España silencia a la anfitriona con una nueva exhibición
España pasó por encima (64-90) de la anfitriona de su grupo del Eurobasket, Georgia, con un partido muy completo de los chicos de Scariolo
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Segundo compromiso para España en el Eurobasket 2022 y segundo triunfo, de nuevo brillante, del combinado dirigido por Sergio Scariolo. El equipo nacional se impuso (64-90) a la anfitriona de su grupo, Georgia, con un Willy Hernangómez que se desmarca como líder de un grupo que carece de grandes estrellas más allá del pívot madrileño, pero que tiene un sentimiento de unidad que recuerda al de los mejores tiempos. La selección se gustó en ambiente hostil y acabó silenciando al público rival a la vez que suma sensaciones positivas en el torneo.
La mencionada unidad tuvo como resultado un destacado esfuerzo coral digno de mención que mantuvo a raya en todo momento a una Georgia que suponía un salto de nivel en comparación con Bulgaria, rival en el debut, pero que no se encuentra aún a la altura del talento español. Además de Willy destacaron su hermano Juancho Hernangómez, un gran López-Aróstegui y Jaime Pradilla, quien lleva ya muchos días como la revelación de la selección española.
El nombre de Rudy Fernández también suena de forma obligada en el resumen del partido, aunque en su caso es más por un dato que por su importancia, siempre capital en términos de vestuario, liderazgo y tiro exterior –dos triples vs Georgia–. El capitán llegó a los 240 partidos con la selección española en el día del aniversario del primer Mundial de España, con Rudy en plantilla en 2006. El balear es eterno y ya sólo tiene a Navarro en el horizonte.
España llegó al descanso con una versión sólida, manteniendo a raya al nuevo ídolo de la afición local, que calentaba desde las gradas. Mamukelashvili tuvo un impacto limitado en el encuentro, dejando las veces de líder a otro joven, el base Andronikashvili, quien se permitió hasta el lujo de celebrarle un mate en la cara a Willy, quien ni se inmutó y se dedicó a seguir martirizando a la defensa de Georgia con su potencia y paleta de movimientos ofensivos.
En lo competitivo, España no dudó un solo momento, como demuestran las diferencias siempre iguales o superiores a los 10 puntos. Subieron por encima de la veintena con la llegada del último cuarto, cuando Scariolo ya se limitaba a dosificar a sus principales y a esperar, con una victoria debajo del brazo, a que la bocina final confirmara la segunda.