Alerta de los científicos por la corriente oceánica que puede colapsarlo todo: no dan crédito a las consecuencias

Los científicos han identificado la AMOC (Circulación de Retorno Meridional del Atlántico, por sus siglas en inglés) como una corriente oceánica muy importante para la regulación climática del hemisferio norte. Su influencia sobre Europa, Norteamérica y parte del Ártico es crucial, ya que actúa como una enorme cinta transportadora de calor que lleva aguas cálidas desde el Caribe hasta las latitudes del norte, al tiempo que envía aguas frías y densas hacia el sur en profundidad.
Sin embargo, el calentamiento global y el deshielo acelerado de Groenlandia está alterando su equilibrio natural. En los últimos años, estudios como los publicados en Environmental Research Letters y por investigadores del IPCC alertan de que la AMOC ha disminuido su velocidad en torno a un 15 % desde mediados del siglo XX. Este debilitamiento, aunque gradual, tiene implicaciones muy significativas. Cuando se vierte agua dulce proveniente del deshielo en el Ártico y Groenlandia, la densidad disminuye, ralentizando la circulación de la corriente oceánica. Además, el aumento global de la temperatura superficial del océano impide que las aguas cálidas se enfríen adecuadamente y se hundan, alterando la dinámica del sistema.
Posible colapso de la corriente oceánica AMOC
«La AMOC es un sistema de corrientes oceánicas que transporta calor al Atlántico norte. El agua superficial cálida procedente de los trópicos fluye hacia el norte y libera su calor en el Atlántico subpolar, al sur de Groenlandia y al oeste de Gran Bretaña e Irlanda. Posteriormente, se enfría y desciende a una profundidad de entre 2.000 y 3.000 metros antes de regresar al sur en forma de corriente fría. La AMOC es uno de los mayores sistemas de transporte de calor del planeta, ya que transporta el equivalente a 50 veces el consumo energético humano, y tiene un impacto especialmente fuerte en el clima europeo, afectando la absorción de dióxido de carbono y el suministro de oxígeno de los océanos, así como los patrones de precipitaciones en los trópicos», detalla Climática.
Los efectos de un posible colapso de la AMOC serían devastadores. Los modelos climáticos indican que Europa podría experimentar inviernos extremadamente fríos, con descensos de temperatura de hasta 15 grados en algunas regiones, mientras que el norte de África y el sur de Asia, sufrirían un aumento significativo de las temperaturas. Este cambio podría modificar los patrones de lluvias, afectando gravemente la agricultura en India, Sudamérica y África Occidental. En América del Norte, la costa este podría experimentar un aumento significativo del nivel del mar.
El sistema de la AMOC está impulsado por la Corriente del Golfo, que transporta agua cálida desde el Caribe hasta Europa y el Atlántico Norte. Al llegar a latitudes más frías, el agua se enfría, aumenta su densidad y se hunde, cerrando el circuito y asegurando la circulación global. Si este ciclo se interrumpe, el flujo de calor hacia el norte se reduce, lo que podría enfriar zonas como Islandia y el norte de Europa mientras el sur se calienta. Investigadores como Stefan Rahmstorf, del Instituto para la Investigación del Impacto Climático (PIK), subrayan que esta ralentización ya no puede considerarse un evento improbable.
«Mi conclusión es que la AMOC se está debilitando, que es un punto de inflexión del sistema climático, que no sabemos cuándo colapsará, pero que los últimos estudios nos dicen que puede ocurrir en este siglo. La única solución que tenemos es eliminar los combustibles fósiles de la manera más rápida posible y reducir ya mismo las emisiones. Estamos a punto de superar el 1,5ºC y este declive no se ve. Los científicos estamos intentando comunicar los riesgos a los tomadores de decisiones. La mitigación es urgente. Ojalá nos escuchen», comenta Stefan Rahmstorf.
Y añade: «Tenemos la AMOC porque el Atlántico norte es salado, y el Atlántico norte es salado porque tenemos la AMOC. Hablamos de un sistema de retroalimentación autosostenible y autoamplificador. Ahora bien, si se empieza a diluir la salinidad en las altas latitudes septentrionales del Atlántico norte, por ejemplo, con el deshielo, el agua se vuelve menos salada, el hundimiento se ralentiza, se trae menos agua salada desde las zonas subtropicales, lo que amplifica el hundimiento y lo ralentiza. Entonces, la retroalimentación autoamplificadora funciona a la inversa, llevando el sistema a un estado de desactivación».
En definitiva, la evidencia científica confirma que el riesgo de colapso de esta corriente oceánica no es remoto. Islandia ha dado un paso sin precedentes al declarar la AMOC como amenaza de seguridad nacional, subrayando que el cambio climático es una cuestión de supervivencia y seguridad global.
«Nosotros, los abajo firmantes, somos científicos que trabajamos en el campo de la investigación climática y consideramos urgente llamar la atención del Consejo Nórdico de Ministros sobre el grave riesgo de un cambio significativo en la circulación oceánica en el Atlántico. Diversos estudios científicos realizados en los últimos años sugieren que este riesgo se ha subestimado considerablemente hasta la fecha. Un cambio de esta magnitud en la circulación oceánica tendría consecuencias devastadoras e irreversibles, especialmente para los países nórdicos, pero también para otras partes del mundo», concluye Stefan Rahmstorf.
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