La mejor España baja a la tierra a Serbia y presenta su candidatura al título

España nunca falla. La mejor versión de este grupo mágico llegó en el momento más importante: el día en el que se medía a Serbia, la que había sido hasta la fecha el mejor equipo del torneo. Los de Scariolo dieron un recital y se impusieron al equipo balcánico (81-69) en un duelo donde rozaron la perfección. Este triunfo le permite clasificarse como primera del grupo J, medirse a Polonia en cuartos y evitar a Estados Unidos hasta la final si todo sigue las leyes de la lógica.

España pisó el parqué clasificada para cuartos de final pero el duelo ante Serbia tenía miga. Una victoria le hacía primero de grupo y lo más importante: evitar a Estados Unidos hasta la final. Una derrota hacía más enrevesado el camino hacía el oro. Aún así, por encima del resultado y sus consecuencias en el cuadro del torneo, este España-Serbia era un enorme test que iba a servir para dilucidar en que condiciones llega España a la lucha por las medallas.

Porque hasta la fecha, España había hecho un triplete de victorias en la primera fase y había ganado a Italia de forma homérica, pero existía la sensación de cierta inestabilidad ante una gran tormenta. Así que Serbia, que ha sido la mejor selección en la primera semana de torneo, iba a someter a examen los cimientos de una selección española que no había enamorado pero sí que se había consolidado como uno de los mejores equipos en defensa de la competición. No se le caen los puntos de los bolsillos, pero atrás es fiable. Y ese pragmatismo da para soñar.

España hizo alarde de ello en unos primeros minutos donde Oriola tiró del carro con seis puntos de primeros. Pero Serbia despertó a tiempo y espoleados por Bogdanovic dieron un buen tirón en el primer cuarto que obligó a Scariolo a parar el partido. Ni por esas mejoró una selección que se fue siete abajo al segundo cuarto. Serbia estaba demostrando porque es una de las grandes favoritas a hacerse con el Mundial y España iba a tener que mejorar mucho tanto en ataque como en defensa para poder disputarle el partido.

Eso sucedió instantes después. España despertó gracias a una gran defensa en zona que le permitió a los de Scariolo igualar el partido en un genial arranque de segundo cuarto. Eran los mejores minutos de España: buena defensa, ritmo rápido y jugadores entonados que obraron un parcial de 15-2. Estaban siendo los mejores minutos de la selección en este torneo. El buen momento de España cesó después de una técnica a Scariolo pero los Rudy, Llull y compañía siguieron por delante en el marcador y transmitiendo sensaciones muy positivas. Todo este conglomerado de buenas actuaciones se tradujeron en un +8 para España al descanso (45-37). La selección estaba mostrando su mejor versión en el momento y lugar oportuno.

Festival español

Y España siguió moviéndose por la línea de la excelencia tras el descanso. Incluso llegó a tocar la máxima diferencia con un +14 que acrecentaba el optimismo entre el combinado español y ponía de los nervios a Serbia, que perdió a su genial Jokic después de recibir dos técnicas. Esta expulsión y el buen juego de la selección allanaba el camino a la victoria. Con un equipo balcánico totalmente desconcertado, Claver anotó un triple decisivo para poner 18 puntos por encima a España. E incluso se llegó a poner 21 por arriba. Todo un festival.

Eso sí, faltaba un mundo y el baloncesto suele ser duro con los conformistas. España llegó a estar 21 puntos arriba y se acabó marchando al último cuarto con una diferencia de +11. No todo estaba hecho. Llull apagó la llama Serbia con un triple que incrementó la ventaja en el luminoso. Los de Djordjevic intentaban engancharse al partido pero la selección mantenía una inercia anotadora que dejaba lejano el susto. Finalmente, España siguió manteniendo su excelente nivel y se llevó la victoria en un partido genial de los de Scariolo. Ahora espera Polonia en cuartos de final en Shanghái y en toda China ya hay una sensación pululando en el ambiente: la España de siempre es una seria candidata al título. Para los que dudaban.