La Tierra dejará de ser como la conocemos: así será el nuevo mapa del mundo
A lo largo de la extensa historia de la Tierra, que abarca unos 4.500 millones de años, ha experimentado un fascinante ciclo de formación y disolución de supercontinentes. Este proceso, impulsado por el constante movimiento de las placas tectónicas, ha dado lugar a la creación y desaparición de diversos supercontinentes. Entre ellos se encuentran Vaalbará, Ur, Kenorland, Columbia (también conocido como Nuna o Hudsonia), Rodinia, Pannotia y Pangea.
Este fenómeno, que ha ocurrido varias veces en la historia de la Tierra, ha sido un ciclo de unión, fragmentación y posterior reunión de las masas terrestres. Cada 400 o 500 millones de años, las placas tectónicas se han fusionado para formar supercontinentes, solo para separarse nuevamente en continentes individuales con el tiempo. Cabe señalar que los supercontinentes más antiguos, como Vaalbará y Ur, son en gran medida hipotéticos, y existe diversidad de opiniones entre los expertos sobre sus formas exactas y el período preciso de su existencia.
Pangea Próxima, el nuevo supercontinente de la Tierra
El continuo ciclo de formación de supercontinentes indica que, en algún momento dentro de los próximos 250 millones de años, las placas tectónicas volverán a fusionarse para dar lugara un nuevo supercontinente. Bautizado como Pangea Próxima, este futuro escenario geológico ha sido anticipado por el geólogo estadounidense Christopher Scotese. Aunque también se le ha denominado Neopangea o Pangea II en referencia al supercontinente predecesor, Scotese inicialmente lo llamó Pangea Última antes de cambiarlo a Pangea Próxima.
Recientemente, ha surgido un mapa que muestra cómo podría ser Pangea Próxima una vez se forme dentro de los próximos 250 millones de años. El mapa sugiere que gran parte de la masa terrestre se unirá, dejando lugares como Nueva Zelanda, Chukotka (parte del actual territorio del noreste de Rusia) y Escocia en condición de islas. Curiosamente, Escocia se separaría de Inglaterra y Gales, que aparecen como parte del supercontinente. En el centro de este escenario, el Océano Índico se transformaría en el Mar Índico.
En esta representación, España se ubicaría al norte, manteniendo su conexión con Portugal y Francia, pero también uniendo sus límites con Italia, Marruecos, Argelia y Túnez. No obstante, estas fronteras actuales podrían evolucionar significativamente a lo largo de tantos millones de años. Cabe mencionar que algunos científicos sostienen que, para ese periodo, las condiciones de vida en la Tierra podrían ser inviables debido a un aumento extremo de las temperaturas.
Condiciones de vida
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Bristol, y publicado en ‘Nature Geoscience’, subraya que el eventual surgimiento de Pangea Próxima dará lugar a condiciones «hostiles» para una amplia variedad de seres vivos que actualmente habitan el planeta. En este escenario futuro, la falta de humedad convertiría estas áreas en desiertos inhóspitos, solo aptos para ciertos mamíferos muy específicos.
Adicionalmente, la disminución de la humedad afectaría la capacidad de los océanos para transportar sílice, un proceso que normalmente contribuye a eliminar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Se prevé que el Sol sea un 2,5% más brillante en el momento de la formación del nuevo supercontinente, lo que contribuiría a un calentamiento adicional. Este incremento en la luminosidad solar se atribuye al agotamiento de hidrógeno en el núcleo de la estrella, que resulta en una mayor tasa de fusión nuclear.
Por lo tanto, la formación de este próximo supercontinente anticipa la posibilidad de la mayor extinción masiva desde el evento que puso fin al reinado de los dinosaurios. Según los científicos, el clima en Pangea Próxima será tan cálido y seco que dificultará la supervivencia de numerosas especies animales y vegetales conocidas hoy en día.
En este lejano futuro, la intensificación de la radiación solar hará que la Tierra experimente un calentamiento considerable, mientras que los procesos tectónicos en la corteza terrestre provocarán erupciones volcánicas frecuentes. Alejandro Farnsworth, geólogo de la Universidad de Bristol y uno de los autores de la investigación, destaca que «los humanos, junto con muchas otras especies, sucumbirían debido a su incapacidad para disipar el exceso de calor a través de la transpiración y enfriar sus cuerpos», según recoge ‘National Geographic’.
La potencial habitabilidad de Pangea Próxima dependerá en gran medida de su ubicación en el planeta. Según el modelo de Farnsworth y su equipo, el supercontinente se forma en el ecuador terrestre, donde las temperaturas son significativamente más cálidas en comparación con sus polos. No obstante, otros modelos, como el propuesto por Hannah Davies, geóloga del Centro Alemán de Investigación de Geociencias en Potsdam, sugieren que Pangea Última podría fusionarse cerca del Polo Norte, donde las condiciones frías podrían ser más propicias para la prosperidad de la vida.
Davies señala que la extinción total no es el único resultado posible, pero reconoce que el futuro plantea desafíos para la vida en la Tierra. Esta perspectiva más sombría deja en evidencia la complejidad de prever el destino de la vida en un escenario tan distante como la formación de Pangea Próxima.
Temas:
- La Tierra