Ciencia

Qué es un satélite y cómo es su funcionamiento

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Si alguna vez te has preguntado qué es un satélite y cómo es su funcionamiento, probablemente lo has hacho algo confundido porque existen varios tipos de ellos. Solemos asociarlos con los naturales, como la Luna, pero también sabemos que hay satélites artificiales.

Hablamos de un cuerpo que orbite alrededor de un planeta, en este caso la Tierra, siguiendo un recorrido. Antiguamente sólo había satélites naturales, pero el ser humano ha desarrollado al máximo la idea de satélites artificiales.

¿Cuál fue el primer satélite artificial?

Fue del Sputnik-1, lanzado por la entonces Unión Soviética en el año 1957. Por aquellos días no tenía más utilidad que transmitir unas pocas señales de radio. Permaneció orbitando cerca de tres meses; y fue el inicio de la carrera espacial que acabaría con la llegada del hombre a la Luna dos años más tarde, a bordo de la misión Apollo 11. Desde entonces, la tecnología ha evolucionado mucho.

Hasta tal punto de que, en la actualidad, los satélites artificiales son indispensables para la localización, la predicción meteorológica y, junto con ello, para posibilitar las comunicaciones que los seres humanos mantenemos entre nosotros a kilómetros de distancia.

Los satélites naturales

El satélite natural es aquel cuerpo celeste que orbita alrededor de un planeta o de otro cuerpo celeste, siempre que no sea una estrella, que se encuentra en el Universo.

Se trata de cuerpos sólidos, sin atmósfera habitualmente, y de diversos tamaños y densidades.

Actualmente se conocen cientos de satélites que orbitan alrededor de los diferentes planetas conocidos por el hombre. El primero al que se le dio nombre fue a la Luna, y posteriormente, comenzaron a nombrarse por nombres extraídos de la mitología antigua, mayormente griega y romana.

Por el momento se ha descubierto que todos los planetas, excepto Mercurio y Urano, cuentan con satélites orbitando a su alrededor. En la Tierra solo conocemos la Luna, mientras que otros como Júpiter o Saturno, se cuentan por decenas (79 y 82 respectivamente).

Pero, ¿cómo entra en órbita un satélite?

Al igual que hace medio siglo, algunos satélites son lanzados por cohetes; mientras que otros se ponen en órbita de forma alternativa siendo llevados hasta allí por un «ómnibus espacial». Y un detalle muy curioso es que, cuanto más cercano es al Ecuador del punto desde donde se hace el lanzamiento, menos combustible se necesita porque la velocidad de rotación de la Tierra es superior.

Una vez que el satélite artificial alcanza la altitud requerida, es liberado para que se sume a la órbita junto a los satélites naturales. Mayormente, estos equipos acompañan a la Tierra desde su eje de rotación, recibiendo, amplificando y retransmitiendo datos.

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