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La parte de tu casa que está asquerosamente sucia y nadie limpia: el truco de mi abuela para que quede como nuevo

Truco de limpieza
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

A menudo nos concentramos en limpiar lo que está a simple vista: el suelo, los muebles, las ventanas… Pero hay elementos del hogar que acumulan mucha más suciedad de la que imaginamos, como el radiador, que se puede convertir en un verdadero foco de polvo, grasa y hasta moho. Mantener los radiadores limpios no sólo mejora su aspecto, sino que también optimiza su funcionamiento, ya que un radiador sucio pierde eficiencia, consume más energía y hasta puede afectar la calidad del aire que respiramos.

Afortunadamente, existe un aliado natural, económico y poderoso para mantenerlos impecables: el vinagre, que ayuda a remover la suciedad pegada, desinfectar y, en algunos casos, incluso aflojar restos de óxido superficial. Además, a diferencia de los limpiadores industriales, el vinagre no es tóxico, no contamina el ambiente y no deja residuos dañinos.

Cómo dejar los radiadores relucientes usando vinagre

El radiador cumple una función clave en el hogar: distribuir el calor para mantener una temperatura agradable en las habitaciones. Sin embargo, al estar generalmente ubicado contra la pared o cerca del suelo, tiende a acumular polvo, telarañas, grasa (especialmente en la cocina, pelusas e incluso restos de insectos. Esta suciedad actúa como una barrera que impide que el calor se transmita correctamente, haciendo que el aparato trabaje de más, consuma más energía y se desgaste más rápido.

Además, los residuos acumulados pueden desprender olores desagradables cuando se calienta el radiador, y en algunos casos hasta pueden favorecer la proliferación de bacterias y hongos, especialmente en ambientes húmedos. Por lo tanto, es necesaria una limpieza periódica, especialmente antes y después de la temporada invernal.

Paso a paso

Antes de comenzar con la limpieza, es fundamental reunir todos los elementos necesarios. Vas a necesitar vinagre blanco de alcohol, ideal por su poder desinfectante y desengrasante, y un poco de agua tibia para diluirlo. También es útil contar con un recipiente grande o balde donde preparar la mezcla. Para la aplicación, necesitás una esponja suave o un estropajo que no sea abrasivo, ya que así evitarás rayar la superficie del radiador, así como un paño de microfibra será perfecto para secar y dar el toque final.

Por otro lado, una cuerda o banda elástica puede ayudarte a sujetar la esponja de forma que puedas introducirla fácilmente entre las rendijas. Finalmente,  un plumero o una brocha de cerdas suaves servirá para retirar el polvo superficial antes de aplicar la mezcla. Y no te olvides de los guantes de limpieza, especialmente si tienes piel sensible.

  1. Lo primero es la seguridad. Asegúrate de que el radiador esté completamente apagado y frío antes de comenzar la limpieza.
  2. Coloca una toalla o trapo viejo en el suelo, justo debajo del radiador.
  3. Utiliza un plumero, una brocha o un paño seco para quitar la capa superficial de polvo, telarañas y pelusa. Presta atención a las ranuras y partes traseras, donde el polvo suele acumularse sin que nos demos cuenta. Si tienes una aspiradora con boquilla fina, también puedes usarla para limpiar el polvo atrapado entre las placas o rejillas del radiador.
  4. En un balde, mezcla una parte de vinagre con una parte de agua tibia. La proporción ideal es 1:1. Si el radiador está muy sucio, puedes usar el vinagre sin diluir para las zonas más afectadas.
  5. Coge una esponja suave y sumérgela en la mezcla de vinagre y agua. Escúrrela un poco para evitar que escurra demasiado líquido y comienza a frotar la superficie del radiador con movimientos suaves pero firmes.
  6. Para acceder a las zonas más difíciles, como entre las rendijas, puedes sujetar la esponja con una cuerda en el centro, creando una especie de «herramienta flexible».
  7. Otra opción es usar un cepillo de dientes viejo para llegar a rincones pequeños y limpiar bien entre las hendiduras.
  8. Una vez que hayas limpiado toda la superficie, pasa un paño húmedo con agua limpia para retirar cualquier resto de vinagre que haya quedado. Este paso es importante para evitar que el vinagre, al secarse, deje un olor fuerte o manchas en la pintura del radiador.
  9. Después, utiliza un paño seco o un secador de pelo (en modo frío o tibio) para eliminar la humedad restante. Así evitarás la formación de óxido y dejarás el radiador listo para volver a funcionar.

Si observas manchas leves de óxido en el radiador, puedes aplicar vinagre blanco sin diluir directamente sobre esas áreas. Deja actuar unos 15 minutos y luego frota con un cepillo suave para remover el óxido sin dañar la superficie. En el caso de que haya grasa acumulada, especialmente en radiadores ubicados en cocinas, una cucharada de bicarbonato de sodio mezclada con vinagre y agua potenciará el efecto desengrasante.

En cuanto a la frecuencia de limpieza, lo ideal es realizar una limpieza profunda dos veces al año: antes de que empiece el invierno y al finalizar. Asimismo, usar un plumero una vez por semana ayudará a mantenerlo en buenas condiciones.

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