El cañonero Raonic frena al huracán Nadal en Brisbane
Milos Raonic y Rafa Nadal se volvieron a ver a las caras una semana después del encuentro en Abu Dhabi. Esta vez en partido oficial, con las semifinales del ATP 250 de Brisbane en juego. El canadiense quería tomarse la revancha de la derrota en los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo el guión inicial del partido fue el mismo que el de hace una semana, Nadal le rompió el servicio y se adjudicó el primer set por 4-6.
Pero el número tres del mundo no estaba dispuesto a arrojar la toalla tan fácilmente. El balear sabía que la clave pasaba por mantener su servicio, puesto que el potente saque del canadiense hacía muy incómodo el juego al resto. No sería tan sencillo como ante Dolgopolov y Zverev. Y es que pese a su triunfo en el torneo de exhibición, Raonic no es un jugador fácil de ganar. La pasada temporada ya demostró que había dado un salto para asentarse entre los grandes y, en este tipo de pistas como las de Brisbane es un auténtico especialista.
En la segunda manga sacó a pasear la artillería pesada para regalarse una victoria por Reyes. Comenzó el show de los aces y winners en Brisbane, Raonic se creció ante un Nadal que nada podía hacer para frenar la sangría. El campeón de 14 grandes demostró que ha vuelto en un gran momento de forma, peleó todas y cada una de las bolas como es habitual en él, aunque con una diferencia, gestando golpes ganadores imposibles, pero la velocidad de los saques del canadiense hizo impune todos sus intentos.
Con 4-3 a favor de Milos, Rafa sacaba para mantener la pelea por el segundo set. Pero los golpes, algunos a casi 150 km/h, forzaron al balear a terminar cediendo su servicio y, por consiguiente, el set. El partido había cambiado por completo, Nadal ya no era dueño del partido sino que estaba a merced de su rival que lo llevaba de lado a lado con golpes ganadores y saques directos.
Pese a sus intentos de superar el muro, Raonic no le dio ninguna tregua y se adjudicó el set por 6-3. Continuó su camino con paso firme, al ritmo que marcaba su raqueta, sin detenerse hasta llegar al final del camino como si estuviera en una cabalgata, estaba en estado de gracia y no había manera de detenerle.
Nada pudo hacer un Rafa Nadal, al que los Reyes regalaron carbón acompañado de su primera derrota del año tras perder por 4-6, 6-3 y 6-4 en algo más de dos horas de partido. El canadiense cerró el encuentro con 23 saques directos y 50 golpes ganadores.