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El ajuste del sector financiero ¿Quo vadis banca?

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Una mujer extrae dinero de un cajero automático (Foto: GETTY).

Cuatro sucursales al día cierran sus puertas en nuestro país. Nuestro sector bancario sufre una carnicería sin precedentes. ¿Se veía venir que acabaría pasando? Sí. ¿De una forma tan abrupta y a toda velocidad? No.

Desde septiembre de 2015 hasta ahora han cerrado 1.314 sucursales de bancos y antiguas cajas. Y en lo que queda de año se espera la clausura de otras casi 800. ¿Recuerdan en 2008 cuando había una sucursal cada 100 metros? ¿Cuando, en su punto álgido, llegamos a las 45.707 sucursales? Eso es historia. Desde el comienzo de la crisis se han cerrado 16.000 oficinas, una de cada tres. Los bancos están pisando el acelerador para reestructurar el sector sin demasiados miramientos. Sólo esta semana, Santander, el BBVA y el Banco Popular, han anunciado nuevos ajustes.

Se ven presionados. No sólo se cierran oficinas, las que permanecen abiertas sufren considerables reestructuraciones de plantilla; los ERES están a la orden del día. En 8 años, las plantillas se han reducido un 27% según datos de Comisiones Obreras.

Hay ciertas razones que han impulsado esta catástrofe. Se han juntado todas al mismo tiempo. Por un lado, la tasa de interés negativo ha acelerado el proceso. Ha contribuido a la falta de rentabilidad de los bancos y la disminución de los márgenes de beneficio. Aunque es sólo un catalizador y no la causa principal, a nadie se le escapa que sale más barato sacar  dinero que tenerlo en el banco. Quizá con esta política expansiva, Draghi y su equipo fueran conscientes de la “superpoblación” de sucursales y cajas de ahorro, no sólo en España, sino en toda Europa. Sólo hay que echar un vistazo a la situación de la banca italiana, con el cierre de 500 sucursales por parte de Monte dei Paschi di Siena.

La razón principal de la transformación del sector tiene que ver con la tecnología financiera. ¡ay, el maldito fintech! Cuantos dolores de cabeza habrá dado a Ana Botín y compañía. Mientras ellos cierran y ven drásticamente reducida su plantilla, se calcula que la inversión en fintech alcanzará los 8.000 millones en 2018. El sector de la tecnología financiera es el segundo sector que más inversión ha recibido en nuestro país, sólo por detrás del ecommerce. Hasta ahora muchos bancos se habían resistido a esta transformación o la habían hecho paso a paso. Pero los consumidores, y no hablo exclusivamente de los millennials, se están adaptando a esta situación mejor de lo esperado. La gente ya no quiere hacer colas.

Nosotros, la generación que estaba acostumbrada a que el empleado bancarios nos llamará por nuestro nombre de pila y nos preguntara por la familia; nosotros, la última esperanza de las sucursales, también hemos les hemos “traicionado” para mirar nuestras factura desde el smartphone. O incuso para lanzarnos al universo fintech, que nos ahorra tanto en comisiones y en tiempo. Que sí, es un poco más frío y no, no ofrece la vajilla, pero oiga, es que compensa. Es cierto que las oficinas siguen contando; no todo es virtual. Pero cada vez más para operaciones específicas. De ahí la sangría.

Por ahora, podemos esperar más cambios drásticos y no parece que las grandes entidades de nuestro país estén dispuestas a echar el freno.

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