Cayetano Rivera sustituye a Roca Rey en la feria de Roquetas de Mar
El torero Cayetano Rivera sustituye este sábado al lesionado Roca Rey en el primer festejo de la Feria de Santa Ana de la localidad almeriense de Roquetas de Mar. El del clan de los Rivera Ordóñez hará el paseíllo junto a David Fandila «El Fandi» y el francés Sebastián Castella con toros de Núñez del Cuvillo. No es la primera vez que el menor de los Rivera Ordóñez coge una sustitución de Roca Rey, pues ya actuó en su lugar en la tarde de ayer en la ciudad francesa de Mont de Marsan.
El peruano permanece de baja sin fecha de reaparición por una lesión cervical que le ha hecho perderse ya varios compromisos y hará también que no pueda estar en algunas de las ferias venideras como las de Santander o Valencia.
Por otro lado, el diestro López Simón, con un total de tres orejas, abrió la primera Puerta Grande de la feria de «la Madeleine» de Mont de Marsan (sur de Francia) en una tarde en la que hubo un toro cumbre y de vuelta al ruedo de Fuente Ymbro, el segundo, y en la que Miguel Ángel Perera sumó también un apéndice.
Lo de López Simón con los sorteos es algo digno de estudio. Este viernes volvió a quedar corroborado al tocarle en suerte a Pijotero, un gran toro de Fuente Ymbro lidiado en segundo lugar y premiado finalmente con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Y es que, a decir verdad, fue el toro el que marcó el ritmo de una faena que tuvo la ligazón como principal virtud. Pero faltó autoridad en las tandas que López Simón le pegó por los dos pitones, mandar de verdad sobre ellas y no engarzar pases y más pases que fue lo que realmente hizo. Pero la gente vibró con el quehacer del madrileño, de ahí las dos orejas que acabó paseando después de la vuelta al ruedo a Pijotero.
El quinto tuvo mucho que torear y López Simón volvió a estar demasiado ligerito con él, tanto que en una arrancada por el izquierdo el animal le echó mano y le pegó una tremenda voltereta, de la que se repuso el hombre para volver a la carga. Ese pundonor fue lo que hizo que los tendidos volvieran a entregarse con él y le acabara premiando con otro trofeo más.
Perera paseó también una oreja del primero de la corrida, un toro que tuvo movilidad pero nunca se entregó en los engaños del extremeño, que anduvo firme con él para coronar la faena de una gran estocada. El cuarto, en cambio, fue un toro vacío de todo con el que Perera anduvo insistente de más a lo largo de una labor plúmbea y de escaso contenido.
El primero de Aguado se sujetaba con alfileres, pero fue suficiente para que el sevillano le dejara momentos de tremenda torería a lo largo de un trasteo que a buen seguro hubiera sido de premio de no atascarse con los aceros. El sexto tampoco aportó y Aguado volvió a dejar fogonazos aislados dentro de otra faena sin unidad ni continuidad.