Champions League: FC Barcelona 3 - Borussia Dortmund 1

Messi finiquita a un Borussia de caricatura

messi
Leo Messi y Griezmann se abrazaron ante el Borussia.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Hacía tiempo que el Camp Nou no vivía una noche tan plácida. Leo Messi lideró al Barça a un triunfo que asegura los octavos de final y la primera plaza del grupo F de la Champions League. El argentino finiquitó a un Borussia Dortmund acobardado y superado por un planteamiento tacaño de Favre que puso las cosas muy fáciles para que el 10 dominase a su antojo.

Tan sencillo lo vio Leo que hasta se implicó para regalar un gol a Griezmann y descongelar unas relaciones que hasta ahora parecían inexistentes. El feeling mejoró, es evidente, después de que el argentino permitiese abrazarse a su piña con Luis Suárez en los goles.

Eso no quita que a Favre, tras encajar tres goles en la primera parte el pasado fin de semana ante el modesto Paderborn, le diese un ataque de entrenador en el Camp Nou. Dobló laterales como centrocampista, puso dos pivotes defensivos y lo confió todo a los contragolpes de Reus. Con ese planteamiento, lo normal es que el Barça te arrolle como si fuese un tractor.

El Borussia, sin embargo, tuvo una opción de dar la campanada en el primer minuto. Una pérdida del renacido Rakitic provocó un contragolpe meteórico donde Achraf dio el pase de la muerte y Schultz vio cómo Umtiti sacaba desde la línea de gol el tanto germano.

Ese fue el punto álgido de la visita del Borussia al Camp Nou. El Barça tomó el mando de las operaciones con una presión alta notable y con un Messi que se movía a su antojo a las espaldas de Witzel y Weigl. El argentino generaba y generaba juego y ocasiones. Los visitantes de aculaban en su área intentando cazar una contra que pusiese a prueba a la defensa de circunstancias culé sin Piqué ni Alba.

El sueño de Favre se tornó en pesadilla ante la descoordinación en sus líneas defensivas. El Borussia no existía, mientras que el gol culé era cuestión de tiempo. El VAR anuló el primero a Luis Suárez tras un regalo de Messi en forma de pase en la frontal. A la segunda, el dúo no perdonó transcurriendo cinco minutos entre una y otra acción. El argentino atrajo a toda la defensa rival y asistió para que esta vez el delantero estuviese en línea con la zaga y anotara por debajo de las piernas de Bürki.

Messi desatado

La mala noticia fue que instantes después Dembélé se retiró del campo con su enésima lesión muscular desde que viste la camiseta culé. Griezmann, el sacrificado para este primer gran examen de la temporada, entraba en el campo aunque volvía a pasar desapercibido inicialmente para sus compañeros en punta.

Messi se aprovechó de un regalo de Hummels en la salida de balón para robar, meter el turbo, escorarse a la izquierda y anotar el 2-0 a 10 minutos del descanso. El argentino anotó de una manera tan fácil, tan clara, que evocaba el duelo entre un adulto y unos juveniles viendo correr detrás de él a la defensa del Borussia.

El descanso hizo que Favre rectificase su pensamiento raquítico introduciendo a Jadon Sancho. El inglés dio un soplo de aire fresco a un Borussia logrando la posesión por momentos, pero en cuanto Messi quiso deshizo a sus rivales como un azucarillo. El argentino, no en vano, regaló a Griezmann un gol que en partidos precedentes no quiso ver o pasar a su compañero. El francés sólo tuvo que cruzarla ante la candidez visitante.

El Borussia, más por orgullo que por otra cosa, se fue arriba y comprobó que su rival no era tan fiero como presupuso su entrenador. En cuanto Reus y Sancho empezaron a combinar y desbordar en el flanco ofensivo, el silencio se apoderó del Camp Nou. El ex del City silenciaba la euforia del Camp Nou con un golazo a 15 minutos del final.

El Barça se echó una siesta que casi provoca un final de incertidumbre. Por suerte para Ernesto Valverde, Ter Stegen sí se había tomado un café y a tres minutos del final del tiempo reglamentario firmó un paradón ante un zapatazo de Jadon Sancho que iba para dentro. El Barça terminó el partido con un resultado más que positivo tras saber que podría haberse metido en un lío de no haber conseguido los tres puntos. Messi y los miedos del Borussia le dejaron en bandeja el no sufrir a los culés.

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