Victoria inmaculada
El Atlético de Madrid venció 3-0 al Alavés con los goles de Kalinic, Griezmann y Rodri
El Atlético de Madrid se impuso por 3-0 al Alavés gracias a un gol de Nikola Kalinic con la tripa, otro de Griezmann y el último de Rodri, que pese a la hora del partido – las 13:00 horas- no permitió irse a los rojiblancos con la barriga llena después de la lesión de rodilla de Lucas Hernández, que dejó preocupados a los aficionados colchoneros.
Regresaba la Liga al Metropolitano el día de la Inmaculada después de la goleada intersemanal contra el Sant Andreu en la Copa del Rey. Ahora le tocaba al Alavés, el equipo de moda en una competición que está empezando a ser asequible hasta para ellos con tanto pinchazo de los tres grandes. Para evitar el tercer empate consecutivo en Liga y brindar un buen día festivo a su hinchada, el Cholo Simeone tiró de Oblak; Arias, Savic, Lucas, Saúl; Rodri, Thomas, Correa, Lemar; Griezmann, Kalinic. Así, el croata sustituía al lesionado Diego Costa, el pequeño de los Ñíguez volvía al lateral izquierdo, lo que junto a la sanción de Koke abría las puertas del once a Correa y Thomas.
El partido arrancó pareciendo una película de Rambo. Para entendernos, el Atlético comenzaba fuerte, como el día contra el Girona y totalmente opuesto al día de Copa. A esto se le sumó que en menos de cinco minutos hubo una tangana en la que Savic, Wakaso y Calleri fueron los protagonistas y un manotazo de Kalinic a Ximo Navarro. La primera acción se saldó con advertencias, pero en la otra, el ex del Milan recibió la cartulina amarilla. A los quince minutos era Calleri el que la veía por una dura entrada que, de existir, sería naranja. Y otra para Tomás Pina. Lo dicho, en el Metropolitano jugaban Jackie Chan, Chuck Norris y Jet Li.
En cuanto ocasiones, poquita cosa. Un remate de Calleri lo interceptó Savic. Los centros del Atlético eran muy pasados, sin posibilidad de que Griezmann, Kalinic o cualquiera que apareciera por allí pudiera enganchar el cuero. Así que seguíamos con la película de acción. Ahora le tocaba a Correa emular a su compatriota Calleri con un plantillazo similar, siendo éste la víctima de Angelito, que también sumó una amarilla a su casillero. Parecía una apuesta entre ambos equipos de a ver quién daba más fuerte, como cuando un amigo te reta a meter la palabra ‘paralelepípedo’ en tu crónica. Y a lo tonto, la colé.
Kalinic y Lucas, la cara y la cruz
Como también la coló en la portería de Pacheco Nikola Kalinic a los veinticinco minutos de juego. Un centro a media altura desde la derecha de Arias, previo pase magistral de Lemar, buscaba rematador. Apareció por allí el ariete croata para marcar su segundo gol con la zamarra rojiblanca. Con el estómago vio que era el único recurso y con la panza la metió el subcampeón del mundo sin medalla. De la alegría se pasó a la preocupación. Gran preocupación. Al Cholo no le paran de crecer los enanos en defensa. Calleri cayó encima de la rodilla de Lucas Hernández y el canterano tuvo que ser sustituido por Giménez, que regresaba de lesión. Previsiblemente, uno menos para las próximas semanas.
A partir de ahí, lo único que pasó en el césped del Metropolitano fue el tiempo. Y algún que otro pique. Oblak y Pacheco no tenían que entrar en acción, el Atlético de Madrid controlaba la posesión del balón, la afición animaba. Todo en orden en el barrio de San Blas. Ya en el intermedio, Abelardo movía el equipo. Entraba Borja Bastón, un hijo pródigo de la casa colchonera que las lesiones y las circunstancias nunca le permitieron triunfar en el equipo de su corazón.
Con el balón ya en juego, el Atlético buscaba el segundo tanto. Un centro de Griezmann -que ya ha iniciado la carrera para el Balón de Oro del próximo año- acabó en un córner que Giménez terminó mandando con un soberbio cabezazo a la madera. Se retiraba el goleador del mediodía y entraba Vitolo en su lugar para jugar de mediapunta en un partido en el que los jugadores ya no hacía falta que llevaran espinilleras fabricadas con fibra de carbono, metracrilato y acero valyrio para proteger sus piernas.
Griezmann y Rodri ponen la guinda
Simeone agotaba sus cambios metiendo al canterano Montero para colocarle en el lateral izquierdo. El sacrificado era Thomas Lemar, por lo que Rodri acababa el partido. Este cambio llevo a Saúl a avanzar su posición a la de interior derecho. Si es que al ilicitano le puedes pedir que te explique toda la teoría del Bosón de Higgs. Cada minuto que pasaba el Atlético estaba 60 segundos más cerca de lograr una victoria que le permitía volverse a acercar a los de arriba a la espera de algún pinchazo. Aún así, el triunfo tenía un sabor agridulce por la lesión de Lucas Hernández.
Un poquito de alegría la añadió Antoine Griezmann después de una gran contra llevada a cabo por los pupilos del Cholo Simeone. Vitolo ve un hueco de los que apreciaba Valerón, para mandar un pase en profundidad al delantero de Macon, que arrancó desde su propio campo. Se plantó ante Pacheco, Laguardia desvió el balón a su portería como Ramalho la semana pasada, flojito y mordido, chocó contra el palo, pero El Principito buscó el rechace para empujar el cuero al fondo de la red.
Como el rechace que recogió Rodri para poner el 3-0 final. El mediocentro aprovechó el despeje al medio de Pacheco tras un zapatazo de Correa para dar un pase a la red y cerrar la goleada contra el cuadro babazorro. Si el gol dejaba grandes sensaciones, la jugada previa entre Griezmann y Vitolo también fue una exquisitez para los ojos de los presentes. Llegó el pitido final y el aficionado se fue empachado de goles, pero con la preocupación de Lucas como el que sabe que va a coger unos kilos y tardará unas semanas en perderlos, en una victoria ‘Inmaculada’ del Atlético de Madrid.