, no me cabe duda de que al igual que sucede con el sector financiero y el mundo Fin Tech la mayor oportunidad para el mundo Legal Tech es la colaboración con los despachos de abogados y no competir con ellos.

P. En este sentido, ¿qué papel juega la tecnología en el sector jurídico?

R. Como decía anteriormente, la tecnología lo está cambiando todo en el sector jurídico y lo hace desde prácticamente todas las nuevas tecnologías disponibles: inteligencia artificial, análisis de datos, blockchain… En no demasiado tiempo, los despachos que no sean capaces de adaptarse al nuevo reto tecnológico y realizar las inversiones necesarias para completar su transformación digital completa sencillamente tendrán muy difícil competir con los que sean capaces de “abrazar el cambio” y adaptarse con mayor rapidez.

P. En una firma como KPMG, la calidad, cualificación y formación del equipo profesional es fundamental, ¿Qué sistemas seguís para identificar a los ‘buenos’ profesionales?

R. KPMG, como firma de servicios profesionales multidisciplinar considera crítica la correcta selección y retención de talento y para ello ha desarrollado instrumentos muy robustos, sofisticados y objetivos para la medición del rendimiento de sus profesionales, la detección de capacidades distintas a sus competencias core que puedan ser útiles para la firma o representar oportunidades para su promoción y por supuesto, también tratamos de asegurarnos su mejora continua a través de programas de formación interna y externa.

P. ¿Qué requisitos deben tener los candidatos?

R. Todo candidato que se aproxime a trabajar en KPMG debe contar con un conjunto de capacidades y habilidades, tanto profesionales como personales, que le permitan prestar servicios a nuestros clientes con el máximo nivel de excelencia, adaptarse a la rápida transformación de nuestros procesos y el uso de la tecnología y por supuesto hacerlo con pleno respeto y adaptación a nuestros valores.

P. Y, particularmente en el ámbito de derecho, ¿qué aptitudes valoráis más desde la firma?

R. Lo que KPMG pide a sus abogados no es muy distinto de lo que se le reclama a todos sus profesionales: integridad, excelencia profesional, compromiso, capacidad comercial y relacional, actitud abierta ante el cambio tecnológico y generosidad para abrir las oportunidades a otros equipos y contar con ellos para llevarle siempre al cliente lo mejor que KPMG pueda ofrecerle.

P. Uno de los objetivos de las firmas es ser un auténtico cazatalentos. Para ello, contáis con colaboradores con los que trabajáis codo con codo para haceros con los mejores. ¿Es importante contar con firmas de prestigio en el ámbito universitario?

R. KPMG ha desarrollado alianzas y distintos tipos de acuerdo con los
centros universitarios más prestigiosos Law Schools como el ISDE, Cambridge, al objeto de asegurarse el acceso a sus futuros profesionales del modo más eficiente posible. Obviamente, son aliados clave para una temprana identificación del talento, algo imprescindible para nosotros en un entorno tan exigente como el que tenemos.

P. Y, en esta línea ¿qué le aporta a KPMG participar activamente en el doble título Grado en Derecho y Máster en Abogacía Internacional ISDE?

R. KPMG y sus profesionales colaboran activamente con diversos programas de formación universitaria, entre los que efectivamente se encuentra el doble título grado en Derecho y Máster en Abogacía Internacional ISDE, que creemos otorgan a sus estudiantes gran parte de las capacidades que exigen las firmas jurídicas de mayor prestigio.

P. Más allá del ámbito jurídico y laboral, como socio financiero de KPMG, nos gustaría profundizar en vuestras perspectivas sobre la economía española. ¿Qué previsiones manejáis desde la firma?

