Atlético de Madrid-Manchester City: a defender el escudo

Contra la UEFA, contra el árbitro, contra Guardiola, contra un rival muy poderoso y, sobre todo, contra un marcador adverso. Al Atlético le toca esta noche (21.00 horas, Wanda Metropolitano) el más difícil todavía en su objetivo de volver cinco años después a las semifinales de Champions, pero el equipo se siente fuerte para enfrentarse a todo y dejar fuera de la competición a uno de los grandes favoritos al título, el Manchester City, que la pasada temporada se quedó en el último escalón.

Hace un mes y medio esta eliminatoria hubiera sido imposible para el Atlético. Sin embargo, lo cierto es que pese al considerable tachón de Mallorca del pasado sábado la reacción rojiblanca ha sido muy evidente y hoy, cuando el árbitro alemán Daniel Siebert ordene rodar por primera el balón, no habrá ni un solo aficionado a quien la UEFA haya permitido entrar en el estadio que no crea que la clasificación para semifinales es posible. Si el fútbol es un estado de ánimo, como acuñó en su día Jorge Valdano, el del Atlético está en estos momentos por las nubes.

El City se sabe favorito, pero no lanza las campanas al vuelo. Guardiola ha sufrido ya dos eliminaciones a manos del Atlético de Simeone y es perfectamente consciente de lo que le espera esta noche en el Metropolitano, donde va a encontrarse un rival hipermotivado fundido en perfecta simbiosis con una grada convencida de que la remontada es factible. Un cóctel explosivo ante el que los ingleses tienen capacidad para responder porque les sobra talento, pero que les va a exigir un compromiso máximo.

No se prevén demasiados cambios en los citizen con respecto al once que jugó en el Etihad hace seis días, aunque es segura la entrada del extremo Phil Foden, que en la ida fue el único jugador capaz de vulnerar con su talento el dispositivo defensivo del Atlético. De su pie salió el pase que permitió a De Bruyne marcar el único gol del partido y su posición híbrida entre la banda y la segunda parte le causó verdaderos quebraderos de cabeza a Simeone, que seguro que tiene ideada alguna fórmula para anularle.

En el Atlético está por ver el cariz inicial que quiere darle Simeone al equipo. Si es más conservador aparecerá con Vrsaljko y Lodi en los carriles. En cambio, si pretende iniciar las hostilidades desde el minuto uno las bandas serán para Llorente y Carrasco. Por lo demás, confirmadas las bajas por lesión de Giménez y Herrera, no va a haber cambios con relación al encuentro de ida. Griezmann y Joao serán los atacantes y, eso sí, su perfil será mucho más ofensivo que en Manchester, donde estuvieron más preocupados de ayudar a tapar las bandas que de buscar el desequilibrio individual.

La abolición de la regla del valor doble de los goles en campo contrario favorece en esta ocasión al Atlético, que sabe que encajar un tanto no tiene el efecto demoledor que hubiera supuesto la temporada pasada. En consecuencia se puede permitir alguna alegría, aunque las justas. Conociendo el cuaderno de bitácora de Simeone y cómo se ha comportado en partidos semejantes lo lógico es pensar que el equipo salga a por todas con el objetivo de marcar un gol pronto y, si no lo consigue, bajará el pie del acelerador para evitar que le hagan daño en defensa para volver a armar la artillería en la segunda parte. Será un partido en el que el marcador definirá la actitud de ambos equipos sobre el terreno de juego.

Se viene una noche grande en el Metropolitano. A pesar de la amenaza que supone el regreso de Daniel Siebert tras lo que pasó ante el Liverpool y a pesar del tremendo golpe que dio ayer la UEFA inhabilitando 5.000 asientos que ya están vendidos, el Atlético afronta el partido con una enorme ilusión. Luego ya será el balón el que le acerque a semifinales o el que ponga aquí punto y final a una nueva aventura en la Champions, pero pase lo que pase luego llegará la Liga y tocará remar de verdad para no perder una de las cuatro primeras posiciones.