Alavés - Atlético de Madrid: Jornada 11 de la Liga Santander

Morata no evita el pinchazo

El Atlético de Madrid desaprovechó una oportunidad de oro para seguir enganchado al liderato de la Liga Santander. Álvaro Morata adelantó a los suyos, pero Lucas Pérez puso la igualada final con un zurdazo desde la frontal del área

Morata no evita el pinchazo

El Atlético de Madrid no pasó del empate 1-1 frente al Alavés en Mendizorroza en un partido en el que el Cholo Simeone puso bastantes caras nuevas y que terminó sustituyendo por el mal juego de los colchoneros. En ese momento, los rojiblancos se adelantaron en el marcador gracias a un tanto de Morata, pero Lucas Pérez igualó la contienda en la recta final.

Los rojiblancos saltaron al terreno de juego de Mendizorroza con bastantes, y llamativas, novedades en el once. El Cholo Simeone sorprendía dejando en el banquillo a Álvaro Morata, el futbolista que atraviesa su mejor momento en la delantera de la disciplina colchonera. Diego Costa ocupaba su puesto y su acompañante era Ángel Correa. A sus espaldas, Koke y Thomas también se caían de la titularidad y la medular la conformaban Llorente, Herrera, Saúl y Lemar. En cuanto a las defensas, la única sorpresa era la de Arias en detrimento de Trippier, mientras que sus acompañantes eran Felipe, Hermoso y Lodi. En la portería no hace falta ni decir quien era el responsable de evitar los tantos del Alavés.

El cuadro colchonero se plantaba en Álava con la intención de seguir enganchado a las primeras plazas de la Liga Santander. Dura tarea sacar algo positivo del campo babazorro y lo era aún más atendiendo a la revolución que había hecho Simeone en el once, dejando en el banquillo a gente muy importante como Morata, Thomas o Koke, al que se le ha criticado y pitado, injustamente, pero sigue cumpliéndose la regla de que cuando el capitán del Atlético de Madrid no está sobre el verde, la cosa no carbura.

La primera mitad podría resumirse en una línea: no hubo ocasiones. El Atlético era incapaz de pasar de tres cuartos de campo para incomodar, aunque fuese un poquito, a Pacheco. Diego Costa ni la olía. Correa no era el del otro día. Al centro del campo le costaba sacar el balón jugado. En defensa, Felipe seguía en su línea de ser uno de los mejores de la zaga. Era el Alavés el que achuchaba al Atlético, no mucho, pero lo hacía. Un disparo lejano de Wakaso y varios córners y faltas laterales que no encontraron rematador en ninguna ocasión.

De hecho, lo más reseñable fue la entrada de Marcos Llorente en el minuto 15. El centrocampista del Atlético pisó el tendón de Aquiles de Lucas Pérez y se llevó la amarilla. Una entrada que en la primera jornada hubiera sido igual de roja que en esta decimoprimera fecha. El otro que también fue amonestado era Wakaso, al que cualquiera en su sano juicio hubiera apostado todo su patrimonio a que se llevaría la cartulina en el partido.

Vuelve el ‘Equipo A’

Con el 0-0 y la empanada se fueron los del Atlético de Madrid a vestuarios en el intermedio. A la vuelta, una cara nueva. Thomas Partey entraba al campo en detrimento de un Marcos Llorente que no termina de acoplarse al estilo que marcha el Cholo Simeone y que tampoco pudo reivindicarse en la que fue su casa durante una campaña. Rodó el balón en el segundo acto y el Atleti empezó a parecerse más al que nos tiene acostumbrado, pero aún así la asignatura pendiente continuaba siendo hilar varios pases. En el 50′ llegó el primer disparo, obra de Héctor Herrera, que intentó colocarla y se le marchó por encima del larguero.

Minutos después probó fortuna Renan Lodi. El lateral izquierdo apareció en el segundo palo para rematar con su pierna buena, pero su intentona se fue por línea de fondo. El balón se alejaba de la portería del Atlético, que era lo importante para los intereses colchoneros, también para los de Oblak, que saliendo imbatido de Mendizorroza superaría a Abel Resino con 96 porterías a cero. A la hora de juego le llegó el momento a Álvaro Morata, que entró por Héctor Herrera, que hizo alarde de desgaste físico, pero tampoco pudo aportar mucho a sus compañeros. Las caras nuevas eran reemplazadas por las habituales.

A pesar de que el Atlético dominaba, el Alavés tuvo la suya, pero ahí estaba Jan Oblak para interponerse entre Duarte y su deseo de hacer gol. Morata había entrado enchufado, con todas las ganas y motivación que a los futbolistas le faltó en la primera parte. Un centro suyo pudo haber sido conectado por Diego Costa en el segundo palo si el hispanobrasileño midiera unos centímetros más. Al de Lagarto también le buscó su compatriota Lodi con otro balón al palo largo, pero esta vez el problema no fue la estatura, sino la zaga babazorra.

Morata al rescate

Fueron las últimas aportaciones de Diego Costa, ya que acabó siendo reemplazado por Koke. Nada más entrar el canterano, esa pieza fundamental en el engranaje de la maquinaria del Cholo, gol. Obra de Morata, asistencia de Correa -la tercera en menos de una semana-. Sacó Oblak, ganó por alto el delantero internacional, combinó con Koke y el cuero cayó al argentino, que dejó solo al internacional español, que batió a placer a Pacheco. Los colchoneros, futbolistas y aficionados, soltaban un suspiro de alivio. Volvieron a contener la respiración un minuto después cuando el ‘9’ rojiblanco aprovechó un error para disfrutar un mano a mano del que esta vez salió victorioso el portero del Alavés.

Y si no había habido suficientes ocasiones, una jugada maravillosa de Thomas, que en una baldosa se deshizo de todo el equipo rival, acabó con Correa fallando un forzado uno contra uno. Obviamente el gol despertó a los locales, que metieron el miedo al Atlético de Madrid con una oportunidad de Burke que desbarató Arias unos metros por delante de la línea de gol. Pero si Morata es el héroe de los rojiblancos, Lucas Pérez es el del Alavés. El delantero babazorro se deshizo de varios adversarios antes de sacarse un disparo potente y colocado desde la frontal del área al que no pudo hacer nada Oblak con su palomita.

Restaban diez minutos de partido cuando Lucas dio el mazazo a los hombres del Cholo Simeone, un tiempo que fue insuficiente para ambos equipos. El 1-1 no se movería del luminoso y el Atlético perdía una oportunidad de oro para seguir enganchado al liderato en el caso de que el Barcelona venciese al Valladolid en el Camp Nou, además de que se le escapase de las manos el récord a Jan Oblak.

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