R. La previsión que manejamos respecto de la futura evolución de la economía española es prudentemente optimista. Aunque creemos que no será tan brillante como el que teníamos hace unos meses, consideramos que, de mantenerse las condiciones actuales, España seguirá creciendo y creando empleo por encima de lo que lo hacen nuestros socios europeos. No obstante, para que ello sea realmente así no debería existir ningún acontecimiento externo ni interno que pueda afectar a nuestra competitividad siendo las mayores amenazas una guerra comercial global, un alza relevante de los precios del petróleo o la aprobación de medidas
fiscales, laborales o económicas que puedan afectar a la competitividad de las empresas españolas.

P. En el ámbito financiero, según vuestro último informe, casi nueve de cada diez directivos prevén más fusiones en la banca. Aquí juegan un papel muy importante los abogados, ¿los despachos internacionales y nacionales tendrán un rol significativo para llevar a cabo estas fusiones?

R. La situación del sector financiero europeo, y no sólo el español, es muy compleja, habiendo de enfrentarse al reto de un contexto de tipos de interés
muy bajos que presiona su rentabilidad, implementar una regulación muy exigente y afrontar el reto de la transformación digital. En este contexto, es probable que se produzcan (continúen produciéndose, en realidad) operaciones corporativas de distinto tipo, ya sean integraciones de entidades de crédito, ventas de activos o negocios non core, formación de alianzas… Naturalmente, todo ello representa una gran oportunidad para los abogados que trabajamos para el sector financiero.

P. ¿Cuándo prevéis que sucederán: a largo plazo, cuando los bancos centrales despejen incógnitas…?

R. Las razones que impulsan la realización de operaciones corporativas como las que ya he descrito están ya presentes por lo que esas operaciones se están produciendo ya aunque a distinto ritmo en función de las circunstancias de los distintos mercados. Obviamente, la expectativa de negocio constituye un elemento fundamental para que puedan realizarse

P. ¿Qué tiene que hacer un banco para ser rentable?

En un momento tan complejo como éste, y en un entorno de tipos de interés que se mantendrán bajos por un largo período de tiempo, los bancos tienen que tratar de mejorar su rentabilidad tanto por el lado del ingreso, desarrollando los productos y servicios que puedan ofrecer una mayor rentabilidad (financiación al consumo o a la PYME, asesoramiento financiero, gestión de activos, productos de seguro…) y también como cualquier empresa a través de la racionalización y reducción de costes.

P. En este sentido, ¿en qué aspectos están invirtiendo más los bancos?

R. El capítulo en el que los bancos están realizando sus inversiones más importantes tiene que ver con la tecnología, tratando de completar su transformación digital tanto en la relación con el cliente como en sus procesos internos. Los bancos deben prepararse para captar y gestionar la información del cliente del modo más eficiente posible.

P. La tecnología es uno de los principales ámbitos donde los bancos han puesto el foco. ¿En qué tipo de tecnologías están invirtiendo?

R. Los bancos están invirtiendo en distintos tipos de tecnología tratando de asegurarse de que no se quedan al margen de lo que ninguna de ellas pueda ofrecer. No obstante, si tuviera que apostar por un ámbito diría que lo relacionado con el análisis masivo de datos y su posible utilización prospectiva es el campo con un mayor futuro.

P. Pese a la recuperación del sector, ¿qué obstáculos se está encontrando el sector financiero?

R. El obstáculo fundamental para el sector financiero es tener unos niveles de rentabilidad tan bajos que en algunos casos no le permiten ni siquiera compensar el coste del capital. Por ello, deben recuperar un nivel adecuado de rentabilidad al tiempo que da respuesta a todas las cuestiones que tienen planteadas desde un punto de vista regulatorio y de negocio.

P. Y, sobre todo, ¿a qué retos se enfrenta?

R. El mayor reto de todos es alcanzar niveles de rentabilidad adecuados. Otros retos importantes tienen que ver con el cumplimiento de la exigente regulación que se ha aprobado, la satisfacción de un cliente cada vez más demandante y competir con nuevos actores que tienen capacidad de ofrecer una alternativa a los servicios financieros tradicionales.

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