Fernando Alonso vuelve al circuito donde vivió el mayor susto de su vida
La imagen de aquel MP4-31 de color negro volando en Melbourne congeló los corazones de los aficionados de la Fórmula 1. Un accidente sobrecogedor, con vuelta de campana incluida, de esos que en otras épocas donde las medidas de seguridad no eran tan exhautivas podría haber salido caro, muy caro. Tras unos segundos eternos, Fernando Alonso salió del coche caminando y saludando al público congregado en el Gran Premio de Australia 2016.
«Frené demasiado tarde y me lo llevé por delante. A 315 kilómetros por hora puede pasar eso, pero lo mejor es que los dos estamos bien», recapituló Fernando Alonso sobre ese choque que sufrió tras impactar con el Haas de Esteban Gutiérrez. El piloto mexicano también salió ileso y ambos se abrazaron, conscientes de la suerte que habían compartido.
Las imágenes del asturiano sobrevolando el asfalto cabeza abajo dieron la vuelta al mundo. Aroma a milagro en Australia. ¿Cómo es posible que no se haya hecho ni un rasguño? Aquel fue el mayor susto en toda su carrera con permiso del Gran Premio de Brasil 2003, donde también impactó a muy alta velocidad con un neumático del Jaguar de Mark Webber que se había quedado en medio de la pista.
Mónaco 2004 o sus dos percances en Bélgica en 2012 y 2018 también han marcado accidentes destacado en la carrera del bicampeón mundial, pero ninguno como ese que sufrió hace seis años en Oceanía. Ni en sus experiencias fuera de la Fórmula 1 como el Rally Dakar, las 24 Horas de Le Mans o sus aventuras en Estados Unidos ha dado la sensación de que un día volvió a nacer.
Minutos después del choque, Fernando Alonso sonreía al narrar lo ocurrido ante los medios de comunicación en Melbourne. La peculiar forma que tiene de ver la vida un piloto de Fórmula 1. El próximo fin de semana volverá a rodar en un circuito que también le trae buenos recuerdos, como su victoria en 2006 con Renault.
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