Bacterias resistentes: la amenaza silenciosa que crece
Las bacterias resistentes son una realidad que afecta a nuestra salud y bienestar. Aunque el panorama es preocupante, no todo está perdido.
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El aumento continuo de bacterias resistentes a los antibióticos es una amenaza cada vez más apremiante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años advirtiendo que, si no se toman las medidas adecuadas, podríamos está al frente de una era en la que infecciones comunes vuelvan a ser mortales.
Las bacterias resistentes ya causan más de 1,2 millones de muertes al año en el mundo. En España, matan a cuatro veces más personas que los accidentes de tráfico; en Europa, las cifras superan las 33.000 muertes anuales.
¿Qué son las bacterias resistentes?
Las bacterias resistentes son microorganismos que han desarrollado la capacidad de sobrevivir y multiplicarse a pesar de la presencia de antibióticos, medicamentos que normalmente las eliminarían. Este fenómeno ocurre principalmente debido a la presión selectiva que ejercen estos fármacos, que provoca que solo las cepas más fuertes y adaptadas logren sobrevivir. Con el tiempo, esta resistencia se puede transmitir a otras bacterias, creando cepas aún más peligrosas.
Causas de la resistencia
El fenómeno de la resistencia bacteriana es consecuencia directa del mal uso de los antibióticos. Estos medicamentos son considerados uno de los mayores avances de la medicina moderna, pero están perdiendo eficacia debido a tres factores, que son los siguientes.
Uso excesivo en humanos
Muchas personas toman antibióticos para gripes o resfriados. Estas enfermedades son causadas por virus y estos fármacos no funcionan contra ellas. Así mismo, es frecuente que muchos abandonen el tratamiento antes de tiempo. Esto lleva a que las bacterias más fuertes sobrevivan y se reproduzcan.
Abuso en la ganadería
En muchos países, los antibióticos se emplean de forma masiva en los animales sanos para acelerar su crecimiento. Se estima que en algunas regiones hasta el 75% del consumo total de estos medicamentos proviene de la industria agropecuaria.
Falta de nuevos antibióticos
Desarrollar estos fármacos no es rentable para las farmacéuticas, ya que deben usarse durante periodos cortos y cuando aparecen resistencias dejan de ser útiles. Mientras que en los años 80 se aprobaban decenas de nuevos antibióticos, en la última década solo han llegado dos al mercado.
Otros factores
La globalización y la contaminación ambiental son factores que aceleran la propagación de las bacterias resistentes. De igual manera, la falta de higiene en los centros médicos facilita la transmisión de bacterias peligrosas entre pacientes vulnerables.
También hay un vacío en el tema de educación. Muchas personan no saben que los antibióticos no sirven para todo y los piden “por si acaso” en sus consultas médicas. Adicionalmente, las fábricas de medicamentos liberan antibióticos al medio ambiente y crean focos de resistencia en la naturaleza en algunos países.
Bacterias resistentes peligrosas
No todas las bacterias representan el mismo nivel de amenaza. La OMS ha identificado algunas como “prioridad crítica” por su resistencia a múltiples fármacos:
- Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA). Causa infecciones en la piel y heridas que llegan a ser mortales en los pacientes hospitalizados.
- Klebsiella pneumoniae. Una bacteria común en entornos médicos que resiste incluso a los antibióticos de último recurso.
- Acinetobacter baumannii. Conocida como “Iraqibacter” por su propagación en conflictos bélicos. Es capaz de sobrevivir en superficies hospitalarias durante semanas.
- Mycobacterium tuberculosis. La tuberculosis resistente mata a más de 200.000 personas al año y es especialmente difícil de tratar.
Estos microorganismos no solo se encuentran en los hospitales. Van de país en país a través del comercio y el turismo, y contaminan ríos y suelos debido a los vertidos de antibióticos. En la India, por ejemplo, el 70% de las bacterias en aguas residuales presentan algún tipo de resistencia.
Detener la crisis
Algunos países como Holanda y Suecia han logrado reducir sus tasas de resistencia con medidas estrictas. Emplean un enfoque integral, conocido como “One Health” (Una sola salud), que toma en cuenta la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental.
En este modelo las acciones fundamentales son principalmente las siguientes:
- Prohibir su uso preventivo en animales sanos.
- Evitar la automedicación.
- Recetarlos solo cuando sean estrictamente necesarios.
- Explorar alternativas como la fagoterapia o las nanopartículas.
- Incentivar a las farmacéuticas para que desarrollen nuevos antibióticos.
- Mejorar la higiene en hospitales.
- Vigilar el uso de antibióticos en la agricultura y ganadería.
- Educar a la población.
Las bacterias resistentes no desaparecerán por sí solas. Cada medida de prevención, cada avance científico y cada campaña de concientización nos acercan a una solución realmente efectiva.
Colaboración global
La resistencia a los antibióticos no conoce fronteras. Por ello, es fundamental que los países trabajen juntos para compartir información, recursos y estrategias efectivas para abordar esta amenaza.
La colaboración, la educación y la innovación son claves para frenar el avance de estas cepas peligrosas. La lucha contra la resistencia a los antibióticos es un esfuerzo colectivo que requiere la participación activa de todos: gobiernos, profesionales de la salud, industria farmacéutica y, por supuesto, la sociedad. Solo así podremos asegurar un futuro en el que la medicina continúe salvando vidas sin la sombra de la resistencia bacteriana.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Bacterias