El coronavirus pone en jaque al comercio internacional: el 60% del PIB mundial está en juego
Francisco Coll Morales es economista y coordinador del servicio de estudios de Fundación Civismo.
El coronavirus está siendo un cisne negro devastador para el conjunto de economías. La naturaleza de una crisis sin precedentes, la cual obliga a los distintos mandatarios a tomar medidas como el distanciamiento social y el cierre fronterizo, ha tenido un gran impacto en los distintos sectores de la economía española, aunque de forma asimétrica. Así, sectores como el comercio de bienes y servicios a nivel global se van a ver duramente sacudidos.
En términos globales, más del 60% del PIB mundial depende del comercio internacional. En América del Norte supone el 31% de su PIB, mientras que en los países de la zona euro se eleva al 88%. En una situación intermedia se encuentra América Latina y el Caribe (47%), la región de Asia Oriental y Pacífico, o los miembros de la OCDE (58% en ambos). En el caso de España, el sector exterior no ha dejado de incrementar su peso en nuestro PIB en los últimos años, pasando del 63,9% a un 67,5% en solo cuatro años (entre 2014 a 2018).
En un ranking comparativo, la economía española respecto a la del resto de países se sitúa en el puesto 16 del mundo, con especial desempeño en la exportación de servicios (ocupa la undécima posición). En cuanto a la distribución por sectores, por el lado de los servicios, los viajes y el turismo lideran en solitario la exportación, mientras que, por el de las mercancías, destaca el automóvil. Los principales socios exportadores de España son Francia y Alemania.
En cuanto a la balanza comercial española, revela la incapacidad de corregir los efectos derivados de que necesitemos importar todos los recursos energéticos. Si estos se eliminaran de la ecuación, la balanza comercial llegaría a aproximarse a la paridad.
En este contexto de crisis económica, la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé un desplome del 32% del comercio global, que dejaría unas pérdidas superiores a los dos billones de dólares en todo el planeta. Unas cifras que, atendiendo a España y su naturaleza exportadora, igual que a priori suponía una fortaleza, en momentos así se convierte en una debilidad.
La evolución del comercio vendrá marcada por cómo se produzca el levantamiento de las medidas de distanciamiento social y la disipación de los efectos de la pandemia, así como por el comportamiento de nuestros países homólogos.
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