crítica

El ballet ‘Cascanueces’ siempre llega por Navidad

El International Ballet Company se ha acercado los días 3 y 4 de enero al Auditórium de Palma, programando 'El lago de los cisnes' y 'Cascanueces'

ballet Cascanueces
El ballet 'Cascanueces' en el Auditórium de Palma.

El Año Nuevo nos acercaba, una vez más, el ballet-fantasía Cascanueces, estrenado en 1892 y que cierra la trilogía de Tchaikovsky en colaboración con Marius Petipa, si bien parece ser que en esta ocasión sea discutible que todo el trabajo coreográfico fuera suyo debido a imprevistos vinculados a la muerte de la hija de Marius Petipa, de 15 años, víctima del cáncer. En todo caso, hablamos de una trilogía mágica iniciada con El lago de los cisnes en 1877 y continuada con La Bella Durmiente en 1890 hasta ser coronada esta trilogía con el estreno dos años después, en San Petersburgo, de lo que ahora mismo nos ocupa y que, además, es considerado el ballet de Navidad por excelencia y no solamente por haberse estrenado un 18 de diciembre.

Pero vayamos por partes. Hace algo más de dos décadas que nos visita en el Auditórium de Palma una compañía sui generis especializada en ballets clásicos y que, invariablemente, repite y repite constantemente la trilogía.

Para hacernos una composición de lugar bueno será recordar que hablamos del Ballet de Moscú, creado tras la desaparición de la Unión Soviética con el único objetivo de salvaguardar la esencia del ballet clásico de la escuela rusa, y qué mejor para ello que reivindicando repetidamente esta trilogía. Así ocurrió hasta el año 2021. De manera invariable cuatro veces al año nos visitaba, hasta producirse la ocupación rusa de Ucrania, lo que derivaría en la desaparición del Ballet de Moscú, como daño colateral, trasladándose el proyecto a Moldavia, con la creación del International Ballet Company. Así viene sucediendo desde el año 2022, permaneciendo invariable el proyecto.

Llama la atención que a pesar de producirse regularmente estas continuadas visitas, el teatro sigue llenándose invariablemente. No en vano hablamos de un tesoro inmaculado que siempre mantiene despierto el interés del público pasen los años que pasen. En esta ocasión, International Ballet Company se acercaba los días 3 y 4 de enero al Auditórium de Palma –lo hará otra vez el próximo abril- y para la ocasión, programando El lago de los cisnes y Cascanueces, que éste es en realidad el genuino ballet de Navidad por dos razones. La primera, y probablemente la circunstancial, que se estrenó en San Petersburgo el 18 de diciembre de 1892, y la segunda, y fundamental, porque la acción se sitúa, específicamente, en vísperas de la Navidad en la adaptación saludable de aquel cuento de E.T.A. Hoffmann centrado en la lucha de un valeroso Cascanueces contra el Rey de los Ratones.

Curiosamente, el estreno de Cascanueces no fue un éxito inmediato, pero corriendo el tiempo el estreno en 1950 de la película Fantasía, de Walt Disney, acabó siendo el revulsivo que encumbró aquellas melodías, Cascanueces, ballet en dos actos, el primero, El hogar de los Stahbaum en tiempo real, y el segundo El Reino de los Dulces, inmerso en la más absoluta fantasía. La acción transcurre, como digo, en la víspera de Navidad, mientras el segundo acto se centra en el sueño que le otorga vida a la figura regalada a Clara, la hija de los príncipes, de un cascanueces.

La música del primer acto queda eclipsada por las maravillosas evocaciones del segundo, cuyas melodías mundialmente célebres están en la suite orquestal que Piotr Illich Tchaikovsky recogió para su versión en concierto, destacado muy en especial el Grand adagio del Pas de Deux, que se baila después del vals de las flores. Aunque la pregunta es por qué a pesar de tanta repetición no deja de acudir el público en masa a la llamada de estas representaciones.

Precisamente por el escrupuloso respeto a la escuela rusa de ballet clásico, que durante la Unión Soviética tuvo como grandes referentes el Bolshoi de Moscú y el Marinski de San Petersburgo. El Ballet de Moscú, primero, y el International Ballet Company, ahora, se han mantenido fieles a este legado. Porque aun siendo cierto que grandes compañías internacionales de ballet incluyen entre su variado programa piezas clave del repertorio clásico, es en las llamadas compañías de repertorio donde se mantiene fiel la tradición.
Tengo por costumbre acudir, sólo de vez en cuando, a la representación de algún ballet de la trilogía Tchaikovsky-Petipa. Nunca me decepcionan.

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