Cómo funcionan los antibióticos
Los antibióticos son medicamentos fuertes que se usan para tratar infecciones, incluso aquellas que pueden causar la muerte. Sin embargo, estos productos pueden hacer más mal que bien cuando no se usan de la manera apropiada.
Para que evitéis usos indebidos y protegeros tanto a vosotros mismos como a vuestra su familia, a continuación os explicamos qué son los antibióticos, cómo funcionan, qué tipos existen y cuáles son los errores más comunes que se suelen cometer.
Qué son los antibióticos
Un antibiótico es una sustancia procedente de un organismo vivo, generalmente un hongo, y que es capaz de matar a los gérmenes que se han introducido en un ser vivo. La penicilina fue el primero en ser descubierto, por Alexander Fleming, y se utilizó para el tratamiento de las enfermedades humanas.
Se trata de una palabra derivada de las términos griegos anti «contra» y bios «vida». Por tanto, un antibiótico es cualquier sustancia que sirva para matar o inhibir (que dejen de actuar) organismos infecciosos, que son aquellos que causan enfermedades infecciosas (que se transmiten de unos seres vivos a otros).
¿Cómo funcionan?
El principio de acción de los antibióticos se basa en la toxicidad selectiva: su objetivo es matar a los organismos dañinos invasores y respetar a los presentes naturalmente en el cuerpo. Su mecanismo de actuación depende del tipo de antibiótico y de las bacterias contra los que actúen. Así hay varios tipos, como la penicilina.
Tipos de antibacteriales
Los antibacteriales o antibióticos atacan el proceso de la enfermedad al destruir la estructura de las bacterias o su capacidad de dividirse o reproducirse.
Los científicos con frecuencia ordenan los antibacteriales por categorías de la siguiente manera:
- Algunos antibacteriales (por ejemplo, penicilina, cefalosporin) matan las bacterias absolutamente y se llaman bactericidas. Pueden atacar directamente la pared de la célula bacterial, que lesiona la célula. Las bacterias ya no pueden atacar al cuerpo, lo que evita que estas células hagan más daño dentro del cuerpo.
- Otros antibacteriales (por ejemplo, tetraciclina, eritromicina) bloquean el crecimiento y reproducción de las bacterias. Con frecuencia se llaman antibióticos bacteriostáticos, evitan que los nutrientes lleguen a la bacteria, lo que les impide dividirse y multiplicarse. Debido a que se necesitan millones de bacterias para continuar con el proceso de la enfermedad, estos antibióticos pueden detener la infección y darle al sistema inmunológico del cuerpo tiempo para atacar.
Errores más comunes de los pacientes
- Los pacientes piden antibióticos que no necesitan. Por ejemplo, piden un antibiótico para tratar un resfriado.
- No toman los antibióticos como les indica el médico. Por ejemplo, dejan de tomar el medicamento antes de terminar todas las pastillas. Esto puede ayudar a que los gérmenes crezcan y se vuelvan más fuertes.
- Guardan los antibióticos y los toman después por su cuenta.
¿Por qué no son útiles contra los virus?
Debido a los mecanismos de actuación antes citados, los antibióticos no pueden ser útiles frente a los virus ya que se dirigen a las membranas bacterianas que poseen características distintas a las que tienen los virus o a los procesos internos que permiten la vida a las bacterias que no existen en los virus.
En cambio, los antivirales sí tienen efectos específicos contra los componentes de los virus, rutas que no existen en las bacterias y, por tanto, que no son útiles para las infecciones que éstas producen.
Podemos obtener más información acerca de su funcionamiento y uso visitando este artículo.